“Las guerras son excelentes oportunidades
para impulsar la economía
de los imperios en decadencia”
Abel Pérez Rojas
La disputa por un grupo de pequeñísimas islas en el Océano Pacífico -extremo occidental de Japón- podría ser el pretexto para que China y Estados Unidos exhiban su poderío militar, adelantándonos lo que algunos especialistas ven como algo inevitable: la gran conflagración apocalíptica entre ambos países.
Suena un disparate, pero para algunas naciones las heridas provocadas por la Segunda Guerra Mundial aún no cicatrizan, tal es el caso de lo que representan las Islas Senkaku para Japón, China, Taiwán y Estados Unidos.
Las Islas Senkaku –llamadas así en Japón, pero en China nombradas Islas Diaoyu y en Taiwán conocidas como Islas Tiaoyutai- son un conjunto de cinco principales micro islas administradas por Japón, pero reclamadas al mismo tiempo por China y Taiwán.
Como resultado de la Segunda Guerra Mundial las Islas Senkaku fueron administradas desde 1945 hasta 1972 por los Estados Unidos.
A la fecha, las Islas Senkaku están incluidas en el Tratado de Seguridad de Estados Unidos con Japón, por ello la defensa de ese territorio podría obligar la intervención norteamericana a favor de los nipones.
A pesar de que no están habitadas y que la posible riqueza subterránea de las Islas Senkaku no está bien definida, su ubicación geográfica las hace muy importantes como cuña ante las aspiraciones de los países vecinos.
En los últimos años del siglo XX y los primeros de éste, se han presentado diversos altercados entre civiles y ciertos enfrentamientos -que no han pasado a mayores- entre militares de los tres países orientales.
Preocupante es la situación en aquella parte del planeta, y se ha recrudecido debido a que el gobierno chino recientemente ha impuesto en las Islas Senkaku una zona área de identificación, por la cual todo avión que cruce por esa demarcación debería identificarse y solicitar la venia de las autoridades chinas.
No obstante la medida unilateral china, la semana pasada cruzaron la demarcación aviones de guerra de Japón y Corea del Sur, así como dos bombarderos B-52 de Estados Unidos.
Por otra parte, en medio de la visita del vicepresidente norteamericano Joe Biden a Tokio, Estados Unidos ha renovado sus aeronaves, sustituyéndolas por otras de mayor alcance e independencia. Acción que los expertos han considerado como un llamado a China para que reconsidere su actitud.
Aparentemente el conflicto en aquella zona no debería revestir mayor importancia para quienes vivimos tan distantes del archipiélago en disputa, pero no es así.
Para las personas de bien y los países con vocación pacifista ninguna guerra es justificable y menos deseable, pero los sectores conservadores chinos y norteamericanos piensan diferente.
Aunque públicamente en Estados Unidos no ha habido pronunciamientos a favor de la guerra con China, para nadie es un secreto que un conflicto armado significaría reactivar gran parte de la economía norteamericana que se nutre de la industria bélica.
Por otra parte, hay voces internas chinas que sugieren una actitud más firme y decisiva ante lo que han llamado "provocaciones a la soberanía de su país". No debemos perder de vista que los sectores nacionalistas chinos no han olvidado las atrocidades japonesas cometidas en suelo chino por las invasiones de los años 30 y 40 del siglo pasado.
Así que los sectores conservadores de las dos grandes potencias están imprimiendo presión para un desenlace más enérgico y probablemente bélico en el asunto de las Islas Senkaku.
¿Aprovechará China que Japón continúa en reconstrucción tras el tsunami de 2011? ¿Mediarán los multimillonarios chinos y norteamericanos con inversiones en ambos países para que el conflicto no pase a mayores?
Yo creo que influirán mucho las voces de los archimillonarios y las corporaciones de ambas potencias para que la diplomacia salga avante en este conflicto. Veremos.
Abel Pérez Rojas (abelpr5@hotmail.com / @abelpr5 / facebook.com/perezrojasabel) es poeta, comunicador y doctor en Educación Permanente. Dirige Sabersinfin.com.
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Poeta, comunicador y gestor de espacios de educación. Estudió Derecho (BUAP), Maestría en Formación Permanente y Doctorado en Educación. Ha impartido conferencias y cursos de posgrado en instituciones públicas y privadas. Su obra poética consta de cinco poemarios. Es fundador de Sabersinfin.com.