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Madre clama atención para su hija en el HNP; “no es urgente”, le responden
Una pequeña de dos años de edad, originaria de Ixtacamaxtitlán, no ha recibido ni el diagnóstico certero, ni el tratamiento adecuado para su luxación de cadera por parte del Hospital del Niño Poblano (HNP), denuncia una joven madre de nombre Elisa.
Por más de un año, Elisa ha buscado tratar la dislocación que su pequeña padece desde que nació y en todo ese tiempo, personal del HNP solamente ha postergado consultas y cirugías, bajo el pretexto de que no es una urgencia, acusa.
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Hasta cinco veces ha tenido que viajar el joven matrimonio desde el municipio de Ixtacamaxtitlán, y en todas ellas se han regresado tal como llegaron: sin la tan ansiada operación que la pequeña requiere y gastando el dinero que apenas en una semana el padre puede juntar como campesino.
Incluso, en la primera cirugía programada el 26 de octubre de 2022 la niña estuvo a punto de ingresar al quirófano; ya se encontraba en bata y lista para ser intervenida cuando de pronto una de las enfermeras le dio la noticia de que el cirujano enfermó de Covid-19.
Tras ello, fueron enviadas de vuelta a su casa junto con los dos donadores de sangre que Elisa consiguió, con la reprogramación de la cirugía entre las manos, en la que se asentaba que la cirugía se llevaría a cabo en diciembre, lo cual tampoco se concretó.
En este año ya fue cancelada dos veces más la intervención quirúrgica, la primera, programada para el 9 de marzo y la más reciente fue el pasado martes 30 de mayo.
Desde el 25 de abril de 2022 la pequeña fue canalizada desde el Centro de Salud de El Mirador hacia el HNP, tras serle detectada dicha luxación de cadera; sin embargo ésta no ha recibido atención médica.
“Cada vez que venimos nos ponen un pretexto diferente, o que no hay médico disponible en ese momento o que la atención que requiere mi hija no es una urgencia, por lo que el hospital le da prioridad a niños accidentados”, dijo Elisa.
HNP: gastan recursos y tiempo y no tienen respuesta
La angustiada madre revela en entrevista con e-consulta que las postergaciones de la atención médica de la niña se tornan aún más complicadas, sobre todo por el dinero que tienen que desembolsar cada vez que se trasladan desde su lugar de origen.
En cada uno de los cinco viajes, la pareja paga hasta mil 800 pesos solamente en pasajes de ida y vuelta, asegura Elisa, sin contar con la comida y el alquiler de hoteles baratos a los que han tenido que recurrir al menos cuatro veces, ya que solamente en una ocasión encontraron lugar en el albergue del voluntariado.
Lo anterior se convierte hasta en 2 mil 600 pesos por cada día que han visitado el HNP, además de soportar las cuatro horas de camino por cada trayecto que la familia debe emprender desde Ixtacamaxtitlán para constantemente recibir las mismas respuestas.
Una suma difícil de conseguir para la familia, ya que el padre de la niña como campesino no gana en una semana ni siquiera lo que se gastan en pasajes para ir y regresar.
“No sé por qué te desesperas si es una simple luxación lo que tiene tu hija, hay casos mucho más urgentes que atender”, le ha dicho una doctora a Elisa, misma de quien no conoce ni su nombre, pero que, de acuerdo con la entrevistada, se ostenta como directiva del hospital.
Y no conoce su nombre, afirma, porque la supuesta directora a pregunta expresa de Elisa por conocerlo, solamente ha recibido un “no hace falta que lo sepas”, como respuesta.
Y además, las veces que la madre de la pequeña le ha hecho saber las complicaciones que resulta el traslado desde Ixtacamaxtitlán a San Andrés Cholula, la doctora le hace notar que es un problema ajeno a ella, pero de una forma a la que Elisa le parte el corazón.
“Yo no te puedo estar devolviendo lo de tus pasajes, mi reina”, responde la doctora.
Seis meses después del nacimiento, se dieron cuenta del problema
Los padres están muy angustiados, el hombre ha estado a punto de ya no querer venir por la incertidumbre que el personal médico les genera y por la dificultad de juntar para los pasajes.
Hasta seis meses después de que la niña nació, en abril de 2021, fue cuando Elisa se dio cuenta de su malformación congénita, dada su poca experiencia como madre primeriza.
Relata que fue una vez que la estaba bañando en la tina cuando se dio cuenta que una pierna la tenía más grande que la otra, además de que al pasar de los meses su pie empezó a inflamarse de manera anormal.
La incertidumbre atraviesa el pecho de los angustiados padres, ya no saben si asistir al HNP o ya no, aunque por la falta de condiciones económicas y acceso a una consulta privada, las opciones se reducen.
“Cuando vemos a nuestra hija sufrir, no nos queda de otra”, afirma Elisa.