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Labiales, una historia de color y atracción
El labial es un básico del maquillaje femenino y lo ha sido durante siglos, aunque nadie sabe cómo fueron sus formas primitivas sí hay datos que ilustran cómo ha sido su paso por la historia moderna.
Los especialistas en cuestiones estéticas de Jafra nos cuentan cosas como que:
Cleopatra, considerada la creadora del arte de maquillarse, pedía que trituraran coloridos escarabajos, plantas y minerales para obtener pigmentos que pudiera aplicar sobre sus ojos y labios para resaltar sus facciones.
La fama del labial comenzó desde el siglo XVI, época en la cual la reina inglesa Isabel I solía pintar su rostro de blanco y sus labios de un rojo intenso; mientras que en Francia, en el siglo XVIII, la emperatriz y trendsetter María Antonieta prefería los tonos pastel.
¿Sabías que a finales del siglo XIX una compañía francesa fabricó el primer labial hecho con grasa de ciervo, aceite de castor, cera de abeja y colorante carmín?
En esos días, debido a los ingredientes del stylo d’amour (lápiz del amor) era un cosmético de lujo con un tono dramático, por lo que sólo las actrices podían utilizarlo.
Pero todo cambió en 1880, cuando la reconocida actriz francesa Sarah Bernhardt causó furor al salir en público usando rubor y los labios pintados.
Años después, en la industria del cine, el sex symbol Marilyn Monroe explotó el uso de este cosmético y fue imitada por varias celebridades más, dando como resultado la popularización del labial, producto íntimamente relacionado con la feminidad, sensualidad y el girl power.
Actualmente existe una gran variedad de labiales que procuran un mejor cuidado de los labios.