¿Qué ocurre entre las parejas estables que hace que baje el deseo de tener relaciones sexuales?, una pregunta que se suelen hacer muchos.

Según un estudio publicado en The Journal of Sex & Marital Therapy, un 54% de los hombres y un 42% de las mujeres reconocen que no están satisfechos con la frecuencia sexual de sus relaciones de pareja a largo plazo.

El deseo sexual o el no tenerlo  tienen estrecha relación con nuestros genes y su predisposición para ser combinados con el máximo de sujetos posibles para conseguir asegurar la futura generación.

Además hay que tomar en cuenta que además de los factores genéticos y evolutivos también tenemos los factores emocionales.

El no tener el deseo sexual con la pareja se puede originar en la pérdida de novedad al entrar en la etapa de rutina y monotonía sexual.

Para no vivir en una monotonía se recomiendan juegos, erotismo, distintas prácticas que se pueden añadir a las relaciones para conseguir avivar esa famosa “chispa”.

Pero antes se debe empezar por hablar, comunicar de forma sincera a la pareja aquello que no nos acaba de motivar y lo qué nos gustaría y muchas veces este es el paso más difícil.

Pero la novedad también se puede buscar fuera de la cama para conectar con nuestra pareja, divertirnos, tener espacios de intimidad y sobretodo no tener discusiones ni problemas a resolver.

Otros factores que influyen son nuestro bienestar personal, el cansancio laboral, las responsabilidades con los hijos y la casa, el poco tiempo libre, etc. que haga que estemos más apáticos y con poca predisposición.

Si hay estancamiento en nuestra vida y provoca apatía sexual, hay que provocar cambios positivos en nuestra vida que permitan que empecemos a disfrutar de nuevo de las cosas.

Pero no todo parece que es malo, ya que la disminución de la frecuencia sexual en la pareja estable no siempre es negativa porque puede deberse a que la pareja disfruta de la relación de otras maneras.

Foto El Confidencial