Candidaturas independientes

  • Luis Fernando Roldán
¿Ciudadanos vestidos de políticos o políticos disfrazados de ciudadanos?

Queda claro que las candidaturas ciudadanas o independientes no son fruto de una madurez democrática que podamos presumir, sino más bien, son un reflejo del hartazgo que vivimos como sociedad, un síntoma constante de la falta de confianza a aquellos que ostentan el poder; porque definitivamente somos muchos los que preferimos ver a los “ciudadanos” vestidos de “políticos, que a tanto “político” disfrazado de ciudadano.

Hace unos días (para ser precisos, el pasado viernes 4 de Abril) nuestro Congreso aprobó el proyecto que contiene las reformas al Código de Instituciones y Procesos Electorales del Estado de Puebla, en donde un ciudadano puede competir independientemente por la gubernatura, una diputación o la presidencia de un ayuntamiento, sin la necesidad de ser representado por un partido político o formar parte de él.

Afortunadamente la propuesta inicial cambió, ¡originalmente se tenía contemplado que un candidato independiente tuviera que recabar el 15% del padrón electoral! lo cual lo obligaría de manera soñadora por no decir utópica, a realizar mayores esfuerzos que lo que un partido político hace en una simple elección: mantener tan solo un 3% del respaldo de los votantes. Después de “deliberar”  se acordó que el porcentaje quedaría en esta misma cifra, un tres por ciento.

En dado caso, si es que alguien se quiere apuntar para ser Gobernador en las próximas elecciones deberá reunir más de 124mil votos (cantidad que supera casi 10 veces la estructura que tiene el PAN en Puebla como partido en el poder, sin mencionar la proporción con fuerzas políticas menores)… quizá para quién se anime sea buen tiempo de empezar a tocar de puerta en puerta pidiendo firmas, pero sobre todo una confianza que se encuentra destrozada.

Los optimistas podremos decir las candidaturas independientes son un logro importante para la sociedad, en donde una ciudadanía responsable va dando pasos certeros que dan rumbo a la democracia, construyendo así oportunidades reales de participación que le permiten involucrarse cada vez con mayor precisión en los asuntos públicos. Otros más, los realistas, encontrarán un sin fin de argumentos para demostrar que nos están dando “más atole con el dedo”, en donde lejos de abrir verdaderos espacios de contienda, se tiende a limitar la participación con exigencias inalcanzables, procurando mantener cotos de poder, en donde la ignorancia y la apatía son los mejores aliados de los politiquillos (y les digo así porque esos no son verdaderos políticos).

Por lo pronto, me surgen algunas dudas, estas llamadas candidaturas ciudadanas ¿serán realmente independientes?, ¿existen los mecanismos para garantizar las libertades y autonomía ante grupos de poder, por ejemplo el narcotráfico?, ¿acaso los partidos políticos no comenzaron siendo institutos ciudadanos?, ¿en qué momento dejaron de serlo?, ¿qué ocurrirá cuando un candidato independiente llegue al poder y requiera cabildeo y negociación?, ¿se venderá al mejor postor?, ¿se convertirá en un mercenario de intereses mayores? Parece que las posibles respuestas, al menos en lo particular, no me dejan muy tranquilo… ¡qué necesidad de madurez política y democrática tenemos!

Un buen amigo me enseñó el significado de la frase: “tanto gobierno como sea necesario y tanta sociedad como sea posible”, a la luz de las candidaturas ciudadanas, creo que lo comprendo con mayor claridad; encontremos en esta oportunidad una brecha de exigencia, que a pesar de las inconformidades o insatisfacciones iniciales que pueda haber, el anhelo ciudadano de construir una sociedad más humana y justa se vea fortalecido.

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Luis Fernando Roldán

Soy un joven idealista, felizmente casado, orgulloso de ser poblano y profundamente enamorado de nuestro país.

Estudié Ciencias de la Comunicación, la Maestría en Dirección de Organizaciones y la Maestría en Ciencias Humanas, me desempeñé como director general del Consejo Coordinador Empresarial en Puebla y actualmente me desempeño como director de la Escuela de Humanidades en la Universidad Anáhuac de Puebla.

Estoy comprometido en el afán de construir una sociedad más humana y justa; desde hace tiempo he colaborado de manera constante en movimientos y asociaciones de participación ciudadana y liderazgo social.