Los profesores ¿culpables de qué?

  • José Sánchez Aviña

Y “Dale la burra al trigo” que los profesores esto, que los profesores aquello… hay dejar perfectamente claro que cuando se habla de los profesores, por lo menos de México, nos referimos a personas de carne y hueso que desarrollan una actividad profesional (y más allá) en condiciones verdaderamente especiales; hoy, señalados socialmente como los culpables del estado deplorable en el que se encuentra la educación ¡Poca cosa!

¿Acaso no superaremos los análisis superficiales sustentados en la ignorancia, los análisis tendenciosos movidos por los intereses de grupo, las tibias aproximaciones de una sociedad temerosa de encontrar causas que lo involucren? Por lo visto ¡no! Resulta más fácil pasarse del bando de quienes señalan con el dedo inquisidor a aquellos irresponsables, discapacitados, desagradables y por si fuera poco malvados personajes llamados profesor.

Que la educación está mal, pero por supuesto, las evidencias nos saltan a la vista por doquier, pero no es de hoy, es una situación estructural, pero de eso a decir que los profesores son el problema, equivale a personalizar la pobreza o la delincuencia en cierto tipo de personas… por supuesto que no son el problema, y aún más, no solo no son el problema, sino que han sido, son y serán la solución. A pesar del gobierno, a pesar de las ataduras impuestas por facciones sindicales que hace mucho se alejaron del espíritu auténticamente sindical, a pesar de la indiferencia y linchamiento de una sociedad indolente, los profesores han sostenido a este País; sin estos agentes sociales, en verdad no imagino la situación en la que nos encontraríamos.

Historias personales tengo muchas, el conocer profesores de diferentes lugares del País, saber de sus peripecias, sus alegrías, penas y dolores, saber de profesores accidentados en ese traslado de la muerte que realizan cada fin de semana ya sea para subir o para bajar a sus comunidades, me permiten afirmar lo anterior así como negarme a asumir la postura fácil de señalar a culpables, de una situación que de alguna manera todos somos cómplices, ya sea por acción o por omisión.

Del gobierno lo entiendo, de los grupos de interés lo acepto, pero de la sociedad desinteresada de su propio destino, ni lo entiendo ni lo acepto; una sociedad que no respeta ni valora a sus profesores, ni se respeta y se valora como tal. Se deben promover las condiciones favorables para que socialmente se reinstale al profesor como una profesión respetada y apreciada; pero para esto el propio profesor debe asumirse como tal y debe recuperar el poder sobre su labor ¿Quién mejor documentado de una realidad que quien la vive a diario? ahí radica el poder del profesor, su voz y participación no solo es necesaria, es indispensable.

Pero Profesores… hay prácticas culturales que atrapan y anquilosan, hay que descartar los principios de la masa y abandonar la mal entendida solidaridad; el informarse, el análisis, la reflexión y el diálogo, son indispensables para un profesor que se precia de serlo, solo así se podrá dejar atrás la condición de seguidores ciegos con la que muchos los identifican.

Por último van mis saludos, a la más prosaica tradición de la porra puma, para aquellos que siendo más populistas que algunos de quienes reniegan, han asumido una postura redentora y justiciera de defensa de la causa del profesor… ¡Qué falta de respeto! en todo caso solidaridad, acompañamiento, activismo a favor, pero asumir su defensa… ni que estuvieran desvalidos e ignorantes ¿O acaso así los ven? Dejen de estar “echando rostro” a costa de ellos, por más que pertenezcan a instituciones académicas de tan amplio “relumbrón”… “ahora resulta”.

 

 

El autor es profesor de la Universidad Iberoamericana Puebla.

Este texto se encuentra en: http://circulodeescritores.blogspot.com

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José Sánchez Aviña

Doctor en Educación, Maestro en Investigación Educativa y Licenciado en Sociología; actualmente Coordinador de las Maestrías en Educación en la Universidad Iberoamericana Puebla. Su línea de investigación es la formación de investigadores educativos.