Construir la esperanza

  • Belén Castaño Corvo
Una mirada desde el Parlamento Universal de la Juventud

La juventud posee la sabia lucidez de que la paz no puede ser fruto de la injusticia

Fernando Rielo

 

Construir la esperanza, la confianza es una de los grandes retos que tenemos hoy no solo en México sino en todo el mundo. Las noticias que recibimos cada día por diferentes medios, encogen nuestro corazón. ¿Qué hacer ante el mal que se multiplica cada día?, ¿cómo devolver la alegría, la esperanza y la confianza a tantas familias destrozadas?, ¿cómo aprender a convivir?, ¿cómo escuchar y sintonizar con el otro?, ¿cómo devolver la sonrisa a los niños y a los jóvenes?, ¿cómo desarrollar el sentido del humor? son algunas de la preguntas que me surgen ante una realidad perturbadora.

Como profesora de la Universidad Iberoamericana me planteo en muchos momentos cómo formar a mis alumnos en una esperanza firme frente  al dolor que produce el secuestro y muerte de un padre, la desaparición de una amiga, el asalto sufrido por un vecino. Creer y esperar cuando todo nos dice que no hay nada que creer y esperar es una invitación constante a leer el acontecer de cada día, a recuperar la memoria,  a fortalecer el interior, a escuchar el latido del otro, a nadar contracorriente, a dialogar frente a frente.  

Desde diferentes trincheras surgen propuestas para construir la esperanza, para restaurar vidas vacías, para amortiguar el hambre en el mundo, para hacer frente a una violencia que usa diferentes máscaras.

Una de estas miradas es la del Parlamento Universal de la Juventud (PUJ), foro de diálogo permanente que reúne a jóvenes de todo el mundo.  Este foro, promovido por la Juventud Idente Internacional fue creado por Fernando Rielo Pardal (1923-2004); en el mes de agosto del presente año celebró su sesión internacional en Berlín. El tema que convocó durante tres años a los jóvenes fue la educación; el resultado de los trabajos realizados, un manifiesto titulado Carta Magna de jóvenes en la escuela de la esperanza. Este manifiesto de los jóvenes tiene como antecedente la Carta Magna de valores para una nueva civilización presentada en la sede de la ONU en agosto de 2010.

            La carta está dedicada a los padres, maestros, educadores, políticos, responsables y usuarios de los medios de comunicación y en general a toda la sociedad. En ella además de analizar el contexto actual, los jóvenes expresan cómo desean la nueva civilización: “queremos una civilización que busque la verdad e investigue sobre ella”[1]. En un mundo donde reinan la mentira, las “medias verdades”,  la investigación sobre la verdad de lo que acontece cada día es algo que nos ocupa y preocupa.

            En el manifiesto, los jóvenes se comprometen a educarse en la fraternidad “queremos esforzarnos siempre por poner al servicio de los demás lo mejor de nosotros mismos, aprender a vivir la fraternidad por encima de la competitividad”, a “crear una estructura ética, profesional y espiritual que gobierne con valores la sociedad”.

            ¿Cómo construir espacios de esperanza?, es el cuestionamiento de muchos educadores, políticos, padres de familia y como no de jóvenes a lo largo y ancho el mundo. La propuesta de los jóvenes del PUJ recoge la generación de cauces de diálogo, la formación conjunta entre instituciones educativas y familias y de manera primordial la promoción del desarrollo integral de los niños.

            La fortaleza de un niño es en la medida en que se le ame. Esta expresión podemos hacerla extensiva para cualquier ser humano, niño o joven, adulto o anciano.  La creencia,  la expectativa y el amor nos estructuran como personas, forman parte del dinamismo humano, de nuestra esencia, nos constituyen y nos diferencian de los animales y las plantas.   La esperanza nos fortalece y proyecta nuestro actuar más allá de las visiones miopes de corto plazo, o de aquellas que buscan poner “parches” al desarrollo de las personas y de las comunidades olvidando que la dignidad es un derecho humano y que vulnerarla constituye un atentado a esa gran familia que formamos todos los seres humanos.   

 

 

La autora es profesora de la Universidad Iberoamericana Puebla.

Este texto se encuentra en: http://circulodeescritores.blogspot.com

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[1] Manifiesto Parlamento Universal de la Juventud Berlín 2014. Carta Magna de jóvenes en la escuela de la esperanza. www.wyparliament.org

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