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María Conchita Díaz, la cineasta oaxaqueña que conquista el mundo
María Conchita Díaz, originaria de Oaxaca y egresada del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), llevó el cine mexicano a nuevas alturas. Su cortometraje La Soledad ganó el premio a Mejor Corto de Ficción en los Yugo BAFTA Student Awards, convirtiéndose en la primera producción mexicana en recibir este reconocimiento.
La Soledad explora el reencuentro de dos hermanas en la vejez, abordando tensiones familiares y desafíos propios de esa etapa. Inspirada en las historias de sus abuelas y filmada en San Miguel Peras, Oaxaca, esta obra mezcla elementos autobiográficos con una narrativa que visibiliza temas poco explorados en el cine.
“La cinta refleja cómo la ambición afecta las relaciones humanas”, explicó Díaz. Este proyecto, que inició como su titulación en el CCC, tardó una década en completarse debido a pausas personales. Durante ese tiempo, la cineasta enfrentó la pérdida de su madre y su hermana, convirtiendo la película en un homenaje y un proceso de sanación.
El cortometraje no solo obtuvo el galardón de los BAFTA, sino también la Diosa de Plata, otorgada por la Asociación de Periodistas Cinematográficos de México. Díaz destacó la conexión emocional que su obra generó tanto en México como en el extranjero, resaltando la falta de representación de la tercera edad en el cine.
Además de La Soledad, la directora ha trabajado en proyectos como Sexo limpio, Rex, Venus y 8 venado garra de jaguar, este último financiado por el ECAMC en 2022. Como cofundadora de Ixmati Casa Productora, Díaz fomenta el cine independiente y busca desmontar estereotipos en la representación audiovisual.
Con talleres para niños y niñas, Díaz muestra que contar historias no requiere grandes recursos. “El cine no es exclusivo. Un celular basta para narrar historias importantes”, afirmó. Su próxima producción, también rodada en Oaxaca, combina tradiciones locales con narrativa ficcional.
Para Díaz, el cine es una herramienta de cambio social. “Volver a nuestras raíces es esencial para compartir historias. Lo personal es político, y nuestras obras son la voz de nuestras comunidades”, concluyó. (LV)