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El Relicario. A toro pasado: la bravura lo es todo

  • Jaime Oaxaca
La Navidad pasada se lidió en El Relicario un encierro de la ganadería de Raúl Cervantes, que salió bueno, bravo, condiciones que permitieron una corrida interesante
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La bravura lo es todo; el toro bravo es el todo en la tauromaquia.  

Cuando desaparece, nada tiene sentido, ni las salidas a hombros, ni los triunfos, aunque los medios de comunicación las publiquen en primera plana, se convierten en conquistas apócrifas.  

La Navidad pasada se lidió en El Relicario un encierro de la ganadería de Raúl Cervantes, que salió bueno, bravo, condiciones que permitieron una corrida interesante. Acá entre nos, nadie pensaba que saliera así.  

Fue una corrida de rejoneadores con actuación de forcados.   

Hubo un detalle que ojalá el público capte y se dé cuenta de lo que puede lograr.  

Dos rejoneadores decidieron regalar al séptimo y torearlo por colleras, es decir, en pareja.  

Como pagaron ese toro, ellos decidirían si pegaban o no los forcados; evidentemente, decidieron que no participaran. Sin embargo, el público quería verlos hacer la pega y protestaron de tal manera que a los jinetes sólo les quedó apechugar para que actuaran los forcados.  

Fue una demostración de lo que pueden lograr los aficionados si todos jalan parejo, si juntos protestan.  

Qué tal si armaran una bronca impidiendo que el torero en turno actúe cuando salgan adefesios como aquellos de cornamenta horrible de El Batán o el de Rancho Seco, o tan insignificantes de presencia como algunos de Coroneo, entonces la empresa dejaría de enviar animalitos así.  

El público sólo necesita alguien que lleve la batuta, ahí está la peña “Puebla, cuna del toreo mexicano”.  

No se trata de hacer la función de reventador, simplemente frenar que la empresa abuse del público.  

Con la corrida de Navidad terminó el ciclo taurino 2021, la cual constó de cinco festejos: un viernes de noviembre, tres de diciembre y la corrida de rejones del 25 de diciembre.  

El Relicario, la plaza de la ciudad de Puebla, la tiene en concesión Pedro Haces. Es del dominio público que para la toreada de Navidad la plaza fue rentada a Jesús Amaro para que la realizara.  

Es buena idea que la plaza se rente para que no permanezca cerrada tanto tiempo. Se habla de una serie de novilladas que encajarían perfectamente en el coso de los poblanos.  

A la gente le cuesta trabajo asistir al Relicario porque le ponen trabas, a pesar de todo algunos asisten. Incómodos horarios nocturnos en pleno invierno, poca publicidad, toros impresentables, en fin.

¿Qué sucederá con El Relicario el próximo año?  

Pedro Haces ya anunció que dará una corrida el 11 de febrero, que buscará los toros más grandes. Más bien parece una declaración atrayendo los reflectores. Acaba de ofrecer cuatro corridas con algunos toros que debieron provocarle vergüenza.  

En general, el señor Haces es impredecible.  

Una semana se viste de héroe, porque negocia con un diputado que no se someta a votación la prohibición de la tauromaquia. Y tres días después le da una puñalada trapera a esa tauromaquia que defendió, echando toros indignos, vergonzosos, en el ruedo de Puebla.  

Veremos que sucede el próximo año.  

Ojalá sea bueno para usted.  

Fotografía Juan Ángel Sainos 

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