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Bomberos en el futbol; Árpád Fekete, el primero en México

  • Edwin García
El concepto de técnico-bombero llegó al futbol mexicano en los años 60 del siglo pasado, inaugurando una labor tan digna como la del rescatista
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Dentro del futbol mundial existe un concepto que solo aplica a los directores técnicos. Se trata de un adjetivo-cualidad que se ganan todos aquellos que son capaces de hacer milagros con los desastres: hablamos de los técnicos-bomberos que se ganan este mote a pulso y que hoy sacamos a tema por conmemorar el Día del Bombero, aquellos héroes y heroínas sin capa que ponen su vida de por medio para salvaguardar otras almas ajenas.

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Para no marearles tanto sepan de una vez que les voy a contar la historia de Árpád Fekete, un húngaro que escribió una historia muy peculiar en México al ser capaz de salvar del descenso a equipos que estaban a un paso del abismo. Para contarles este bello relato que me encontré durante el almuerzo de hoy primero vamos a delimitar lo que es un técnico-bombero.

 

Los bomberos en el futbol

No apagan fuego real, más bien controlan la situación a pesar de tener todo en contra, eso es lo que hace un técnico-bombero. Así como hay técnicos con garantía de pelear por títulos y poner a sus equipos en los primeros planos de sus competencias, los bomberos solo tienen la obligación de ganar o sumar lo necesario para mantener la categoría.

Parece fácil, es cierto, pero es que estos timoneles tienen el recurso limitado y la mano de obra escasa, entonces podríamos decir que son capaces de sacar agua de las piedras.

En los técnicos-bomberos también cabe la cualidad de ser quienes llegan como último recurso, a forma de medida desesperada para tratar de salvar al equipo. Esto los hace dirigentes únicos al ser capaces de ver luces en el túnel a pesar de no contar con fuego ni velas a su alcance, además de ser buenos líderes.

Pues estas cualidades las reunió en su momento el tal Árpád Fekete, por eso vamos a seguir avanzando.

 

El turco que se enamoró de México

Árpád Fekete tiene fecha de nacimiento en 1921, en Hungría, pero a sus 14 años ya practicaba el futbol al presentarse como delantero del Újpest Budapest Football Club, donde se mantuvo por siete años para luego interrumpir su carrera y ver por su patria. Ubicados ya en 1942, la Segunda Guerra Mundial llevaba tres años de haber comenzado y faltaban tres años más para ver su conclusión. Esto golpeó de tajo al mundo del deporte, sobre todo en Hungría donde practicar futbol era casi imposible.

La situación obligó a Fekete a huir de su hogar, viajando por Rumania, Italia y Francia, siendo este último país donde puso fin a su carrera dentro de las canchas. No pudo conseguir más que un campeonato, aunque su pasión por el balompié fue más fuerte y trasladó su labor ahora a los banquillos.

Emprendió nuevamente el viaje ahora hacia América donde vivió una aventura desafortunada por los Estados Unidos al no terminar bien, pero fue este fracaso lo que le hizo voltear hacia el sur, poniendo el destino en tierras mexicanas. Su primera gran oportunidad le llegó con Guadalajara, donde sirvió como un trazador del camino que los llevó hacia el campeonato.

 

Su labor en México

Su trabajo marcó un antes y un después en la historia del Rebaño Sagrado al hacerlos acreedores al ‘Campeonísimo’. Él, junto con otros jugadores como el ‘tubo’ Gómez, Chololo Díaz, el Jamaicón Villegas y Sebas Ponce, fueron piezas vitales en la historia del club. Esta competencia que le caracterizó lo llevó al Club Deportivo Oro, donde repitió la historia de éxito al conseguir campeonatos, pero su momento cumbre llegó un poco después.

A los hoy tradicionales Toluca, Pumas, Atlante, Tigres y los clubes de origen jalisciense predominantes en México (Guadalajara, Oro, Atlas, Jalisco, Nacional y Leones Negros) les tocó atestiguar la técnica cuidadosa de Fekete. Se trató de un DT al que no se le escapaban detalles, anticipando el modo de juego en cada minuto del partido.

 

Nace el “bombero”

Naturalmente, esto provocó que los equipos a punto de perder la categoría recurrieran a él, quien logró sacarlos del problema llamado descenso. Esto le dio casi de inmediato el título de “bombero”, aunque solo hubo un equipo que no pudo vivir esta suerte con Árpád y fue el Atlas en la temporada 1970-1971. Los “Zorros” ligaron 17 partidos sin conocer la victoria y se fueron hasta el último lugar de la tabla general, disputando así el partido por el no descenso ante los Tuzos del Pachuca, mismo que perdieron.

Desde dicha época Árpád Fekete ya era un especialista en temas de este calibre, trabajando con los equipos con peor suerte y que luchaban por permanecer. Dicho estilo funcionó, pues aunque no firmaba la hazaña de hacerlos campeones, los dejaba en una posición desde la que ya no debían preocuparse tanto.

Dicha especialidad le hizo volver a Guadalajara en 1989, cuando el equipo no presentaba su mejor racha y recurrieron a su siempre confiable Fekete. El ambiente de esperanza no se hizo esperar, aunque la vida ya no le sonrió: consiguió solo una victoria, una derrota y cinco empates, por lo que después de siete partidos fue cesado como DT de las Chivas.

Fue con este fracaso que puso fin a su carrera.

 

Jalisco, su nuevo hogar

Para el 26 de febrero del 2012, a pocos días de llegar a los 91 años, Árpád Fekete perdió la vida por causas naturales. Sus últimos años los vivió en Jalisco, donde se identificó desde un principio.

Ahora la historia del “bombero” la conocemos bien por sus hazañas de rescatista, mientras que su compromiso será recordado por todos aquellos clubes a los que salvó del hundimiento dándoles una segunda oportunidad en este negocio-vida llamado futbol.

Con información de Miguel Bustamante

Foto: Especial

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