México: Comprometido con la Asistencia Humanitaria

  • Alejandro Armenta Mier

El Día Mundial de la Asistencia Humanitaria reconoce a quienes enfrentan el peligro y la adversidad para ayudar a otros. Estos trabajadores -especializados en él auxilio humanitario- brindan ayuda a millones de personas en todo el mundo sin importar quiénes son y en dónde se encuentran.

En ese contexto, el 19 de agosto fue designado por la Asamblea General de las Naciones Unidas como el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria por ser el aniversario del ataque al cuartel general de las Naciones Unidas en Bagdad, en el que murieron 22 miembros de la ONU en 2003; como una conmemoración para ayudarse unos a otros.

Todos los años se presentan desastres que causan un enorme sufrimiento para millones de personas, en especial los más pobres, los más marginados y los más vulnerables en el mundo. La asistencia humanitaria se fundamenta en principios fundamentales que incluyen la humanidad, la imparcialidad, la neutralidad y la independencia. El personal de ayuda humanitaria puede ser internacional, aunque en su mayor parte son originarios del país en el que trabajan,  unidos por su compromiso con los principios humanitarios.

Responder a las emergencias es sólo un aspecto del trabajo humanitario ya que los trabajadores  también brindan apoyo a las comunidades para reconstruir sus vidas después del desastre, para mejorar su capacidad de recuperación ante futuras crisis, para abogar por que sus voces sean escuchadas y para construir una paz sostenible y duradera en zonas de conflicto.

Los trabajadores de asistencia humanitaria se esfuerzan por brindar ayuda y rehabilitación a largo plazo a las comunidades golpeadas por desastres en cualquier lugar del mundo, sin discriminar por la nacionalidad, grupo social, religión, sexo o raza.

Aunque este trabajo es uno de los oficios más peligrosos del mundo -secuestros, disparos y amenazas de muerte forman parte de la descripción de su trabajo en lugares como Sudán, Siria, Somalia y otras zonas castigadas por los conflictos- quienes trabajan en esos inestables territorios corren cada vez mayores peligros, al tiempo que prestan una ayuda vital a las víctimas de las guerras y de las catástrofes en todo el mundo.

En la última década los ataques a los puestos humanitarios se han triplicado. Según las Naciones Unidas, desde 2011, 109 trabajadores humanitarios han sido asesinados, 143 han sido heridos y 132 han sido secuestrados.

En México, la ayuda humanitaria  tiene un contexto internacional de carácter bilateral, apoyando al país afectado bajo un esquema de coordinación y cooperación con sus autoridades.
Las instancias de gestión que participan para solicitar ayuda humanitaria a nuestro país, pueden tener los siguientes orígenes: que el Presidente de la República ofrezca la ayuda humanitaria como un gesto de solidaridad ante los desastres causados por algún fenómeno natural; que el Presidente del país afectado la solicite ayuda humanitaria directamente al Ejecutivo de nuestro país o que la petición de ayuda humanitaria sea realizada a través de las Cancillerías correspondientes.

Es así que, México -por conducto de iniciativas de ayuda humanitaria desarrolladas ante contingencias y desastres padecidos por cualquier país de la comunidad internacional- brinda apoyo sistemático en la medida de sus posibilidades, para que los afectados por remonten primero las emergencias y después las condiciones que permitan su restablecimiento y sustentabilidad.

En esta lógica -en el 2010- México refrendo el perfil humanitario para su política de cooperación al instrumentar numerosas y solidarias respuestas de ayuda a países del Continente Americano como Haití, Guatemala, Honduras, Belice, Colombia y Venezuela, afectados por severas contingencias sísmicas, volcánicas e hidrometeorológicas.

Esta solidaridad ha sido reciproca, ya que cuando México ha sufrido embates de la naturaleza ha sido beneficiado por la cooperación internacional. Así, cuando se padecieron los estragos de la naturaleza en virtud del sismo en Mexicali -2010-, así como de las consecuentes destrucciones del huracán Alex, la respuesta de países como Estados Unidos fue pronta y de gran valía. De igual forma, ante el desastre ocurrido con motivo de los deslaves en Oaxaca y Chiapas -en octubre del mismo año-  varios países como Guatemala, Chile, Japón y Estados Unidos, denotaron su disposición de apoyo.

Es una realidad que las contingencias naturales seguirán presentándose - incluso bajo patrones de mayor impacto- por lo que el Gobierno de la República promueve alianzas, esquemas  y procedimientos de cooperación y ayuda humanitaria, con el fin de hacerlos más eficientes y efectivos, para una ayuda humanitaria pronta y útil para las poblaciones de países afectados.

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Alejandro Armenta Mier

Maestro en Administración Pública, presidente del Senado de la República y presidente de la Comisión de Hacienda. Más de 34 años de su vida dedicado al servicio público. Mis principios: ser útil, agradecido y acomedido.