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El arte rupestre de los mayas lacandones revela su cosmovisión
La selva Lacandona esconde un legado cultural invaluable: las pinturas rupestres de los mayas lacandones, cuyas complejidades son desentrañadas en el libro Arte rupestre en las casas de los dioses, paisaje y peregrinaciones en las lagunas Mensabak y Pethá, Chiapas. Esta obra, elaborada por el investigador Josuhé Lozada Toledo, es el resultado de 14 años de investigación arqueológica con un enfoque relacional.
Durante la presentación en el Museo Nacional de Antropología, Lozada destacó que el arte rupestre refleja las estructuras cognitivas, los problemas y las creencias de las comunidades mayas. Este lenguaje visual contrasta con la monumentalidad de templos y estelas, que tradicionalmente han narrado la historia oficial de las élites.
El autor explicó que muchas pinturas datan del periodo Preclásico Tardío (200 a.C.-200 d.C.), lo que sugiere que las comunidades migraron hacia centros ceremoniales como Palenque tras crearlas. Posteriormente, en el Posclásico, estas prácticas resurgieron en un contexto de crisis, convirtiendo lagos y cuevas en espacios sagrados.
Lozada Toledo también destacó la importancia de trabajar con comunidades vivas, como los lacandones, para entender el simbolismo de estas expresiones. “No son solo riscos o cuevas, son las casas de los dioses, espacios que permiten la comunicación con lo divino”, afirmó el investigador.
El libro no solo analiza las pinturas antiguas, sino que aborda las peregrinaciones lacandonas contemporáneas, documentando cómo estas prácticas conectan pasado y presente en un paisaje cargado de espiritualidad.
Disponible en librerías del INAH y en su tienda electrónica, esta obra, que tiene un costo de 465 pesos, donde trasciende las narrativas tradicionales para centrarse en la cultura popular y su relación con lo sagrado. (LV)