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Descubre el origen prehispánico de los altares de Día de Muertos en México

  • Valeria De la Luz
Si una buena ofrenda planeas realizar el mole y el pulque no te debe faltar
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Las festividades de Día de Muertos datan de la época prehispánica en México. Tras la conquista, la Iglesia Católica notó la coincidencia entre los periodos de festejos a los fieles difuntos, siendo los días 1 y 2 de noviembre.

Esta tradición tiene una conexión directa con la cosecha. De acuerdo con el arqueólogo poblano Eduardo Merlo Jiménez, las antiguas civilizaciones reconocían que sus antepasados les habían legado la vida, habían trabajado la tierra, sembrado y cosechado sus alimentos, y al morir, habían dejado semillas que continuaron dando vida generación tras generación. En la antigüedad, cuando los mexicanos morían, sus cuerpos se convertían en abono para la tierra, cerrando así su ciclo de vida.

Merlo comentó que los frailes cristianos que llegaron a México a mediados del siglo XVI trataron de cambiar las tradiciones prehispánicas. Sin embargo, al no lograrlo por completo, trasladaron su festividad, que involucraba dejar ofrendas a los muertos, a los bosques de España.

Anteriormente, los mexicanos preparaban una comida especial para los difuntos 80 días antes del Día de Muertos. Esta comida incluía platillos como el “chimoli”, considerado como el antecesor del mole, y carne de guajolote cocida por separado. Esta preparación se hacía por la creencia de que a los muertos también les duele el estómago por tanta comida. La bebida de elección era el “pulque”. Además, solían hacer figuras de calaveras y esqueletos a partir de una mezcla de amaranto, maíz y miel de maguey. Entre las ofrendas también se incluían flores, en particular el cempasúchil, cuyo olor y color atraían el alma de los difuntos.

Desde el 27 de octubre comienzan a llegar las almas de nuestros seres queridos. Merlo mencionó que, desde la antigüedad en Veracruz, se espera la llegada de las mascotas el día 27 de octubre. Se les coloca un plato con agua, croquetas y una vela acompañada de flores para agradecer el trabajo y cuidado otorgado durante toda su vida.

El día 28 de octubre llegan las almas de las personas que perdieron la vida de manera trágica, por lo que los familiares deben colocar un pequeño altar en el lugar donde murieron para recordarles su camino a casa. En el caso del 29 de octubre, llegan las almas que murieron ahogadas o por frío, como es el caso de las personas en situación de calle. A ellas se les debe colocar más luz para acompañar su camino.

El 30 de octubre es conocido como el Día del Alma Sola. Esto significa que son personas que murieron y fueron olvidadas por sus familiares, por lo que en algún lugar de la ofrenda se debe colocar un vaso de agua, junto con algún alimento, y dar una pequeña oración por aquellos que fueron olvidados.

Los pequeños angelitos o niños regresan a sus hogares el 31 de octubre. Este día se debe colocar un pequeño vaso con agua y, principalmente, dulces para los más pequeños.

Para los días 1 y 2 de noviembre regresan todos nuestros seres queridos que han trascendido de este plano. En estas fechas, se coloca la ofrenda más grande, la cual puede incluir comida, bebidas alcohólicas, fotografías, dulces, entre otras cosas.

Finalmente, Eduardo Merlo mencionó que las personas que hayan fallecido hace menos de 80 días no deben tener ofrenda, pues se tiene la creencia de que apenas han comenzado su viaje por el Mictlán, conocido como el inframundo en la mitología mexicana y nahua. (LV) 

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