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Afganistán: de la gloria y el bronce a la tragedia inevitable

  • Edwin García
La dolorosa historia del país que parecía haber visto la luz con dos medallas olímpicas y triunfos en lo futbolístico, pero donde los peores augurios volvieron de forma súbita
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En Afganistán, como en muchas partes del mundo, el futbol es uno de los deportes predilectos; no obstante, ha sido el taekwondo la disciplina que más glorias les ha brindado. En realidad la tradición del balompié en ese país es joven al acercarse recién a los 100 años con la creación de la Federación de Fútbol de Afganistán (AFF), misma que inició labores en 1922 y logró su admisión a la FIFA en 1948, año en el que un representativo participó en los Juegos Olímpicos de Londres y se llevó una derrota de 6-0 frente a Luxemburgo en duelo preliminar.

La AFF fue uno de los miembros fundadores de la Confederación Asiática de Fútbol (AFC, 1954), por lo que tomó parte intermitentemente de procesos clasificatorios a JJ. OO. y Copas continentales. El frenón llegó de 1930 a 2002, cuando Afganistán ni siquiera se inscribió para contender en las eliminatorias mundialistas asiáticas previas a los Mundiales FIFA. Esto se debió a la turbulenta situación del país que impedía cualquier intento de exposición internacional, donde las prioridades deben de cambiar sí o sí al tener tanques de guerra pululando amenazantes por las calles: entre 1984 y 2002 la selección de fútbol de Afganistán no pudo si quiera disputar un solo partido.

 

Donde los gritos no cesan

Cuando el Talibán consiguió ascender al poder en 1996, el Estadio Nacional de Afganistán, conocido también como Estadio Ghazi, tuvo una macabra reconversión utilitaria al pasar de ser un escenario deportivo a un campo de ejecuciones públicas. Para entonces, esa era ‘la única’ función que se podía hacer con aquel espacio, pues la práctica de cualquier actividad considerada como no-islámica estaba prohibida.

La intervención estadounidense pudo reactivar al fútbol en Afganistán. Los ‘Leones del Khorasan” reaparecieron en 2002 cuando un contingente viajó a Ulsan (Corea del Sur) para formar parte de los Juegos Asiáticos. Los afganos integraron el grupo E junto a Irán, Catar y Líbano, aunque finalizaron en el último lugar del sector con 32 goles en contra y 0 a favor.

Un año después, Afganistán confirmó su reingreso al escenario internacional. “Un elemento de la vida en tiempos de paz”. La selección afgana completó su registro para competir por un cupo en Alemania 2006, que se convirtió así en la primera ocasión que la nación participó en una eliminatoria de Copa del Mundo. El resultado terminó por ser lo de menos: dos derrotas de 11-0 y 0-2 ante Turkmenistán que tuvieron un atronador impacto simbólico en el pueblo afgano. Donde dos años antes los talibanes aún asesinaban a quienes infrigían la ley sharia, ahora, en cambio, rodaba la pelota y los aplausos se apoderaba de todo.

Fue hasta 2015 que Afganistán ganó sus primeros partidos en una eliminatoria mundialista. Los resultados de la selección nacional mejoraron a partir de que la FIFA entró en 2013 al territorio con el Goal Project (hoy FIFA Forward), un programa de desarrollo deportivo y financiero. Hasta ahora, FIFA ha invertido 11 millones de dólares en proyectos futbolísticos (academias, clínicas, remodelación de canchas) en Afganistán. Formado el grupo E de la clasificatoria de AFC, junto a Japón, el equipo no tenía opciones reales de luchar por un boleto para Rusia 2018, pero sí compitió con orgullo.

‘Los Leones’ derrotaron a Camboya a domicilio (0-1) y repitieron la dosis unos cinco meses después en Teherán (cabe decir que FIFA no validó al Estadio Ghazi para fungir de sede en los duelos de Afganistán como local). El 29 de marzo de 2016 se despidieron de la competencia con un triunfo de 2-1 sobre Singapur (2-1), nueve puntos, ocho goles a favor, 24 en contra, y un decoroso cuarto lugar grupal.

