¿Cuál felicidad Señor Presidente?

  • Patricia Estrada

Con el espíritu navideño a flor de piel, el Presidente Enrique Peña Nieto deseó a los mexicanos salud, paz y felicidad. Pero no hay felicidad completa y mucho menos cuando el regalo de Año Nuevo fue el raquítico aumento de 2.52 pesos a los salarios mínimos.

¿En qué puede un trabajador centrar su felicidad cuando su ingreso es insuficiente para mantener dignamente a su familia, las carencias son cada vez más recurrentes y el costo de insumos crece como la espuma?

Irónicamente dentro de la élite política, empresarial y sindical existe la falsa creencia que el aumento establecido hace justicia a las necesidades reales de las familias; y peor aún que ya nadie gana salario mínimo.

Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) correspondiente al tercer trimestre de 2013; el 66% de la población ocupada recibe ingresos menores a tres salarios mínimos, por lo que la insuficiencia del salario mínimo afecta a 32.8 millones de trabajadores.

Las diferencias salariales son abismales por culpa de un modelo económico que está muy lejos de favorecer la equidad social y proteger a la clase trabajadora. En el mundo no permea el concepto de justicia laboral porque frecuentemente aplican esa máxima 'Las ganancias se capitalizan y las pérdidas se socializan'.

Las políticas gubernamentales y complicidades de patrones y sindicatos son responsables de la frustración laboral. No es el trabajador quien elige vivir "fregadamente" sino los acuerdos ilícitos que conserva las prebendas de unos cuantos.

El Artículo 123 señala que "los salarios mínimos generales deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos".

Difícilmente el salario de 67.27 pesos diarios para el área geográfica A y 63.77 pesos para el área geográfica B (a partir del 2014) cumplen con ese mandato constitucional, lo que significa una violación sistemática a la Ley Federal del Trabajo pero nadie hace nada.

Un cálculo de la izquierda es que un trabajador requiere como mínimo para satisfacer sus necesidades básicas y la de su familia de 5 mil 458 pesos, equivalentes a 179.40 pesos diarios.

Sin embargo en todos lados hay descontento por las injusticias salariales. Escuché a un jerarca católico en Colombia decir - tras el decreto gubernamental de subir los salarios al 4.5% - "Los ciudadanos tienen que hacer malabares para intentar llegar a fin de mes y aún así no llegan y no se ve mejoría a mediano plazo".

Las crisis económicas han agudizado la inconformidad social. Los trabajadores que protestan por mejor ingreso, educación y atención médica gratuita son objetos de represión. Los gobiernos son intolerantes a la crítica que les señala sus errores y pecados.

En Sevilla, España, una familia de clase media pasó a la indigencia en menos de 5 años y tres de sus miembros fallecieron por comer pescado caduco. Y la situación empeora cuando un español desempleado con una hipoteca impagable prefiere suicidarse antes de vivir en la calle. Espero que en México aún estemos lejos de esos escenarios de desesperación.

Valdría la pena atender el llamado del Papa Francisco que en reiteradas ocasiones ha condenado que la abundancia de unos pocos se construya sobre la precariedad económica y laboral de la mayoría.

La gran tragedia del mundo es la concentración de la riqueza pero lamentablemente una gran parte de los obreros están condenados a una vida austera porque así funciona o conviene que funcione el sistema económico. Ricos más ricos y pobres más jodidos.

Por lo pronto un abrazo de Año Nuevo a todos y mi agradecimiento a Rodolfo Ruiz por la oportunidad de leernos aquí.

Patricia Estrada, en Twitter @estradapaty

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Patricia Estrada

Directora de noticias y conductora del noticiero de La Tropical Caliente 102.1 FM

Ex reportera de Ultranoticias, Radio Oro, Radio Tribuna y Momento Diario. Aprendizaje permanente del año 2001 a la fecha; egresada en Ciencias de la Comunicación UPAEP.