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Inmortalizan a la china atlixquense en muñecas crochet
El colorido, alegría e identidad de las mujeres solareñas de Atlixco es inmortalizado por Grisel Cerrillo en muñecas tejidas en crochet. Grisel encontró en el tejido a gancho un alivio para la ansiedad que le provocaba el miedo a la pandemia por Covid-19 y a la contingencia volcánica por el Popocatépetl.
La historia de Gris como artesana tejedora comenzó en 2020, cuando angustiada por un contagio y con la incertidumbre generada por la pandemia de Covid-19 debió buscar un alivio a la tensión.
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“Esto comenzó en medio de la pandemia, junio o julio de 2020, ya que me afectó muchísimo el encierro; todo lo que venía por la enfermedad, me ponía muy nerviosa. Todo empezó porque mi esposo quería un tiburón tejido, yo le dije que no sabía ni agarrar un gancho y respondió que viera videos en YouTube. En esas tardes de ocio pues me decidí a ver videos, agarré mi gancho y estambre y decidí empezar”, relató la mujer, egresada de la carrera de gastronomía y miembro de una familia dedicada por décadas a la repostería.
“Las primeras figuras fueron un desastre, quería hacer un pajarito y me salía un huevo con chipotes, todo chueco, y dije ‘no te des por vencida, vuélvelo a intentar’, y al intentar un tiburón fue el primero que salió con figura de tiburón, el primero que me gustó”.
Creando figuras a base de puntadas de gancho, la pandemia y la angustia fueron desvaneciéndose. Al principio los encargos venían de su misma familia, le compraban el material y le solicitaban personajes de series animadas, de películas o series de televisión.
“Así fueron desapareciendo los episodios de ansiedad, me metía tanto en las figuras que podía pasar tres o cuatro horas tejiendo, me relajaba, y ahora llevo tres años haciendo esto”, compartió.
Nace un negocio: Grisumi
Un día, de nueva cuenta a consejo de su esposo, abrió su página en redes sociales para aceptar encargos de otras personas. Ahora no sólo teje para su hija, también para clientes de la Ciudad de México y Guanajuato.
Respecto a su hija, considera que el ejemplo que le está dando es uno de los mejores, pues está siguiendo sus pasos, ya que aprendió con tutoriales a hacer jabones artesanales y ahora gana un poco de dinero para sus vacaciones.
“Ella se siente muy orgullosa de mí, es mi fan número uno. Me dice que ella también quiere hacer algo, ahora en vacaciones de Semana Santa le compramos base para jabón, esencias… Después vimos en video cómo hacer jabones y aprendió a hacerlo artesanalmente, aprendió algo a final de cuentas. Se desvelaba sabe que con empeño y dedicación se puede, además sacó un poco de dinero en vacaciones para comprarse cualquier cosa”, reseñó Gris.
La china atlixquense es inmortalizada
Ahora, con el manejo de la técnica Grisel, se animó a hacer una figura que siempre había deseado intentar, pero los encargos que tenía de su clientela no le dejaban tiempo para dedicárselo a lo que llama su mejor creación.
Se trata de una china atlixquense, la icónica mujer danzante de la fiesta del Huey Atlixcáyotl, con su enagua, blusa, paliacate, flores y trenzas, sonriente siempre como las mujeres que danzan en cada una de las tres fiestas que forman este festival que le da identidad a Atlixco.
“La muñeca nadie me la pidió, yo decidí a hacerla porque empecé a mal viajar con el tema del volcán, entonces la ansiedad regresó y también los nervios. Hace 20 días no tenía pedidos de ‘amigrumis’, así que decidí hacer mi muñeca que tanto he querido y por falta de tiempo no había podido. Vi que quedó bien y es una creación mía completamente”, platicó.
Grisel Cerrillo tardó 15 días en terminarla y una muñeca como esta tiene un costo aproximado de mil pesos, por ello, ante la posibilidad de no poder venderla, decidió emprender una rifa para que quien esté enamorado de Atlixco pueda tenerla a un muy menor precio; cada boleto costó 30 pesos y la rifa será transmitida por su página Grisumi el 5 de julio.
“Las artesanías no las quieren comprar al precio, todo lo quieren barato, no se dan cuenta que detrás de esto hay muchas horas de estar sentada con la luz, la espalda duele, los dedos duelen… por eso decidí hacer una rifa”, comentó.