• Sociedad

Con ofrendas veneran a familia que murió en Iglesia de Atzala

A más de 40 días del sismo, los pobladores de este municipio viven con la incertidumbre de la reconstrucción de sus casas y edificios
.

Luis Alberto Martínez y Abrahám Torres

Tras el derrumbe de una iglesia que cobró la vida de 11 integrantes de una familia en el municipio de Atzala, las misas se ofician en un terreno baldío prestado.

Desde el pasado 28 de Octubre en casa de la familia Villanueva se han puesto ofrendas para honrar a quienes murieron durante el sismo del pasado 19 de septiembre en la Iglesia de Santiago Apóstol en Atzala, Puebla.

Graciano Villanueva y su nuera Agustina colocaron todos los días una ofrenda diferente para sus familiares, Carmela Mérecis Ramírez, Feliciana y Susana Villanueva MérecisSamuel y Azucena Flores Villanueva, así como Florencio Flores Nolasco, que murieron tras acudir a un bautizo en la iglesia del pueblo.

Ambos han levantado los altares para honrar y recibir a sus familiares en cada uno de los respectivos días que la tradición marca, iniciando el 28 de octubre dedicado a los muertos por accidente, luego el 30 dedicado a los niños, y el 1 de noviembre a los adultos mayores.

En cada uno han venido cambiando guisados, frutas y panes, para recibir, como marca la tradición, a sus difuntos.

Según refirió Don Graciano en entrevista, amigos y vecinos se han acercado continuamente a compartir una veladora, un pan o una fruta para la ofrenda de su familia.

Carlos Villanueva, hijo de Don Graciano, y sobreviviente de la familia Villanueva Mérecis, se ha encargado de arreglar y adornar las tumbas de su madre, hermanas y sobrinos que yacen en el panteón municipal de Atzala, en espera de la misa y levantada de ofrenda de este 2 de noviembre.

Las tumbas fueron adornadas con arreglos florales, veladores y los tradicionales pétalos de Cempasúchil además de juguetes en el caso de las tumbas de los niños que perdieron la vida.

Pobladores viven con incertidumbre y trasladan ceremonias.

A más de 40 días del sismo, los pobladores de Atzala viven con la incertidumbre de la reconstrucción de su comunidad, pues refieren que ni la autoridad municipal, ni los párrocos eclesiásticos, ni el Instituto Nacional de Antropología e Historia INAH, e incluso ni sus vecinos, han celebrado asambleas o reuniones para determinar el destino tanto del templo de Santiago Apostol -que presenta daños en más del 90% de su estructura- así como de las más de 50 casas que han sido parcialmente demolidas.

Comentan que recibieron mucha ayuda de la sociedad civil, que muchas personas llegaron a Atzala para ayudarlos con despensas, dinero y materiales, y que incluso a la fecha aún llega gente de otros municipios a donar cosas. Sin embargo por parte del gobierno sólo han sabido del censo con el que marcaron casas, sin que hubiera hasta el momento una certeza sobre la reconstrucción.

Los pobladores tuvieron que trasladar la celebración de ceremonias religiosas a un terreno baldío, que se localiza a media cuadra de la Iglesia derruida.

En dicho predio instalaron las pocas bancas que resistieron el sismo; además cancelaron la puesta de ofrendas en el zócalo de la ciudad y las trasladaron a la escuela, donde también se acogieron algunas ofrendas de aquellas familias cuyas casas resultaron más dañadas.

No se pierda este lunes 6 de noviembre el reportaje “Atzala. Vida, tradición y muerte entre los escombros del sismo”, en el que mediante Periodismo de Inmersión ofreceremos a usted los testimonios e historias de una ciudad que busca venerar a la muerte tras la tragedia del 19 de septiembre.

Comentarios de Facebook: