• Salud

“Hay que estar para los pacientes, sufrir con ellos”

  • José Ramos
María Luisa Flores pasó de ser auxiliar contable a atender pacientes covid en el IMSS donde debió atender a su papá, víctima de la pandemia
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Mari ha dedicado 25 años de su vida al servicio de Enfermería en el Hospital de Traumatología y Ortopedia del Instituto Mexicano del Seguro Social.

No siempre fue así. Antes, desde que cumplió 16 años de edad, María Luisa Flores se había desempeñado como Técnica Auxiliar Contable.

Sin embargo, el constante contacto con los servicios de salud sembró en ella una vocación que requiere de mucha dedicación y espíritu apostolado, tal como refiere la enfermera Mari en su visión como profesional sanitaria.

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Egresada como profesional de la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UATx), Mari concibe el oficio desde una mirada de actitud de servicio a la comunidad, para lo cual se debe sentir “amor por la enfermería”.

Como hizo con casi todos los sectores productivos y de servicios en México, la pandemia de Covid-19 surtió efecto dejando una marca en la historia de la salud pública, entre reportes globales de la saturación de servicios en los hospitales, principalmente por falta de personal médico.

A pesar de que el nosocomio en el que Mari se ha desempeñado no estaba acondicionado para recibir a pacientes con síntomas respiratorios, era necesaria la recepción de pacientes por traumas o lesiones, quienes diagnosticados o no con Covid-19, ingresaban de manera urgente provocando una crisis de riesgos por contagio.

Mari no formaba parte de la población que por decreto estatal debía resguardarse de manera obligatoria. Al ser personal de admisión que atiende a pacientes con huesos degenerativos o por lesiones, se exponía a estar en contacto con personas asintomáticas. Una situación que en México se convirtió en un juego al azar. Ella se contagió dos veces haciendo su labor.

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De entre tantas encrucijadas que contrajo la pandemia desde un enfoque social, la principal era la incredulidad permeada hasta lo más profundo de la idiosincrasia mexicana.

No es tan sorprendente que muchas personas creyeran que la Covid-19 era un “invento para controlar masas”. Lo realmente irónico, dice Mari, es que muchas trabajadoras y trabajadores del propio sector de salud formaran parte de ese grueso.

Y paradójicamente “muchos de mis compañeras y compañeros, personal de salud, que no creían en la Covid-19, fallecieron por la enfermedad”, acota Mari.

Por los servicios de Mari han pasado innumerables pacientes y lamentables fallecimientos. La lógica nos remite a que un trabajador o trabajadora de salud, debe tener un temperamento bastante sólido para tratar con esas situaciones.

Eso puede pensarse hasta que el dardo se dispara en sentido contrario a la diana. Ninguno de los casos en los que Mari sirvió había resultado tan difícil para ella como cuando uno de esos pacientes dio su último suspiro por Covid-19: su propio padre.

“Nosotras como enfermeras, tal vez representamos el último suspiro para una persona”.

A pesar de lo desgastante que pueda parecer esta profesión, para Mari hay muchas otras motivaciones y satisfacciones, como que su familia sienta orgullo por el trabajo que desempeña en favor de otras personas.

Tanto que el talento lo ha heredado a la mayor de sus dos hijas, quien también se desempeña como enfermera en el hospital de La Margarita y también debe ostentar mayor valor para ejercer, pues ella es personal de primera línea. No es necesario recordar al enemigo a enfrentar.

Mari aprovecha para hacer una recomendación a las y los jóvenes que quieran labrar en esta profesión: “hay que amar al prójimo, amar la profesión, sentir apostolado. Estar para los pacientes, darles ánimos, sufrir con ellos”.

En México, el día de las Enfermeras y Enfermeros se instituyó desde el año 1931, cuando el médico José Castro Villagrana, director del Hospital Juárez de México, consideró que su labor como personal de salud pública, era un "regalo de reyes".

Se estima que existen arriba de 300 mil enfermeras y enfermeros en la República Mexicana, pertenecientes al Sistema Nacional de Salud, según reporta la Secretaría de Salud a nivel federal.

Además, de acuerdo con el Instituto Nacional de Geografía Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), 85 de cada 100 profesionales de enfermería, son mujeres. El 61 por ciento tiene menos de 40 años de edad y el promedio de edad es de 36.8 años.

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