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Cuicuilco: riqueza biocultural que conecta pasado y futuro
Un proyecto colaborativo resalta el valor biocultural de Cuicuilco, una zona emblemática de la Ciudad de México que conserva flora endémica y su legado cultural. Este espacio, localizado al sur de la ciudad, combina la riqueza ecológica de los pedregales volcánicos con tecnologías ancestrales que ofrecen alternativas sostenibles para la actualidad.
La iniciativa, liderada por Lilian García-Alonso Alba, especialista en materiales naturales, se centra en el estudio de plantas nativas utilizadas por civilizaciones antiguas. Especies como agaves, cactáceas y xochipallis han demostrado ser valiosas en la elaboración de jabones, colorantes, adhesivos y materiales para construcción, soluciones vigentes frente a desafíos contemporáneos.
Cuicuilco se alza sobre la lava del volcán Xitle, cuya erupción hace más de 1600 años configuró un ecosistema único en la Cuenca de México. La vegetación que creció en esta región incluye especies que no solo forman parte del paisaje, sino también de una herencia biocultural que refleja la interacción entre las comunidades prehispánicas y su entorno.
El proyecto permitió realizar talleres donde estudiantes y comunidades han experimentado con técnicas prehispánicas. Entre los avances destacan pruebas en laboratorio para emplear mucílagos y adhesivos naturales en textiles y papel, mostrando el potencial de estas tecnologías en campos como la conservación y la artesanía contemporánea.
La riqueza de los pedregales de Cuicuilco trasciende su flora. Este ecosistema alberga cientos de especies de artrópodos, mamíferos y aves, consolidándolo como un refugio de biodiversidad dentro de una de las metrópolis más grandes del mundo. Esta combinación de patrimonio natural y cultural fortalece su valor como un espacio único para la investigación y la enseñanza.
El reconocimiento de estas plantas como elementos del patrimonio biocultural subrayó la importancia de integrarlas en estrategias de educación y sostenibilidad. Reactivar su uso no solo promueve la conservación del medio ambiente, sino también la recuperación de saberes ancestrales que benefician a las comunidades actuales. (LV)