Las TIC en escuelas secundarias de Puebla

  • Sandra Aguilera Arriaga
Más allá de los dispositivos. Ventajas y desventajas. Los retos que afrontar.

En los últimos veinte años, la presencia creciente de las TIC ha sido la constante en la mayoría de los países del mundo. Este fenómeno ha traído consigo la tecnificación de la vida cotidiana. Se puede comprar por internet, se pueden “hacer de amigos”, es posible acceder a una variada información, juegos, “aparatos culturales” de todo tipo; incluso se pueden hacer espacios de debate y confrontación política o privada. En este sentido, se vive un momento histórico que puede sintetizarse en términos de la sociedad informacional y de la cultura de la imagen.

 

El punto es quién construye la información, cómo incide en los sujetos y resulta necesario pensar qué significa la ilusión de que las TIC tienen un sentido democratizante. También merece pensarlas como parte de la creación de un gran panóptico digital, donde los sujetos presentan incluso conductas adictivas hacia las tecnologías, como lo ha dicho Byung Chul Han, en un texto de 2014.

 

Lo anterior viene a colación porque en el ciclo escolar 2015-2016 llevamos a cabo un proyecto de intervención e investigación sobre el uso de los dispositivos digitales en las aulas de quinientas escuelas secundarias de Puebla. Se incluyeron secundarias generales, técnicas y telesecundarias del norte, centro y sur de la entidad. El objetivo del proyecto fue dar acompañamiento y evaluar el uso de los dispositivos digitales en las instituciones educativas del nivel secundaria, a través de entrevistas a directores, docentes y alumnos, así como encuestas a grupos completos de estudiantes y observación en los salones de clase de 21 escuelas piloto de nueve municipios de Puebla.

 

Uno de los dispositivos muy importantes para nuestro estudio fue el Sistema de Contenidos Digitales diseñado e instalado en las computadoras de las escuelas, el cual no necesitaba de internet para funcionar. Los contenidos  de esa biblioteca digital que tenía simuladores y sesiones interactivas, fueron de química, física y biología, así como de tecnología, con el fin de mejorar  los procesos de enseñanza y aprendizaje en esas asignaturas. El proyecto incluyó también un programa de capacitación y materiales didácticos para los maestros de ese nivel educativo.

 

No quiero dejar de mencionar que, desde luego y como podrán imaginarse, existen varios dispositivos digitales en manos de los jóvenes y los profesores de las escuelas con las cuales trabajamos. En éstas se usan diecisiete dispositivos. El que  tiene una mayor frecuencia es la computadora con el 20.5%; el proyector con el 16.5%; el uso de videos con un 11% ; el uso del Internet y el celular con un 9.4%; y el 7% las redes sociales, televisión, sistemas de audio, programas EDUSAT y ODA, uso de imágenes; el 3% de paquetería de Office, memorias USB, software educativo no especificado, tabletas, bibliotecas digitales y,  por último, con un 0.8% el pizarrón digital y simuladores.

La puesta en marcha de proyecto sirvió de muchas maneras porque no sólo se trató de ver cómo usaban los dispositivos en las clases los docentes sino de saber quiénes eran ellos, sus perfiles, intereses, experiencia profesional, antigüedad laboral y, además, cuál era la gramática escolar  porque ésta influye notablemente  en las relaciones e interacciones que suceden entre los actores educativos; y en las prácticas escolares cotidianas que dan como resultado diferencias en los niveles de calidad de los aprendizajes y en las experiencias escolares de los estudiantes.

Por otra parte, conceptualizamos que un dispositivo es, siguiendo a Giorgio Agamben 2015, “cualquier cosa que de algún modo tenga la capacidad de capturar, orientar, determinar, interceptar, modelar, controlar y asegurar los gestos, las conductas, las opiniones y los discursos de los seres vivientes.” Dice Agamben que no sólo las prisiones, las fábricas o las escuelas tienen esa conexión con el poder, sino también sucede lo mismo con los teléfonos celulares, las computadoras  y con el lenguaje.

