Por una mejor calidad de vida

  • Alejandro Armenta Mier
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La salud no es únicamente ausencia de enfermedad, implica un adecuado equilibrio entre las condiciones físicas, mentales, culturales y sociales de los seres humanos. Esto significa que, a veces, la buena salud está más allá de lo que las medicinas pueden conseguir.

Debido a la importancia y necesidad de que todos los países trabajen en prevenir, ayudar y conservar o restituir la salud, las Naciones Unidas crearon en 1945 la Organización Mundial de la Salud (OMS).  Esta organización internacional ha hecho hincapié en la necesidad de que todos los países establezcan sistemas para ayudar a prevenir, conservar o restituir la salud para posibilitar que la población afronte riesgos tan graves como las epidemias, los desastres naturales y los problemas nutricionales.

El Día Mundial de la Salud -celebrado cada 7 de abril- fue creado con el fin de sensibilizar a la población sobre temas relacionados para generar acciones que favorezcan un mayor y mejor acceso a la salud en todo el mundo.

Las últimas décadas han sido trascendentes en materia de salud, con logros como la erradicación de la viruela en 1980 y la eliminación de la poliomielitis en América Latina en 1994. Además del aumento -entre 1980 y 1990- del 5 al 80 por ciento la cobertura mundial de inmunización contra seis enfermedades mortales: poliomielitis, tétanos, sarampión, tosferina, difteria y tuberculosis, salvando las vidas de 2.5 millones de niños anualmente.

Sin embargo en las últimas décadas se ha visto el surgimiento de  enfermedades no transmisibles (ENT), las cuales originan reducir la esperanza de vida de un ser humano y son la principal causa de mortalidad en todo el mundo, pues se cobran más vidas que todas las otras causas combinadas.

De los 57 millones de defunciones que se produjeron en todo el mundo en 2008, 36 millones –casi dos terceras partes- se debieron  a enfermedades no transmisibles, principalmente enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes y enfermedades respiratorias crónicas (OMS, 2010). Además de otras como la obesidad e hipertensión arterial.

De acuerdo con la OMS, las enfermedades no transmisibles se deben en gran medida a cuatro factores de riesgo comportamentales que se han afianzado de forma generalizada como parte de la transición económica, los rápidos procesos de urbanización y los modos de vida del siglo XXI: el consumo de tabaco, las dietas malsanas, la inactividad física y el uso nocivo del alcohol.

Factores que recaen cada vez más en los países de ingresos bajos y medios y en las personas que viven en condiciones de vulnerabilidad como reflejo de los determinantes socioeconómicos profundos. Hoy los más pobres enfrentan simultáneamente enfermedades transmisibles como la diarrea o enfermedades respiratorias y enfermedades crónicas no transmisibles.

Consientes de estos problemas y del hecho de que la salud de las personas debe ser un elemento que atenúe las brechas sociales no que las exacerbe, los Estados Miembros de la OMS realizaron en el 2008 un Plan de Acción para traducir la Estrategia Mundial para la Prevención y el Control de las Enfermedades No Transmisibles en medidas concretas.

Esas acciones se enfocan a elevar la prioridad acordada a las enfermedades no transmisibles en el marco del desarrollo mundial y nacional; a establecer y fortalecer las políticas y planes nacionales de prevención y control de las enfermedades no transmisibles; a fomentar intervenciones que reduzcan los principales factores de riesgo comunes modificables: consumo de tabaco, dieta malsana, inactividad física y uso nocivo del alcohol; a fomentar las investigaciones y alianzas en materia de prevención y control de las enfermedades no transmisibles además de  realizar un seguimiento de las enfermedades no transmisibles y sus determinantes.

México ha buscado vigorosamente sumarse a este marco de prevención para enfrentar los retos de las enfermedades crónicas no transmisibles, como la diabetes, el cáncer o las enfermedades del corazón.

Por ello, el Gobierno de la Republica ha desarrollando estrategias, planes y directrices para combatir las enfermedades no transmisibles y los factores de riesgo además de crear componentes esenciales y  desplegar medidas importantes que permitirán obtener rápidos resultados en términos de vidas salvadas, enfermedades prevenidas y evitar costes enormes atención de la salud.

Medidas que radican en proteger a las personas del humo del tabaco y prohibir fumar en lugares públicos; avisar sobre los peligros del tabaco; restringir el acceso al alcohol vendido al por menor; imponer prohibiciones sobre la publicidad, la promoción y el patrocinio del tabaco y el alcohol; aumentar los impuestos sobre el tabaco y el alcohol; reducir la ingesta de sal y el contenido de sal de los alimentos; y sensibilizar a la población acerca de la importancia de la alimentación y la actividad física.

El  Plan Sectorial de Salud 2013-2018 es un elemento fundamental ya que traza claramente la ruta a seguir en los próximos años, y que permitan establecer las bases de un Sistema Nacional de Salud Universal mediante un esquema de atención más homogéneo, una operación integrada y una mayor coordinación entre las distintas instituciones de salud.

Todo esto como parte de una política que permitirá alcanzar un México en donde la población independientemente de su edad, lugar de residencia y  condición socioeconómica tenga acceso oportuno a los servicios de salud, es decir contar con condiciones que le permitan prevenir enfermedades transmisibles y no transmisibles.

Opinion para Interiores: 

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Alejandro Armenta Mier

Maestro en Administración Pública, presidente del Senado de la República y presidente de la Comisión de Hacienda. Más de 34 años de su vida dedicado al servicio público. Mis principios: ser útil, agradecido y acomedido.