De Juárez, Colosio y Cárdenas
- Juan Carlos Lastiri
En esta semana de Marzo se alinean tres hechos definitivos en la Historia de nuestro país. Por una parte, un aniversario más de la Expropiación Petrolera; a continuación, el natalicio de nuestro máximo prócer, Benito Juárez y por último el 23, el vigésimo aniversario de la muerte de Luis Donaldo Colosio. Tres épocas, tres fechas, tres hombres. Su común denominador: la herencia nacional que dejaron.
Tan disímbolos son estos íconos mexicanos, que tal pareciera que solo los une el mes de Marzo. En sí representan cosas y temas diferentes, pero juntos podemos hablar de seres que rompieron paradigmas. Por un lado, Juárez se enfrentó a un Imperio y a la larga demostró que la fuerza de voluntad y la fe en principios dan la razón, salvando así a una nación que se resquebrajaba.
Por otro lado, Cárdenas con esa misma convicción y certeza en el proyecto de Nación, se enfrentó a otro imperio –ahora no militar si no económico- y decretó una expropiación a una de las más importantes fuente de riqueza que ha tenido la humanidad, el petróleo, reivindicando la propiedad nacional para hacerla real y no solo formal.
Por último, el 23 de Marzo de 1994, México se paralizó ante el impacto que significó saber a Colosio, primero herido y posteriormente muerto. Ese día y como parte de un año funesto, los mexicanos nos asomamos estupefactos a la orilla del despeñadero y vimos cuan frágiles somos. Se acabó el “país del nunca pasa nada”.
Y es que el gran valor de Colosio para poner su nombre y su muerte a la altura de los otros dos héroes nacionales, no es tanto lo que fue si no lo que representa en lo que pudo haber sido. Y para los puristas tal vez esto no tenga gran importancia. Pero definitivamente, para un pueblo noble y generoso como el nuestro, quien da su vida por sus ideas y anhelos, se gana un lugar en el panteón nacional. Así fue Colosio, sin duda su gran discurso de días anteriores a su muerte rebelan una visión distinta de México. Sus actos anteriores lo mostraron como un demócrata y un reformador que solo esperaba la gran oportunidad, misma que las balas arteras de Aburto le arrebataron.
Y ante la urgencia de una Nación que busca el poder encontrar el sendero definitivo para transitar a nuevos lugares de paz, progreso y bienestar, el poder voltear y ver las hazañas de los que se fueron, significan esperanza en el porvenir, ya que si existió un Juárez que tuvo éxito al evitar que México se le fuera entre los dedos y un Lázaro Cárdenas tuvo el valor de enfrentar a la oligarquía mundial convocando al pueblo mexicano, y un Colosio pudo transitar a la eternidad con sus palabras y convicciones, hoy los mexicanos podremos avanzar juntos retomando los principales valores que nos heredan estas figuras patrias.
Precisamente estos tres momentos de nuestro calendario nacional sirven de marco para una reflexión sobre lo que vivimos en la actualidad. Indiscutiblemente festejar un aniversario más de la expropiación petrolera de Cárdenas, obliga a reflexionar que éste es el primero posterior a la Reforma Energética del año pasado y se da justo en el momento en que está por iniciar la discusión de la leyes secundarias, las que como sabemos darán cuerpo e integralidad a los cambios constitucionales. Hoy más que nunca es claro que este cambio en el marco regulatorio de los hidrocarburos y del sector eléctrico no solo era necesario si no impostergable, porque viene a liberar a PEMEX de una gran presión, por lo que los nuevos esquemas financieros y de operación deberán garantizar la soberanía petrolera –como siempre lo quiso Lázaro Cárdenas- pero también la eficiencia y eficacia en el aprovechamiento de la riqueza que significa este sector para transformarlo en un impulsor del desarrollo nacional.
Por eso la reflexión a nuestro gusto que sirve de ejemplo, es pensar en un Juárez decidido a enfrentar el enemigo extranjero aliado con los entreguistas mexicanos. Hoy el mayor enemigo del mexicano es el crimen organizado y sus ramificaciones en la corrupción que compra. Es momento de tener confianza y aprender del valor de Juárez para enfrentar y derrotar a un enemigo formidable que parecía imbatible. Con decisión e inteligencia pero, sobre todo, con unidad, aprendiendo de Juárez, lograremos emular sus victorias.