Pena Ajena

  • Fernando Castillo

Lamentables son todos los ataques en contra de cualquier ser humano, pero cuando la violencia se ejerce por parte del crimen organizado en contra de un elemento de alto grado de las fuerzas armadas, se da una extraña mezcla de indignación, tristeza y pena.

Me refiero obviamente al artero asesinato del Vicealmirante Carlos Miguel Salazar Ramonet, en un camino de Michoacán, el cual, a pesar de lo que dice el discurso oficial, fue blanco de un ataque planeado y dirigido a su persona y a la institución armada a la que pertenecía y, sobre todo, al Estado Mexicano.

En medio de la tragedia, fueron vergonzosas las declaraciones del Procurador General de la Republica, Jesús Murillo Karam, quien al día siguiente de la desgracia, en una rueda de prensa, relató los violentos hechos que costaron la vida del comandante de la octava zona naval y concluyó que, la errada decisión de tomar un camino alterno, ante el cierre de la autopista, fue la causa de la muerte del mando militar.

Es cierto que no es lo más prudente, dada la situación violenta en Michoacán, el no tomar las debidas precauciones, sin embargo, es vergonzoso que, por esta decisión, el gobierno lo haga responsable de su propia muerte. Sería tanto como que el responsable en el robo de una billetera en el transporte público, sea la propia víctima, ya sea por traer billetera o por utilizar el transporte público.

La semana anterior, le comentaba el escaso apoyo que hay para los elementos operativos de las fuerzas federales. Hoy vemos que el abandono ha llegado hasta los altos mandos.

Un principio jurídico reza Causa cause et causa causatorum “La causa de la causa, es causa de todo lo causado”; ante esto, la principal responsabilidad es del gobierno que no ha podido doblegar al crimen y ha permitido el clima de violencia en el país.

Las instituciones militares, eran hasta hace poco, las más respetadas, y hace poco más de un siglo, eran las más temidas, era impensable un ataque en contra de un mando militar, tristemente, estamos en una época en que las cosas que parecían imposibles, hoy son posibles.

El general norteamericano Ulysses S. Grant, dijo una vez: “El arte de la guerra es muy sencillo: Averigua donde está tu enemigo cáele lo antes posible, pégale con todo lo que tengas y síguete así.”. En nuestro país esa sencilla formula es utilizada por el crimen organizado y no por las fuerzas armadas. El gobierno no tiene ya argumentos, no digamos para enfrentar, ni siquiera para amedrentar a los grupos delictivos.

Tal parece que el trabajo de inteligencia es una figura presumida pero ausente en la prácticamente inexistente estrategia de seguridad.

Hay una deficiente o casi nula coordinación entre fuerzas del orden e incluso entre secretarías de Estado.

El punto en el que se cometió el homicidio del Vicealmirante Salazar Ramonet, es un camino local, que pudo haber llevado al marino hasta rumbos de La Piedad, pudiendo solicitar el apoyo del batallón del ejército que se encuentra en Zamora, o los destacamentos de La Piedad o Zacapú, quienes pudieron llegar a la zona en unos 30 minutos, por tierra, o incluso menos, si se hubiese prestado apoyo aéreo, por parte de las fuerzas de Reacción Inmediata de Zamora o Incluso de Irapuato.

Aunque se presume la detención de tres responsables del homicidio, a mi parecer, se siguen fabricando culpables, ya que no son más que chivos expiatorios.

El crimen organizado tiene una forma de trabajar, generalmente los que supervisan que el trabajo se haya hecho, no son los mismos que lo ejecutaron. Estos últimos se dispersan en “operaciones abanico” y no recorren el mismo camino.

El ataque a fuerzas militares es una muestra más de que nos acercamos al Estado Fallido.

El presidente peruano Ollanta Humala, dice que “Un comandante guarda sus reservas para cambiar el rumbo de la batalla”.

El presidente Peña Nieto, o carece de reservas o no tiene idea de cuándo debe cambiar el rumbo de sus batallas.

FORMALIZAR LA PRIVATIZACION.

Desde hace unas semanas, se retomo el discurso privatizador de los hidrocarburos. El PAN presentó ya una iniciativa y se espera que esta semana, el Gobierno Federal presente la suya.

Aunque ambas iniciativas, se prevé que incluyan la participación del sector privado (Nacional y Extranjero) en el ramo del petróleo, el gas y la electricidad, la realidad es que en muchas actividades, ya se permite esa participación.

El 26 de junio de 2006, se publicó en el Diario Oficial, una reforma a la ley del petróleo en la que se exceptuó de la  industria petrolera, al gas asociado a los yacimientos de carbón mineral y la cual permite su extracción por particulares, ya sea para auto consumo o para venta a PEMEX.

La semana pasada, se hizo pública la creación de una alianza entre una subsidiaria de PEMEX y la empresa MEXICHEM (una de las más rentables en la bolsa, por cierto) para la producción de Policloruro de Vinilo, en un porcentaje de 40 – 60 con mayoría de la empresa privada.

Se avecina la formalización constitucional de esta participación privada, donde al parecer se pasa por encima del compromiso 54 del Pacto por México: “Los hidrocarburos seguirán siendo propiedad de la Nación. Se mantendrá en manos de la Nación, a través del estado, la propiedad y el control de los hidrocarburos y la propiedad de PEMEX como empresa pública. En todos los casos, la Nación recibirá la totalidad de la producción de hidrocarburos”, Ja, Ja.

 

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