Ya camino a Catar 2022, solo reportó una conquista en el sector E de la segunda ronda (1-0 a Bangladesh), pero arrancó un susto a la poderosa y vigente campeona continental Catar (0-1, gol de Afif en la recta final del encuentro, por la vía penal). Ahora con seis unidades, Afganistán ha quedado eliminado de la contienda y deberá esperar cuatro años más por su debut en un Mundial FIFA…si llega.

 

Taekwondo, salvación y esperanza

Afganistán ya había desfilado por las ceremonias de inauguración de 10 Juegos Olímpicos hasta 2000. Su primera aparición fue en Berlín ’36. Desde Montreal ’76 hasta Sídney 2000 alternó participaciones yñe incluso declinaciones, además, las guerras civiles forzaron su retiro de Los Ángeles ’84 y Barcelona ’92. El régimen islamista envió a sólo tres atletas para Atlanta ’96, aunque únicamente pudo competir uno: Abdul Baser Wasiqi, quien finalizó el maratón en el último sitio, dos horas después del sudafricano Josia Thugwane, portador de la medalla de oro.

Tres años después, el Comité Olímpico Internacional suspendió a Afganistán por las acciones de la tiranía Talibán. Sídney 2000 también aplicó la ley del hielo y fue hasta 2002 que la nación fue readmitida, para que después cinco atletas pudieran acudir a la justa de Atenas 2004. Aquí, una pequeña delegación afgana fue vitoreada por el público en cuanto desfiló por el Estadio Spyros Louis, pero es que sí había poderosas razones para la ovación: Robina Muqimyar (atleta de 100 metros planos) y Friba Rezihi (judoca) marcaron un hecho histórico al ser las primeras mujeres afganas en acudir a unos Juegos Olímpicos.

 

El día más esperado sí llegó

Rohullah Nikpai fue el encargado de otorgar a Afganistán la primera medalla olímpica de su historia, hazaña que consiguió en Pekín 2008 cuando derrotó al español Juan Antonio Ramos (excampeón mundial) en el duelo por la presea de bronce en la categoría 58 kg (la misma donde Guillermo Pérez firmó el primer oro mexicano en los JJ. OO. de China). Cuatro años después, en Londres 2012, repitió la hazaña, sólo que en esta ocasión atendió al local Martin Stamper (ahora en 68 kg) para volver a colocar a su país en el medallero con un nuevo tercer lugar. Cabe decir que Nikpai es el deportista afgano más destacado de todos los tiempos. “Espero que esto envíe un mensaje de paz a mi país después de 30 años de guerra”, dijo tras lograr su primer ascenso al podio.

Más reciente mente y tras la caída del gobierno republicano de Ashraf Ghani, vigilado por EE. UU., la reconquista de Kabul y el subsecuente retorno del Talibán al poder (en una especie de flashback a 1996), impidieron que Afganistán acudiera a los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020. Zakia Khudadadi y Hossain Rasouli, los dos atletas designados para la ocasión, no podrán salir del país debido al cierre del Aeropuerto Internacional de Kabul a causa de los cientos de miles de personas que se han aglutinado para huir del Talibán en cuanto antes.

“Esperamos que el equipo y los oficiales permanezcan a salvo durante este tiempo difícil”, señaló Craig Spence, portavoz del Comité Paralímpico Internacional. No está de más comentar que Khudadadi se iba a convertir en la primera mujer afgana en la cita olímpica.

Dentro del Equipo Olímpico de Refugiados que el COI presentó en los Juegos de Tokio había tres atletas provenientes de Afganistán: Abdullah Sediq, Nigara Shaheen, Masomah Ali Zada. Las últimas dos eran mujeres que abandonaron el país durante su adolescencia. Ali Zada, por su lado, pidió asilo junto con su familia en Francia debido a la desaprobación de diversos sectores conservadores de la sociedad afgana con su carrera como ciclista; mientras que Shaheen optó por refugiarse en la vecina Pakistán y actualmente vive en Rusia.

Foto: Captura de Pantalla de YouTube

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