 

De ahí que entremos a pensar en el poder y la seducción que genera la pantalla en los seres humanos. Por ella se tiene acceso a todo tipo de información, se da la comunicación y se transforma la idea de tiempo y espacio. Hay una presencia inevitable de la pantalla –y del dispositivo- en todos los órdenes de nuestras vidas actualmente.

 

El ejercicio de ese poder y del control por medio de los dispositivos llegó a las escuelas bajo la forma de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). En la actualidad el uso de las TIC en las instituciones educativas es una necesidad y una exigencia social. Es decir, se presentan como algo inevitable.  De ahí que haya, en las últimas décadas, un interés creciente por equipar y acondicionar las aulas con computadoras, software, programas y proyectores digitales para apoyar los procesos educativos.

 

En Puebla, según la información que arrojó el Censo de Escuelas, Maestros y Alumnos de Educación Básica y Especial (CEMABE) presentado por INEGI (2014), los estudiantes que tienen acceso al menos a  una computadora en escuelas públicas,  se distribuye de la siguiente manera: el 25.7% en preescolar, el 55.9% en primaria; y el 88.4% en secundaria. De las cuales la telesecundaria tiene el 83.8%, las secundaria general el 82.9% y la secundaria técnica el 70.4%. No quiere decir esto que las telesecundarias sean las mejor equipadas porque éstas están creadas en contextos de pobreza, sino que esto significa que la computadora es uno de los medios que deben utilizar como herramienta fundamental del trabajo escolar porque la televisión también fue desplazada por la computadora en los años más recientes. En general, en 7 de cada 10 escuelas tienen al menos una computadora, sin embargo, en el 66 de esos planteles no hay servicio de internet, establece la misma fuente.

Ahora bien, hay que decir que el uso de los dispositivos en las escuelas no garantizan, de ningún modo, que los aprendizajes sean significativos para los estudiantes. Hay, eso sí, nuevas formas de expresión de los estudiantes a través de las imágenes, los sonidos y los textos que utilizan pero no necesariamente alcanzan aprendizajes complejos. No es raro escuchar a los maestros diciendo que los estudiantes, al cumplir con la tarea, llevan “copy and paste”. Sin embargo, no todo es oscuro en el mundo escolar en lo relacionado con las TIC.

Según los profesores las TIC tienen ventajas y desventajas para los estudiantes. Algunos de los testimonios hablan de las ventajas del uso del Sistema de Contenidos Digitales  y afirman que  “les permite tener nuevas experiencias de aprendizaje”, una “mejor comunicación entre maestro y estudiantes” y, por tanto, “se modifican las actividades dentro del aula al incentivarse la curiosidad  por los conocimientos interdisciplinarios y de otras culturas”.

Otros piensan que “facilita la comprensión de los temas y ayuda a ejemplificar los contenidos complejos”; también observan que “los  motiva y despierta la curiosidad de los alumnos para investigar,” “las clases se hacen más interesantes” y “es una gran herramienta en nuestras clases para motivar a los alumnos para aprender nuevas cosas que a lo mejor en su contexto jamás podrían tener acceso”. Los profesores consideran que “las TICS son muy importantes para el desarrollo del ser humano ya que te proporcionan conocimiento de otras culturas, te permiten viajar virtualmente a otros países y la transmisión en tiempo real de videos sin salir de tu casa”; generan el “desarrollo de habilidades de los alumnos en el manejo de las TICS” y  “fomentan la creatividad, innovación y autonomía en los alumnos”.

En otro sentido encuentran los docentes de las escuelas secundarias que las TIC tienen desventajas como las siguientes: los estudiantes acceden a “información no verídica y confiable”, “información errónea, sin control, excesiva y sin sustento”. Hay “riesgo del ciberbullying y por lo tanto de su integridad”, “tienen acceso a páginas de contenido sexual o de violencia”.

Otras docentes  identifican riesgos como los “fraudes, ataques y uso de información personal que los pone en peligro”;  piensan que los estudiantes “se esclavizan a los teléfonos y al internet”. Consideran que hay “una falta de socialización, hay ociosidad y adicción” y que “se pierden las relaciones personales y  el valor de la comunicación directa”.

