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"Si ya no estoy viva, desde allá arriba les voy a echar porras"

  • Anaid Piñas
Ana Teresa Aranda, una de las mujeres sin las que no se entiende la historia del panismo poblano, celebró 69 años de vida
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“Creo que todos debemos estar a disposición de una causa, de una lucha, de un proyecto que se llama México, que se llama Puebla (…) Yo estoy aquí, estoy lista, estoy dispuesta. No sé cuál trinchera voy a ocupar en la siguiente elección, si ya no estoy viva, pues desde allá arriba les estaré echando porras”.

La diputada federal Ana Teresa Aranda Orozco aprovechó su celebración de cumpleaños para recordarle a la dirigencia estatal de Acción Nacional (PAN) que a pesar de su exilio voluntario su corazón es blanquiazul.

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Sin especificar si será a nivel local o nacional su búsqueda por un nuevo cargo en 2024, y después de reconocer que la derecha no tiene un mejor perfil para buscar la gubernatura que el alcalde Eduardo Rivera, festejó entre música y risas su cumpleaños número 69.

Con la ausencia de varios de sus cercanos, pero en presencia de sus incondicionales, Ana Tere gritó desde un salón social ubicado en el municipio de Atlixco que ella no se destapa, porque siempre lo ha estado, “porque a ella sí le alcanza la simpatía y el apoyo”.

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Conocía la logística del evento de inicio a fin, pero la reunión se trató de un evento "sorpresa" organizado por su equipo de trabajo. ¿El requisito para asistir? Ser cercanos "a la jefa", haber coincidido con ella laboralmente o de alguna manera.

La invitación marcaba que la cita era a las 14:00 horas del domingo 29 de enero, pero la mayoría de invitados comenzó a llegar casi una hora después, lo que desdibujó el vacío de las mesas que se encontraban colocadas en el patio central.

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El ingreso fue cotejado por el staff de la diputada federal, razón por la que en “la Casa del Alemán” se congregaran no más de 250 personas recibidas de forma efusiva por Ana Tere… al menos la mayoría.

Los asistentes pudieron disfrutar de una vista campirana, de una alberca que nadie usó y canciones de pop, clásicas de los noventa. Poco después el ambiente se tornó más refinado con la interpretación en vivo con saxofón de éxitos de artistas de la talla de Adele y Sam Smith.

Se sirvió un platillo bastante simple, pero delicioso al paladar de aquellos que no se casan con el caviar y los excesos: carnitas traídas desde Cuacnopalan, moronga, chicharrón, tacos dorados, frijoles refritos, arroz rojo con verduras, guacamole y cuadritos de queso.

Las bebidas tampoco salieron de lo convencional, sólo hubo refrescos y una que otra cerveza de contrabando; además, se colocaron canastas con manzanas y uvas, para quienes querían seguir picando mientras esperaban el pastel.

Ana Tere se paseó por cada una de las mesas para intercambiar anécdotas y consejos, a fin de que nadie se sintiera excluido; aunque la dirigente de Acción Nacional, Augusta Valentina Díaz de Rivera, se sentó en el tablero principal a su lado.

Entre los asistentes estuvieron el diputado federal Mario Riestra Piña; la diputada local Karla Rodríguez Palacios; los exlegisladores José Felipe Puelles y Verónica Sánchez Ajis, así como Rafael Von Raesfeld Porrras y Violeta Lagunes Viveros.

Fue evidente la ausencia de los legisladores locales identificados con el morenovallismo; y a pesar de que se esperaba el arribo de figuras como el alcalde Eduardo Rivera Pérez, el diputado federal Humberto Aguilar Coronado o el futuro coordinador de la fracción parlamentaria del PAN, Rafael Micalco Méndez, ninguno hizo acto de presencia.

La fiesta comenzó a declinar al filo de las 17:00 horas: después de partir el pastel acompañada de sus nietos y amigos cercanos y de compartir un rato más de sobremesa, todos comenzaron a abandonar el recinto, empezando por los músicos.

Aun así, algunos tardistas llegaron a darle un abrazo a Ana Tere, como la diputada federal Carolina Beauregard Martínez y su esposo, Joel Figueroa Tentori, director de Protección de Riesgos del Ayuntamiento de Puebla.

“Después de mis hijos, mis nietos y mi familia que tanto amo, lo mejor que me ha pasado es regresar al PAN, dónde están mis amigos, dónde están mis amores, dónde están mis cariños, dónde están mis trincheras. (…) Yo he andado destapada siempre. Lo que me impresiona es que no me ha dado pulmonía”, djio Ana Tere, para recordar que su exilio voluntario no le borró al PAN del corazón.

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