¿Segunda vuelta?

  • Jesús Horacio Cano Vargas
Mirar nuestra idiosincrasia. Problemas pendientes como el costo de la democracia y la participación.

En nuestro país, históricamente, hemos tenido la tendencia de copiar modelos extranjeros que no siempre van de acuerdo a la realidad doméstica, causando un conflicto entre la realidad y la legalidad como un sistema federal proclamado en la constitución y un centralismo de facto que durante muchos años vivimos (dejaría una pregunta: al día de hoy ¿hay un verdadero federalismo en México?). El país que más influencia ha tenido en nuestra organización política son los Estados Unidos de América, donde entre otras cosas no existe la segunda ronda electoral.

 

Las recientes elecciones presidenciales en Francia, desataron una “fiebre francesa” en nuestro país al querer buscar coincidencias entre el escenario francés y el mexicano. No pocos políticos creen poder ser el “Emmanuel Macron mexicano” y ganar sorpresivamente las elecciones en el 2018. La fiebre ha causado que la “comentocracia” y uno que otro integrante de la “clase política mexicana” haya exaltado el sistema electoral francés, destacando el mecanismo llamado “segunda vuelta”.

 

La segunda vuelta es un conjunto de reglas de la democracia utilizado en diferentes países, mismas que pueden variar, pero la finalidad siempre es dar mayor legitimidad (entendida como apoyo de la mayoría) al ganador de una elección. En México se ha intentado legislar para implementarla, pero siempre ha quedado en el tintero (Solo en San Luis Potosí para elecciones de Ayuntamiento, estuvo vigente por un corto periodo).  

 

Pero ¿en verdad la segunda vuelta es la solución a los problemas de nuestro sistema político? Creo que primero hay que resolver otras cuestiones en nuestra democracia como pueden ser de forma enunciativa mas no limitativa:

 

La participación: En la primera vuelta de la elección presidencial en Francia, participó el 77.7% del electorado inscrito.

http://www.conseil-constitutionnel.fr/conseil-constitutionnel/francais/les-decisions/acces-par-date/decisions-depuis-1959/2017/2017-169-pdr/decision-n-2017-169-pdr-du-26-avril-2017.148939.html

En la última elección presidencial mexicana, en donde resultó ganador el presidente Peña Nieto, se tuvo una participación del 63% del padrón electoral. http://siceef.ife.org.mx/pef2012/SICEEF2012.html#

 

Independientemente del contraste que nos arrojan estos datos (democracia representativa), y la baja participación en la cita para elecciones federales de cada 3  o 6 años o para las elecciones locales en las que incluso llega a ser inferior la participación, no se ha fomentado la democracia participativa entendida como ese constante interés de la sociedad por los temas de la polis a través de medios de comunicación, organismos intermedios o los mismos partidos políticos, lo que conlleva una mayor participación en las decisiones por parte de los ciudadanos. Valdría la pena someter a debate la necesidad de reforzar la formación cívica en los programas educativos, orientadas a formar ciudadanos que conozcan los medios de participación y estén motivados a hacerlo.

 

Financiamiento de la democracia: Los partidos políticos así como el órgano encargado de organizar el proceso electoral de acuerdo a las leyes establecidas gastan una gran cantidad de recursos del erario público. En un año sin elecciones federales el INE tiene presupuestados más de quince mil millones de pesos. Valdría la pena llevar al debate lo caro de nuestra democracia y si es razonable, como en otros sistemas electorales, reducir el financiamiento público, permitiendo que los privados se comprometan aun más en este rubro.

 

Sistema de rendición de cuentas: Se ha publicado, en detrimento de la democracia, que muchos ex gobernadores, ex presidentes municipales o ex funcionarios, siguen procesos legales por daño al erario (sin que existan castigos claros y/o ejemplares aun). Cabe mencionar que muchos de ellos fueron elegidos por la mayoría absoluta (50%+1) de los participantes de la elección respectiva, es decir gozaban de “legitimidad” a prueba de cualquier segunda vuelta. Daniel Webster consideraba que la democracia era “un gobierno del pueblo, hecho para el pueblo, por el pueblo y responsable ante el pueblo(quizá Lincoln se inspiró en esta definición al pronunciar el discurso de Gettysburg). Antes de hablar de segunda vuelta deberíamos someter a debate el cómo implementar un sistema que verdaderamente vigile a los gobiernos en turno y castigue a quienes incurriesen en algún daño al erario para que los gobiernos verdaderamente sean responsables ante el pueblo.

 

No dudo de las bondades de la segunda vuelta en un sistema presidencial como el nuestro, pero existen asignaturas pendientes por resolver, antes de pensar en implementar una segunda vuelta. 

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Jesús Horacio Cano Vargas

Abogado con estudios en Derecho Constitucional y Amparo. Servidor público por vocación, ha sido profesor universitario, y asesor jurídico de empresas y entidades gubernamentales, pero sobre todo, apasionado de lo que hace.