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Otis recuerda a Guerrero la devastación de Pauline, huracán que pegó hace 26 años
La madrugada de este miércoles 25 de octubre los habitantes de Guerrero experimentaron el embate del huracán “Otis”, que tocó tierra en las costas de Acapulco y que afectó a otros municipios también de la costa.
Antes de golpear al estado de Guerrero, el fenómeno meteorológico se fortaleció a huracán categoría 5 en la escala Saffir-Simpson, lo que generó que los efectos del huracán fueran más devastadores sobre todo para la infraestructura de las regiones.
El Hotel Princess de #Acapulco en estado crítico, presenta daños en al menos 80% de su estructura, después de #Otis.https://t.co/XtqqwXcvle pic.twitter.com/V2VID2o3uq
— Periódico e-consulta (@e_consulta) October 25, 2023
Los efectos más devastadores que dejó a su paso Otis fueron inundaciones, derrumbes, afectaciones en inmuebles, pérdidas materiales, fallas en la señal de telecomunicaciones, así como el corte del suministro eléctrico, daños que no se registraban por lo menos en más de dos décadas.
Otis revive el recuerdo del huracán Pauline, que golpeó en 1997
Los habitantes y turistas que recién caen en cuenta de la magnitud del desastre de Otis recordaron la tragedia que dejó el huracán “Pauline”, que golpeó Guerrero en 1997.
Hace 26 años, la mañana del 6 de octubre de 1997, la depresión tropical número 18 evolucionó a tormenta tropical y se le nombró Pauline. En aquel entonces, el fenómeno se encontraba frente a las costas del Océano Pacífico, a 396 kilómetros al suroeste de Tapachula, Chiapas.
Conforme transcurrió el día, exactamente a las 16:00 horas, Pauline se fortaleció a huracán categoría 1, con lo que llegó a alcanzar vientos sostenidos de 120 kilómetros por hora y rachas de 150 kilómetros por hora.
Tan solo dos días después, el 8 de octubre, tocó tierra en Huatulco, Oaxaca y se desplazó por los poblados de Puerto Ángel y Puerto Escondido, donde adquirió fuerza y pasó a categoría 3.
En aquella ocasión, Pauline se mantuvo como huracán mientras se desplazaba hacia Guerrero y sin prever lo que se venía para el estado, el 9 de octubre comenzó la pesadilla para los guerrerenses.
El centro del huracán se acercó a tan solo 30 kilómetros al noroeste de Acapulco y golpeó fuertemente al puerto, además ocasionó intensas lluvias como jamás antes se había tenido registro, gracias a ello, en menos de 24 horas cayó hasta 411.2 milímetros de agua, cantidad que, en promedio, se registra durante tres meses de lluvia.
Ya para entonces se supo que Pauline era el huracán más dañino en la historia del estado, con tan solo unas horas de lluvia, los ríos Papagayo, La Sabana y El Camarón experimentaron una fuerte crecida en su afluente.
Asimismo, se registraron derrumbes y deslaves en cerros y montañas que arrastraron a su paso árboles y piedras, lo que ocasionó el cierre de carreteras, así como la destrucción de puentes, estas afectaciones dejaron incomunicadas por muchos días a poblaciones enteras, además de daños directos a unos cinco mil hogares.
Tras llegar la calma después de la tempestad, las autoridades estatales y federales de aquel año reportaron que Pauline dejó 300 muertos entre los estados de Guerrero y Oaxaca, así como cientos de personas lesionadas y otro tanto de familias que perdieron sus hogares. (EG).