¡Vendieron a mi mamá, a mí no!

  • Patricia Estrada
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Venden a las mujeres como ganado. La mamá y tía de Catalina Ramírez (mujer indígena triqui) fueron comercializadas por su abuelo como parte de un acuerdo matrimonial. Desconoce cuánto pagaron por ellas porque es un tema incómodo para su familia.

Catalina es originaria de Santo Domingo, municipio de Putla Villa de Guerrero en la región triqui alta en el estado de Oaxaca. A diferencia de su madre que debió aceptar el acuerdo nupcial en contra de su voluntad, su tía logró escapar del comprador; se negó a vivir con un hombre que no amaba; y su abuelo se dijo ofendido por haber roto el honor de la familia.

En represalia, la familia del 'novio' demandó al abuelo y lo metió a la cárcel durante un tiempo breve; no hubo esposa ni reembolso. Su tía vive prácticamente exiliada en el Estado de México.

Catalina es mamá de un niño que deja todos los días en una guardería del Distrito Federal para ir a su trabajo. Se dedica ayudar a otras mujeres dentro de la organización Kinal Antzetik que significa " Tierra de Mujeres" cuya sede se encuentra en el estado de Chiapas.

Catalina aceptó compartir su experiencia familiar en el noticiero Vértice 102 (102.1 FM) para dar testimonio de que la venta de las mujeres no solo es tragedia en Pakistán o la India sino en territorio mexicano, donde las comunidades indígenas están sumidas en pobreza, desiguales y tradiciones extremas.

Debido a que los usos y costumbres han reprimido las libertades de las mujeres; Catalina cuenta que en su tierra 'solo se escucha la voz del contrayente' ¡Si a un chico le gusta una muchacha se lo informa a su familia y entre ellos hacen el arreglo económico¡

Para que las mujeres (niñas o adolescentes) entiendan que ya tienen dueño; son encerradas, vigiladas y embarazadas casi siempre en el primer contacto sexual. "Muchas mujeres se tienen que adaptar y aceptar la relación, eso le pasó a mi mamá", señala.

Aunque el padre de Catalina le negó a su madre oportunidades educativas y laborales, a ella le ofreció temporalmente respaldo para continuar sus estudios de primaria en una escuela pública de la ciudad de Oaxaca.

Sin embargo fue víctima de maltrato físico y emocional por parte de una hermana de su papá, quien lo convenció de sacarla de estudiar y enviarla a un internado en la sierra norte de Puebla. Ella cuenta que ahí adentro, le enseñaron que las mujeres gozan de los mismos derechos que los hombres, a pesar de las barreras culturales que predominantemente favorecen el rol del macho.

Cuando Catalina regresó a Santo Domingo, entusiasmada por compartir sus experiencias con otras indígenas, debió confrontar a la autoridad del pueblo "Aquí no nos interesan los derechos de las mujeres, en todo caso queremos proyectos productivos" - le dijeron-.

Forzada a irse de su comunidad, Catalina encontró en el Distrito Federal a la organización Kinal Antzetik, la cual ayuda a las mujeres a informarse sobre sus derechos humanos, entre otros, el área de la salud.

A Catalina le dolió que una indígena triqui embarazada perdiera a su bebé por complicaciones en el parto; su familia nunca le permitió atenderse en la clínica de salud y una partera recibió al niño que falleció a los pocos minutos de nacido.

"Te da coraje y es injusto que hay un montón de casos de mujeres que no denuncian la mala atención médica ó que no les permiten recibir ayuda de los doctores", dice.

Lamenta que las indígenas padezcan las negligencias médicas ó peor aún sean tratadas con indiferencia en las clínicas de salud, quedando al descubierto los casos de quienes dan a luz en patios, pisos de hospitales y/o vía pública.

Catalina confía en que algún día las mujeres romperán esas cadenas que vulneran su dignidad humana " Si yo me di cuenta otras más pueden hacerlo, las mujeres no somos ganancia económica".

A partir de la venta de la niña triqui en 40 mil pesos en Oaxaca, organizaciones de derechos humanos en Europa, Latinoamérica, Estados Unidos y Canadá están decididas a emprender una cruzada internacional a favor de la defensa de la mujer.

Condenan y con justa razón esta vieja forma de esclavitud perversa y silenciosa, así como la falta de protección legislativa e institucional en favor de las mujeres más pobres, condenadas en la mayoría de los casos, a una vida de miseria e infelicidad.

Para esas mujeres que dan la batalla como Catalina, mi reconocimiento permanente porque con su valentía contribuyen todos los días a construir un mejor entorno social.

Mi cuenta en Twitter @estradapaty

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Patricia Estrada

Directora de noticias y conductora del noticiero de La Tropical Caliente 102.1 FM

Ex reportera de Ultranoticias, Radio Oro, Radio Tribuna y Momento Diario. Aprendizaje permanente del año 2001 a la fecha; egresada en Ciencias de la Comunicación UPAEP.