Crecimiento urbano con planeación

  • Alejandro Armenta Mier

Con 82% de su población viviendo en ciudades, América Latina es la segunda región más urbanizada del mundo -apenas detrás de Norteamérica-, pero el crecimiento de las ciudades latinoamericanas ocurrió sin orden, ganándole espacios a áreas rurales, a veces en tierras expuestas a inundaciones o deslizamientos.

Latinoamérica hace 100 años que no hace urbanismo, que no piensa en sus ciudades a futuro ni las planifica, por ello se han vuelto lugares expuestos a una creciente lista de problemas y riesgos propiciando condiciones de vida no confortables, inseguras e insalubres; el crecimiento caótico, un impacto inminente en el cambio climático y además conllevan a gastos desmedidos de recursos y de tiempo tanto para el ciudadano como para sus gobiernos.

Siendo evidente, que tampoco existen planes de gestión de riesgos, por lo que los peligros suelen saltar a la vista cuando se presentan emergencias como las inundaciones o deslaves que se han presentado en diversos países de la región como Argentina, Brasil o México. Los especialistas indican que casi todas las urbes de la región tienen un gran problema en el crecimiento demográfico y el alto grado de urbanización además de que  carecen de planes de expansión y mitigación de desastres (BID).

En ese contexto, debemos referirnos al Día Mundial del Urbanismo que es conmemorado por el Instituto Superior de Urbanismodesde 1949 -por iniciativa del Ing. Carlos María Della Paolera, primer catedrático de urbanismo en la Universidad de Buenos Aires-fecha en la que se reconoce y promueve el papel de la planificación en la creación de comunidades sostenibles.

Por lo que este 8 de noviembre presenta una excelente oportunidad para contemplar la planificación desde una perspectiva global, pues es un evento que apela a la conciencia de los ciudadanos y las autoridades públicas para lograr reducir el impacto ambiental que produce el desarrollo de las ciudades y las regiones.

México es el segundo país latinoamericano con mayor población y altas concentraciones humanas sobre el espacio geográfico del país. Desde 1980, es un país donde la mayor parte de la población reside en centros urbanos -70% de la población mexicana vive en ciudades y grandes zonas metropolitanas-. Este carácter urbano es resultado de una serie de transformaciones de perfil económico, social y cultural del país, ocurridas particularmente en la segunda mitad del siglo XX y los primeros años del siglo XXI y que han impactado de forma heterogénea en el territorio nacional, fortaleciendo o conformando zonas de alta densidad demográfica y mayor desarrollo económico así como de zonas rezagadas y con grandes desigualdades en el desarrollo regional, por lo que las diferencias socioeconómicas de la población y la persistencia de condiciones de pobreza al interior de las regiones y ciudades son eminentes.

Por ello, el papel de la política de desarrollo debe concentrarse en los elementos que favorecen el desempeño económico a nivel nacional, que beneficien a todas las regiones para compensar los efectos de la concentración del ingreso y  garantizar las condiciones de vida adecuadas para toda la población mexicana.

Con esta visión, el Gobierno de la República formó la nueva Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU), siendo algunas de sus directrices el promover el desarrollo habitacional y urbano para impulsar el desarrollo regional y contribuir al crecimiento ordenado de los asentamientos urbanos; además de fomentar programas para enfrentar los desafíos de la pobreza y la seguridad que permitirán el rescate de espacios públicos y el desarrollo urbano.

Eso permitirá generar una planeación integral del crecimiento urbano que consienta armonizar y contar con una adecuada planeación urbana y garantizar a toda la población no sólo servicios suficientes y óptimos sino condiciones favorables de seguridad, salubridad y desarrollo.

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Alejandro Armenta Mier

Maestro en Administración Pública, presidente del Senado de la República y presidente de la Comisión de Hacienda. Más de 34 años de su vida dedicado al servicio público. Mis principios: ser útil, agradecido y acomedido.