Un ejemplo llamado Madiba

  • José Enrique Ortiz Rosas
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“La muerte es algo inevitable. Cuando un hombre ha hecho lo que él considera como su deber para con su pueblo y su país, puede descansar en paz”. Nelson Mandela.

Sirva como homenaje, sirva como ejemplo, lo que es una realidad es que Nelson Mandela, el hombre, el servidor, el ser humano es un ejemplo a seguir para todos nosotros, en cualquier circunstancia en donde nos encontramos, como servidor público, como docente, como empresario, como titular en alguna organización, como seres humanos tenemos a este gran ser que sirvió en su persona siempre en la búsqueda del bien común de su país, de su pueblo, de su sociedad y con ello hacia el mundo entero.

La historia de la vida de Nelson Mandela es muy conocida y lo ha elevado al nivel de héroes tan conocidos como Mahatma Ghandi y la Madre Teresa. Hay, de hecho, mucho coraje, sacrificio, sabiduría y nobleza en su vida, atributos que demandan nuestro más profundo respeto y que tienen mucho que enseñarnos.

Lo que poca gente sabe es cómo Mandela se convirtió en el tipo de líder estratégico que dentro de prisiones como Robben Island y otras, ayudó a introducir la democracia genuina en Sudáfrica. Aislado a la fuerza de sus compañeros de prisión, aún así él dirigió reuniones secretas del Gobierno cuyo propósito era abolir el apartheid y permitir elecciones libres. Después de eso, se convirtió en el primer presidente negro elegido de forma democrática.

La historia extraordinaria de Mandela guarda lecciones preciosas para otros líderes que enfrentan luchas difíciles, entre ellas, principalmente, las que exigen firmeza en relación a una visión moralmente justa y la capacidad de influir en una serie de decisiones claves estratégicas a largo plazo a fin de obtener resultados verdaderamente notables.

El secreto del liderazgo de Mandela fue animar a la armonía racial, compartir el poder y priorizar por encima de todo el futuro, y no el pasado. Como maestro de las actitudes simbólicas, Mandela dio fuerza a esa estrategia usando la magnanimidad con sus antiguos enemigos. Por ejemplo, en 1995, visitó la viuda del hombre que fuera el mentor del régimen del apartheid y que lo había mandado a prisión (el primer ministro Hendrik Verwoerd). No escondió su felicidad cuando los Springboks, equipo nacional de rugby, conquistó el campeonato mundial, aunque el equipo hubiera sido símbolo del racismo y del poder afrikáner durante décadas. Él usó con mucho orgullo la camisa del equipo durante el campeonato, gesticuló en apoyo del equipo y envió al mundo toda una señal de que apoyaba, de hecho, una nación de todos los colores. Ese tipo de liderazgo es muy valioso y difícil de encontrar.

Lo que Mandela ofrece es un liderazgo estratégico, él es un ejemplo vivo de cómo las fuerzas complejas de la sociedad, sus valores innegociables y los momentos claves de decisión pueden entrelazarse a lo largo del tiempo y en los dominios político, jurídico y económico en una visión convincente que puede transformar un partido político, una nación e incluso el mundo. El liderazgo estratégico no tiene que ver sólo con la ejecución de una estrategia inicial que forme seguidores, sino, principalmente, a la adaptación de esa estrategia cuando sea necesario para preservar el apoyo de todos.

Nada más natural que un adolescente de color, fascinado por las maquinaciones que rodeaban al trono del jefe de la tribu para ocupar, por último, un trono aún mayor y de visibilidad mundial. Mandela o Madiba como es conocido cariñosamente, es un hombre que pasó por muchas décadas, culturas y realidades en su búsqueda de libertad y justicia. Él se sacrificó de manera profunda y noble. En ese proceso, se convirtió en icono mundial de los derechos humanos. Al final, incluso sus enemigos lo admiraron y respetaron, y con razón. Él es uno de los hombres más notables de los últimos 100 años.

Director de Capacitación del Programa DIM

Secretaría General de Gobierno

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José Enrique Ortiz Rosas
Licenciado en Administración de Empresas, con estudios en Administración Pública y Planeación Estratégica. Experiencia laboral en Gobierno, Iniciativa Privada y Organismos Empresariales.