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“Zona de Sacrificio”, región de la Cuenca Libres-Oriental: Barreda

  • Kara Castillo
Granjas Carroll no sólo lidera el envenenamiento de la región, también ha instalado un régimen de terror contra opositores
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Dada la emergencia sanitaria y ambiental que viven pobladores de la Cuenca Libres-Oriental, la región puede considerarse una verdadera “Zona de Sacrificio”, así lo describió Andrés Barreda, investigador del proyecto nacional estratégico “Agentes Tóxicos y Procesos Contaminantes” del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt).

Durante el Foro de Análisis de Problemáticas de la Cuenca Libres-Oriental, realizado en el Edificio Presno de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP), el académico sostuvo que en la región se viven los impactos negativos socioambientales del asentamiento industrial desmedido, contaminante y tóxico, al que son sometidos habitantes que son “sacrificados”, implicando una forma de discriminación.

En entrevista, explicó que el término fue popularizado por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) para precisar la devastación de territorios que coincidentemente son habitados por grupos que también sufren algún tipo de racismo, personas negras, latinas, asiáticos o población blanca muy pobre, que sufren los estragos de una contaminación brutal al punto de envenenamiento, haciendo las regiones inhabitables. “Existen razones clasistas, por ejemplo, se instalan basureros donde a las personas se les considera basura, ‘zona de sacrificio’ es apenas dar un nombre que se ajuste a sus circunstancias.

“En México, la región de la Cuenca Libres-Oriental, como en otras zonas, la gente va padeciendo la altísima contaminación de su medio ambiente, la que se sufre como una condena. Si la gente no es pobre, la van volviendo pobre, porque padecer este tipo de contaminación enferma y genera gastos en salud, es una nueva forma moderna de generar precarización a cuenta de crear empleos, poblados destinadas al desarrollo industrial que prioriza ello ante el bienestar de los habitantes”, adujo.

Sostuvo que lo que sucede ambientalmente en la Cuenca Libres-Oriental por el asentamiento industrial también se repite en al menos 70 regiones en el país. Precisó que no se trata de simples “brownfields” o “campos sucios” como se les clasifica en Estados Unidos, sino de situaciones mucho más graves donde los niveles de sustancias tóxicas son muy altos.

“No estamos hablando de contaminación solamente, como lo que se registra en una gasolinera, sino de zonas de emergencia ambiental, hablamos de regiones donde puede haber 30 procesos de contaminación superpuestos”, precisó.

Sostuvo que la Cuenca Libres-Oriental no tiene el mismo nivel de contaminación que el río Atoyac o el Zahuapan, pero la dinámica de superposición de contaminantes apunta en esa dirección, “va directo para allá”, alertó.

“Es por eso que le consideramos una zona de emergencia ambiental, consideramos que es una zona de mucho peligro”.

En su ponencia describió que la empresa Granjas Carroll no sólo lidera el proceso de contaminación, envenenando aire, suelo y agua, sino que hace gala de un régimen de terror en contra de la población campesina que de forma espontánea se ha opuesto a las megagranjas desde hace 20 años.

En la región hay un historial de lucha y resistencia, pero también de represión y de fabricación de delitos de quienes se manifiestan, la época de Rafael Moreno Valle fue generoso en este sentido, se perseguía a los dirigentes, sembrando la dispersión y desorganización entre habitantes. Lo que acaba de pasar en Totalco, con el asesinato de jóvenes, es más de lo mismo”.

El académico atribuyó esta situación a la adopción e imposición de políticas neoliberales materializada en la firma del Tratado de Libre Comercio en 1992 que favorece la atención a necesidades de empresas privadas y trasnacionales dejando de lado un Estado de Bienestar. “No solo se privatizaron industrias, se privatizaron intereses, luego todo fue una vorágine”.

“México ha competido con China ofreciendo la mano de obra más barata y las condiciones de desregulación ambiental más altas del mundo, el modelo fue vendido como un ‘paraíso de desregulación laboral’, lo que ha permitido que industrias nacionales y transnacionales operen sin preocuparse por las consecuencias ambientales regionales”.

La nula regulación, dijo, tiene como consecuencia la impunidad de empresas en la región, que registra desde entierros clandestinos de residuos tóxicos hasta la ineficiencia de las plantas de tratamiento de agua, que está lejos de corresponder a la carga tóxica del agua. “Quizá quiten lo lodos intoxicados, pero generan más focos de infección al depositar los residuos tóxicos al aire libre”.

“Decimos que la Cuenca Libres-Oriental es una zona de emergencia sanitaria porque lo que está en riesgo es la vida de las personas y su futuro”, precisó que se ha documentado la relación de enfermedades degenerativas con estos ‘infiernos ambientales’ que no ha sido debidamente señalado. “No se relaciona la enfermedad con un ambiente tóxico a la que la gente es sometida por razones económicas, se cree que es designio de Dios”.

Barreda señaló esta situación como una práctica de injusticia ambiental, pues los habitantes se ven afectados de manera desproporcionada por factores ambientales de acuerdo con la ocupación de su escala social, por lo que se trata de discriminación, “esto hay que dejarlo bien claro”.

Llamó a ir más allá de la conclusión de que se necesitan más plantas tratadoras o la voluntad de un político, pues asentó: “Lo que se requiere es que todos estemos informados, pero tiene que intervenir la comunidad científica y debe haber una verdadera participación ciudadana”. (MIG)

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