Empoderamiento... ¿una vida sin poder?

  • Geraldine González
No es incorporarse a un programa y recibir un beneficio. Es tener movilidad política.

Sánchez Vidal, Alipio, describe: El empoderamiento es la  posibilidad de cambiar la concepción que los humanos tenemos de nosotros mismos (y de crear nuevos modos de actuar) elevándonos a la calidad de sujetos agentes de nuestros propios fines y proyectos humanos, en lugar de ser servidores, agentes de otros. Ese es, naturalmente, el significado ideológico del empoderamiento que, como se ha indicado, fundamenta en psicología la idea y práctica del desarrollo humano, y en el campo social la acción social y política desde abajo (movimientos sociales, tercer sector, etc.) como complemento de la acción formal, desde arriba.

¿Cómo la cultura política empodera a nuestras mujeres en México? En la mayoría de los casos, se cree que al proveerlas de  apoyos bajo algunos programas institucionales, por ejemplo, granjas o huertos de traspatio,  tinacos, cuartos adicionales, etc., les da la posibilidad de empoderarse. Pero, sorpresa, los analistas afirman que más allá de promover su aliento para superarse, provocan más  marginación para quien ya lo está, más autodependencia, perdiendo la autoconfianza al no ser capaces de autosostenerse.

Por ello, es importante discutir si estas tareas de supuestas acciones de   “empoderamiento” logran “transformar la subordinación del género” y eliminan “ estructuras opresoras”...  Los investigadores no tienen comprobado que estas acciones generen ganancias a largo plazo o que se debe, dicen,  privilegiar en la agenda como primer paso su aspecto más relevante, el de la  “movilización política”.

Rafia Zakaria autora de “The Upstairs Wife: An Intimate History of Pakistan” observa que estas acciones que  promueven la avicultura, por ejemplo,  sólo  mide el impacto de los pollos a corto plazo y el aumento transitorio del ingreso familiar, en lugar de tener en cuenta los cambios sustanciales en la vida de las mujeres a largo plazo. Por ello, dice,  ya no es suficiente proveerlas de  una máquina de coser o una gallina, el ´empoderamiento’ debe estar basado en los programas de las organizaciones para el desarrollo,   evaluarse con base en su capacidad de permitir a las mujeres aumentar su potencial para la movilización política, de modo que puedan generar una equidad de género sostenible. Comprender  el “empoderamiento” como la tarea de “transformar la subordinación de género” y eliminar “otras estructuras opresoras”, y subirnos, desde luego, a la arena de la “movilización política” colectiva.

De modo que NO se limiten las acciones para a las mujeres a tener una máquina de coser o un pollo para empoderarlas. ¡Rescatemos su dignidad!... ¡¡A favor!!

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Geraldine González

Diputada local de la LIX legislatura. Presidenta de la comisión de vivienda. Estudió periodismo, historia del arte y sociología, esta última disciplina en la U. Iberoamericana campus Ciudad de México.