• Cultura

La leyenda del Señor de las Maravillas de Puebla

  • Andrea Domínguez
El Viernes Santo es un día dedicado a Jesús de las Maravillas o “Señor de las Maravillas”
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El Viernes Santo es considerado por los católicos como uno de los más importantes, debido a que este día representa la crucifixión y muerte de Jesús. Asimismo, es una de las tres fechas a lo largo del año en que se celebra a Jesús de las Maravillas en Puebla.

También conocido como “Señor de las Maravillas”, se trata de uno de los santos con mayor popularidad no solo en Puebla, sino a lo largo del país, puesto que los fieles viajan de diferentes partes de la República Mexicana para visitarlo en el Templo de Santa Mónica (calle 5 de Mayo, 1607, Centro Histórico de Puebla).

Actualmente, el Señor de las Maravillas celebra tres fiestas a lo largo del año, la primera durante el Tercer viernes de Cuaresma, que este año ocurrió el (18 de marzo). La segunda corresponde al Viernes Santo y, finalmente, la tercera se realiza el primero de julio, siendo ésta última la más representativa.

La imagen y leyenda en torno a Jesús de las Maravillas

Esta imagen religiosa data del siglo XVII y representa una de las caídas de Cristo en su camino a la crucifixión, por lo que, antes también era denominada “Señor de la Caída”. Se dice que el padre de la Parroquia de San José fue quien mandó a tallar la imagen de Cristo durante la crucifixión en un pedazo de tronco que fue derribado por un rayo, de ahí que su rostro refleje compasión y que en su momento también fuera llamada “Señor del Rayo”.

Poco tiempo después de que la imagen del “Señor de la Caída” fue trasladada al Templo de Santa Mónica, se cuenta la siguiente historia:

Una mujer acudía todos los días a visitar a su marido a la cárcel de San Juan, que se encontraba justo en frente al Convento de Santa Mónica. En estas visitas, la mujer advirtió a un hombre solitario a quien nadie visitaba, por lo que se apiadó de él y aprovechando el viaje, le llevaba comida también a él.

Cuando su esposo salió de prisión, ella continuaba llevándole comida al hombre, por lo que, su marido sospechó de una infidelidad y la siguió. Al verla salir del penal de San Juan, el hombre le pidió una explicación a su mujer, quien le mencionó que acudía al templo para rezarle al santo.

El marido no creyó en las palabras de su mujer e incrédulo destapó la canasta que llevaba, donde solo encontró flores amarillas de nombre Maravillas que se le llevaban al santo, de ahí su nombre. Luego de ello, la mujer regresó al penal para buscar al hombre al que visitaba todos los días, sin embargo, nadie supo darle razón de él.

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