Información y educación contra el mal del siglo

  • Alejandro Armenta Mier

En el marco del Día Mundial de la Lucha contra el SIDA -declarado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1988- se estima que en el 2010 a nivel mundial aproximadamente 34 millones de personas están infectadas el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) o aquejadas por el SIDA. Además, el virus ha matado a más de 27 millones de personas en todo el planeta; sin duda de las epidemias más destructivas registradas en la historia.

 

Si bien existen esfuerzos de detección cada vez más temprana y un mayor acceso al tratamiento antirretroviral, en muchas regiones del mundo se calcula que cada año mueren por esta causa 2 millones de personas; lo que permite entender el impacto que tiene este padecimiento en la población.

De acuerdo con el informe del Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH/SIDA (CENSIDA), en 2010 se tenía el registro de 1.5 millones de personas viviendo con VIH/SIDA en América Latina -y más del 70% de estas personas viven en Argentina, Brasil, Colombia y México-; considerando el número total de infecciones en 2007, México ocupó el segundo lugar en la región con 200 mil personas viviendo con VIH. Sin embargo, de acuerdo con la prevalencia de VIH entre la población adulta México ocupa el décimo séptimo lugar en América Latina con una prevalencia de 0.3 por cada 100 personas.

En este contexto -desde 1988- el gobierno mexicano, organizaciones internacionales y asociaciones de caridad de todo el planeta han mantenido esfuerzos por combatir el VIH.

Los primeros casos de SIDA que se reportaron en México fueron en 1983, año en que se conocía poco de la infección y todavía no existían manuales estandarizados para apoyar la identificación de los casos. Tras más de 30 años desde el inicio de la epidemia en México, los factores asociados a la misma han evolucionado así como las políticas y acciones para responder a la misma.

La epidemia del VIH en México, se clasifica como concentrada dado que no se ha establecido en la población en general. Actualmente, está garantizado el acceso de medicamentos para todas las personas que viven con el virus, logrando avances significativos en materia de tratamiento lo que ha permitido salvar y mejorar su calidad de vida.

Si bien, no se ha logrado disminuir la incidencia de esta enfermedad, la tendencia es a mantenerse estable. Las cifras de mortalidad nacional asociada al SIDA del INEGI, indican una mortalidad de 7.8 hombres por cien mil, mientras que en mujeres es de 1.8 por cien mil.

Ante este panorama, en el 2010, la Asamblea Mundial de la Salud se reunió con el fin de analizar la Estrategia Mundial del Sector de la Salud contra el VIH/SIDA para 2011-2015, cuyo objetivo principal es realizar un marco de acción concertada a nivel mundial, regional y nacional. Además, como resultado del tiempo que los países tienen enfrentando esta enfermedad, se han realizado análisis detallados de la evolución de la enfermedad que han coadyuvado a la creación de protocolos y procedimientos estandarizados basados en evidencias, lo que permite mejorar las intervenciones y ofrecer atención de calidad a los pacientes.

Los esfuerzos de las instituciones de salud han permitido la reducción de nuevos casos, ONUSIDA informó en el 2012, de una reducción del 52% en infecciones nuevas de VIH entre niños y de un recorte del 33% para el conjunto de niños y adultos desde 2001, y las infecciones nuevas entre niños han bajado a 260 mil en 2012, un 52% menos que en 2001.

Las muertes relacionadas con el SIDA han descendido a nivel global en un 30% desde el 2005, a medida que el acceso al tratamiento con antirretrovirales se ha ampliado. Con lo cual, al haber detenido y reducido la epidemia global de SIDA, el mundo está consiguiendo cumplir el sexto objetivo de Desarrollo del Milenio: Reducir a la mitad el número de países que aplican leyes y prácticas punitivas en torno a la transmisión del VIH, el comercio sexual, el consumo de drogas o la homosexualidad, pero la lucha continúa con el fin de  llegar a un acceso universal del tratamiento del VIH.

A finales de 2012, unos 9.7 millones de personas en países de ingresos medios y bajos tenían acceso a terapia con antirretrovirales, lo que representa un aumento de casi el 20% en sólo un año. En 2011, los Estados Miembros de la ONU acordaron que para 2015 unos 15 millones de personas debían beneficiarse de ese tipo de tratamiento.

Estos resultados visiblemente refieren a una alta inversión, por lo que el gasto nacional en VIH ha aumentado y representaba el 53% de los recursos globales en 2012, que se calculaban en unos 18 mil 900 millones de dólares. Se considera que serán necesarios entre 22 mil y 24 mil millones anuales a partir del año 2015.

En México, la principal fuente de financiamiento en SIDA son las instituciones del sector público, siendo la fuente privada la segunda fuente de financiamiento. Las aportaciones internacionales siguen siendo marginales al compararlas con las otras dos fuentes -representando menos de un punto porcentual- debido a que México es considerado un país de medianos ingresos.

En este sentido, será necesario incrementar los recursos para la prevención del VIH y darle continuidad a la focalización de la prevención en las poblaciones clave, que permitan un mayor acceso a servicios de prevención para estas poblaciones, lo cual redundará en un mayor número de personas, pertenecientes a poblaciones clave, con comportamientos sexuales protegidos y prácticas de inyección de menor riesgo.

También será importante propiciar que el sector educativo sea un actor cada vez más activo en la prevención del VIH; siendo un elemento esencial la implementación de educación sexual en todas las escuelas del nivel de educación básico y la generación y apoyo a programas de prevención dirigidos a jóvenes no escolarizados.

Estas acciones impactarán en la disminución de los casos nuevos de infección por VIH y, por ende, en la prevalencia del VIH de la población mexicana.

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Alejandro Armenta Mier

Maestro en Administración Pública, presidente del Senado de la República y presidente de la Comisión de Hacienda. Más de 34 años de su vida dedicado al servicio público. Mis principios: ser útil, agradecido y acomedido.