Los profesores consideran que las TIC son un apoyo en sus actividades escolares y son un medio para actualizarse: “Nos lleva de la mano de las actividades escolares, por ejemplo, el uso de la pantalla para los programas educativos, videos necesarios o complementos”. “ Las TIC y el Sistema de Contenidos Digitales me ayudan a entender mejor un contenido que desconocía y entonces aprendo también y lo puedo trabajar mejor”; “puedo usar el teléfono celular para la realización de actividades y proyectos que se piden a los estudiantes siempre y cuando haya autorización y supervisión del docente”.  Afirman que “nos sirven como herramientas y me facilitan el trabajo en el aula” y además”me apoyo en el Reservorio de Contenidos Digitales porque siento que los alumnos al utilizar alguna imagen acerca de un tema en especial lo comprenden mejor”.

Otros destacan las ventajas para su actualización profesional: “Nos da la oportunidad de ser autodidactas”, “hay una actualización permanente de manera autónoma”. “Siento el reto de no quedarme atrás en comparación con mis estudiantes y me hacen esforzarme”.    Y en cuanto al equipamiento dicen que: “la infraestructura no es suficiente para la cantidad de alumnos que hay en la escuela”, “falta de conectividad”, “Sólo se usa la internet en clase ya que hay alumnos que no cuentan con una computadora y menos con internet en su casa, además que hay alumnos que no manejan la computadora”.

Con todo lo anterior, es posible asomarse apenas a lo que ocurre con los dispositivos digitales en las aulas, gracias a los testimonios de los profesores y a las observaciones que hicimos, in situ. Más allá de esas herramientas digitales hay una reflexión permanente, por parte de los profesores, acerca del papel que juegan las TIC en las aulas, en los aprendizajes y en las vidas de los alumnos.

Por otro lado, es necesario decir que en educación es pertinente capacitar a los profesores y desarrollar las competencias pedagógicas para el uso de las herramientas digitales, antes que pensar en las competencias tecnológicas. Un profesor indiferente, cansado y rutinario utilizará las TIC de manera tradicional y tediosa como lo ha hecho a lo largo su trayectoria profesional.  En cambio, cuando tienen la posibilidad de aprender estrategias pedagógicas para su uso, puede convertir el aula en un espacio lúdico, interesante, empático, en donde se pueden construir y gestionar nuevos aprendizajes.

Los profesores y las profesoras que acompañamos por un año nos mostraron, y nos dijeron, lo que representan las TIC en los procesos de enseñanza y de aprendizaje; nos obligaron a reflexionar en la complejidad de los hechos educativos y en las nuevas formas de concebir el espacio áulico. Sin duda, son grandes desafíos para los docentes el poder involucrarse en la alfabetización tecnológica en donde reconocen que los estudiantes les llevan mucha ventaja. Pudimos ver el serio contraste que hay entre la rapidez de la tecnología frente al movimiento pausado, casi imperceptible, de las escuelas.

Finalmente, dado que los dispositivos invaden toda nuestra vida y afectan el cuerpo y las relaciones sociales, se requiere “la restitución al uso común de lo que ha sido capturado y separado” como dice Agamben, lo que implica una transformación de la subjetividad. En otras palabras, es urgente crear comunidad y volver a lo común. Implica pasar de ser ciudadanos pasivos, con miedo y controlados en los más mínimos gestos (cámaras de seguridad, normas cada vez más rígidas, huellas dactilares y fotos en todas partes) a una ruptura radical. Se trataría de hacer comunidad cuestionando toda forma de discriminación y, de lado de Ranciere (2012), hacerla en la igualdad de la diferencia como alternativa para construir un mundo mejor. 

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Sandra Aguilera Arriaga

Es doctora en investigaciones educativas por el DIE-CINVESTAV.

Investigadora educativa y fundadora de proyectos de intervención en zonas de alta marginación socioeconómica.

Integrante de la Mesa de Redacción de la Revista Caja Negra de la BUAP. Presidenta de Contracorriente A.C.

Integrante del Grupo de Trabajo Educación e Interculturalidad del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales y coordinadora académica del Foro Latinoamericano de Instituciones Políticas y Educativas: interculturalidad, migración y vida escolar.