Fractales

  • Elvira Ruiz Vivanco
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Con la obra ganadora del Premio Nacional de Dramaturgia Víctor Hugo Rascón Banda (2011) y como parte del Programa Cultural Bellas Artes a Todas Partes, el CECAP vía la Coordinación Nacional de Teatro, nos trajo al Principal la polifonía narratúrgica de Alejandro Ricaño, dirigida a tres voces por Adrián Vázquez: FRACTALES.

No obstante, la innecesaria saturación de información, que da cuenta del quehacer escénico del director de esta predominantemente narración oral; los guiños en mucho en clave de farsa, para saltar al bemol melodramático, cayeron en blandito entre el público poblano repartido en la platea del Teatro Principal. Risas interactivas, jeringonzas y hasta lágrimas derramaron algunos asistentes entregados a la dúctil y rica interpretación de las empoderadas y talentosas actrices. Es decir, esta obra tiene su público y además, tiene el buen tino de generar más audiencia, lo que en sí es harto valioso.

Si bien la propuesta textual de Ricaño, demanda un desdoblamiento formal y de los contenidos aleatorios, los cuales encuentran en el título, una posibilidad de saltos cuánticos espacio - temporales, lo que a su vez, incide en la progresión diegética – mimética; visión del mundo que se proyecta desde el fuero profundo de Ana, la protagonista, hacia sus muchas interacciones con: sus familiares, con sus compañeros y amigos; con su amante / maestro; consigo misma, con su profesión, con el mundo… Listado de peripecias con la que cierra la obra.

La demanda de una escalerita al cielo, para contactar a la madre muerta, en el caso del hermanito de Ana; eco de los huérfanos que llaman/buscan a sus padres y, a quienes hemos escuchado y visto por ejemplo, en la que en su momento fue “la nueva dramaturgia”. Hay también claros chistes locales, referentes a la comunidad del área de artes de la Universidad Veracruzana. Rutas comunes de las ingenuas muchachitas, que buscan un lugar en la actuación, y que por eso, tienen que pagar además de con el cuerpo con la vulnerada subjetividad por las prácticas viciadas y los sobreentendidos entre “la gente del medio”. Crítica que pareciera encuentra en la carcajada, una chimenea que ventile la pestilencia de los abusos como patrones de desencuentro, inclusive, con el propio género.

De ninguna manera es pueril este montaje, pulsado y diseñado cuidadosamente, desde lo físico. Sólo de pronto, pareciera que se prefabrica la reacción, como si se convinieran instantes de concesión, que le roban brillo a lo que deja traslucir es un proyecto con riesgo.

Finalmente la obra sí propone una mirada distinta a la bitácora melancólica que puede ser, la de una niña desolada, quitada de padre y madre, de dolor de amores, de familia alejada, de una disciplina profesional cuestionable y, de una vida que no se vislumbra nítida. Hay un matiz dulce y grácil, que esmalta la rudeza del tránsito de pérdidas que nos cuenta un alma fragmentada, llamada Ana.

Opinion para Interiores: