Discurso y debate, los presidenciables

  • Fidencio Aguilar Víquez
Las actitudes de los seguidores de AMLO en redes. La denuncia, ¿otro manoseo de instituciones?

Trato de entender la actitud virulenta, desproporcionada, casi salvaje, de muchos de los seguidores de López Obrador, sobre todo en redes sociales, en especial Twitter, cuando los datos no favorecen a su candidato, me refiero en específico a la encuesta de Reforma intitulada “Un vistazo al voto universitario”. Lejos de esa actitud de “amor y paz” del candidato presidencial puntero en la mayoría de las encuestas –mismas que en otro momento descalificó-, sus seguidores responden como si fueran el mismo López Obrador recargado. Por supuesto que ahora la encuesta de preferencia electoral que publica el mismo periódico no será cuestionada por ellos, y el medio mismo lavará toda suerte de sospecha.

 

Son ellos –sus seguidores en redes- los que increpan, dan datos, ponen documentos (a veces de manera errónea), generalmente notas, noticias y reportajes, como cuando se les cuestionó sobre los estudios de (in)viabilidad del nuevo aeropuerto de la CDMX e hicieron circular un artículo de Claudia Sheinbaum y otros para oponerse a tal proyecto en Texcoco, pero de un estudio técnico, nada. Por supuesto tampoco se encuentra el estudio técnico para ampliar la base aérea de Santa Lucía, en el estado de México.

 

Insisto, esa virulencia, ese lenguaje del que Krauze se quejó cuando escribió en su cuenta de Twitter que el candidato predicaba paz y sus seguidores practicaban el odio, los mensajes de los seguidores del candidato –enmascarados muchos de ellos- confirmaron lo dicho por el escritor: insultos, desprecios, vituperios, incivilidad. Tal parece que la ventaja que dicen tener no les da tranquilidad, serenidad, cabeza fría y ánimo para convencer a los demás, sobre todo a los indecisos.

 

El próximo domingo es el primer debate entre candidatos presidenciales, si bien algunos columnistas y analistas señalan que este tipo de ejercicios no suele definir el voto de casi nadie, o de muy pocos, me parece que hay elementos inéditos en el ejercicio. Ya en una ocasión, López Obrador no acudió a un debate, precisamente en la elección que perdió con Calderón, y eso le restó puntos. No creo que ahora, que lleva más ventaja en puntos porcentuales, vaya a faltar. Su estrategia es dar por hecho lo que ahora le brindan la mayoría de las encuestas: que ya está definida la elección. Desde luego, falta ver cómo responden, cómo argumentan, cómo plantean sus posturas los demás candidatos –y la candidata-, sobre todo Anaya y Meade. Datos, números, acusaciones. Y también quizá la perspicacia de los conductores, de centrar, replantear, redirigir la temática.

 

Hay algo que veremos en el debate a lo que ya estamos acostumbrados (precisamente datos, números y acusaciones), pero también algo inédito: el talante y el talento del próximo presidente de los estados unidos mexicanos. ¿Quién se aproximará más a ello de los candidatos? Ya estaremos analizando el discurso, la presentación y la retórica de los involucrados. Es de esperar, por ejemplo, que Margarita se lance contra Anaya y lo trate de ubicar como un agente más del sistema, sobre todo por sus prácticas, que para ella son lo mismo que el viejo PRI. Y veremos, e imaginamos, que el “Bronco” se lance contra todos, en especial contra López Obrador para tratar de llegar a la gente sencilla pero que también está enojada con la situación del país. Claro, está el antecedente del favor que le hizo el tribunal electoral con el claro manoseo no sólo de las instituciones electorales (que viven de la confianza ciudadana) sino de la mismísima argumentación jurídica.

 

Por cierto, y para aderezar el contexto del debate, nos encontramos con la noticia de la denuncia presentada ante la PGR por Alejandro Ponce Rivera, un viejo funcionario de Hacienda en tiempos de López Portillo, en contra de López Obrador y su esposa por posible lavado de dinero al no presentar en sus declaraciones fiscales los gastos y erogaciones del 2008 al 2015 que llevaron a cabo (incluso en algunos años no haber presentado sus declaraciones fiscales).

 

Llama mi atención, respecto de la denuncia contra la esposa, el “primer probable delito de lavado de dinero: al probablemente adquirir en el año dos mil diez, de contado, un terreno en San Andrés Cholula, Puebla, ya que en ese año la denunciada pudiera haber pagado el precio de ese terreno sin haber presentado su declaración anual del impuesto sobre la renta de las personas físicas correspondiente al ejercicio fiscal de dos mil diez”.

 

Claro, inmediatamente salta un simpatizante del candidato presidencial para manifestar lo siguiente: “Pero si es todo lo que le han podido encontrar a su esposa eso habla bien de AMLO, porque falta que comprueben esas baratijas. Son migajas comparado con lo que nos han robado otros.”

 

Cosas veredes, Sancho. Sin duda esta estrategia, como no me cabe duda de que el régimen lo hizo con Anaya, ahora lo pretenda hacer con López Obrador. Lo que confirmaría el manoseo de las instituciones. A final de cuentas como alguna vez escribió Lyotard: «Lo imposible es lo único que puede suceder».

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Fidencio Aguilar Víquez

Es Doctor en Filosofía por la Universidad Panamericana. Autor de numerosos artículos especializados y periodísticos, así como de varios libros. Actualmente colabora en el Centro de Investigación Social Avanzada (CISAV).