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Fuerte cornada sufre el matador Alberto Ortega en plaza de Tlaxcala
Los niños monosabios anunciaron al sexto de la tarde, aproximadamente a las 7:00 de la noche: “Cigarrero”, 490 kilos con cinco años y dos meses de edad y “mucha leña” en la cabeza. Alberto Ortega fue a hincarse las rodillas frente a la puerta de toriles para ejecutar la suerte a porta gayola; el toro sale con fuerza, Alberto trata de darle un lance, el cornúpeta no hace caso y, literalmente, arrolla al torero.
La escena es impresionante. El impacto es fortísimo, el torero es derribado, luego se pone de pie, llega a un burladero para quedar a salvo porque el toro le hace el viaje. En el callejón, Alberto es auxiliado, tres o cuatro personas lo cargan y lo llevan a la ambulancia. A simple vista se aprecia que está herido del cuello y la cara.
La plaza no tiene enfermería; sin embargo, en todas las corridas hay una ambulancia con todos los servicios y medicamentos suficientes para estabilizar a los heridos. El responsable de los servicios médicos de plaza es el doctor José Antonio Zamora Lomelí, un profesional con experiencia, apreciado y respetado por toda la torería.
La empresa Feria Toro, informa por escrito que el torero está internado en el Hospital Ángeles de Puebla, que el golpe lo recibió en la zona temporal y en la base del cráneo. La madrugada de hoy domingo, entró a cirugía de limpieza porque es una herida expuesta. El efecto del sedante disminuyó y tuvo una reacción en ambos brazos; el doctor comentó que es un buen pronóstico para su recuperación. Aún no se ha expedido el parte médico con exactitud, el pronóstico es grave.
Alberto, oriundo de Apizaco, hijo del matador del mismo nombre, tiene 26 años de edad y cinco meses de alternativa. Tenía necesidad de reivindicarse con él mismo y con el público porque en su primer toro, quedó la sensación que, debido a su poca experiencia, no aprovechó totalmente las embestidas. En ese afán de entrar en el ánimo de los aficionados.
Ponerse a porta gayola es una suerte con mucho riesgo, además “Cigarrero” tenía una cornamenta impresionante. ¿Por qué realizarla? La respuesta es simple: los toreros no miden consecuencias, la prudencia es una palabra ajena a su diccionario; van por todo sin importar lo que haya que pagar. A veces el precio es alto, muy alto.
La suerte de porta gayola tiene mucho riesgo y poca recompensa porque en el transcurso de la lidia al público se le olvida que se realizó. Se requiere mucho valor para clavar las rodillas a un metro de la puerta para esperar al burel. El astado sale al ruedo luego de estar un tiempo a oscuras en los toriles, probablemente salga deslumbrado, no hace caso al capote y suele atropellar al diestro.
Imposibilitado de torear el tercer espada, el turno recae en el primero del cartel, sólo que ayer, Juan Pablo Sánchez acordó con el juez y sus compañeros abandonar la plaza luego de matar sus toros, debería tomar un avión para viajar a Jalisco, hoy domingo torea en la población de Tequila.
Sergio Flores entró al quite. “Cigarrero” fue un toro complicado que trajo de cabeza a los banderilleros Juan Pablo Hernández y Diego Martínez; en la suerte de varas provocó un tumbo al picador Jorge Morales.
El apizaquense Sergio Flores podría darle unos trapazos y salir del paso, no era su toro y le ya había cortado un par de orejas, pero decidió jugársela. Sometió al cornúpeta, logró muletazos y le cortó una oreja, que le entregó a la cuadrilla de Alberto Ortega. (AD)