El diario estadounidense, The New York Times publica en su edición de hoy que las revelaciones que vinculan al presidente con la constructora Higa y la fuga de El Chapo Guzmán provocaron una crisis de credibilidad en la administración de Peña Nieto.

“Aunque ambos casos llevan diferencias importantes, causaron una frustración descarada, que llegó al sentimiento compartido de que, a pesar de las declaraciones de Peña Nieto según las cuales México y su PRI cambiaron, no fue el caso de algunos de los problemas más fundamentales del país”, asegura el texto de las periodistas Paulina Villegas y Frances Robles.

En el trabajo periodístico titulado “Los vínculos del Presidente mexicano con un contratista plantean preguntas”, las reporteras indican que en la última década las empresas de Hinojosa Cantú se quedaron con más de 80 contratos por un valor superior a 2 mil 800 millones de dólares.

Todo parecía normal, sin embargo los vínculos de Peña Nieto quedaron expuestos luego de conocerse que Juan Armando Hinojosa Cantú, dueño de Higa, era el constructor de la Casa Blanca de la primera dama, Angélica Rivera.

“La relación de Peña Nieto con el contratista es uno de los escándalos recientes que llevó duros cuestionamientos al presidente, manchó su herencia y erosionó la ya débil fe del público en las instituciones del país”, se lee en el artículo.

Respecto a la fuga del narcotraficante Joaquín El Chapo Guzmán, las periodistas aseveran que es un golpe duro para la administración.

“Ni el presidente ni su círculo cercano han sido inculpados en ninguno de los casos. El resultado de una investigación del gobierno sobre la mansión presidencial es inminente. Una indagación aparte examina la evasión de Guzmán”, precisan Paulina Villegas y Frances Robles.

El artículo de The New York Times dice que el presidente Peña Nieto firmó el domingo 9 de junio un decreto para expropiar 38 hectáreas de uso común del pueblo otomí de San Francisco Xochicuautla, en el Estado de México. En eso precio se construirá una autopista privada, que realizará la subsidiaria de Grupo Higa, Constructora Teya.

“Después de años de manifestaciones y batallas legales, el presidente Enrique Peña Nieto firmó este mes una orden ejecutiva que aprueba la expropiación de 38 hectáreas de lo que muchos consideran tierra sagrada. Y no es de extrañar que lo haya hecho, argumentan los pobladores. El mismo contratista que cavará a través de su tierra ha celebrado el título a la mansión de la familia del presidente, proveído una casa al secretario de Hacienda sin ningún beneficio y ha hecho miles de millones de dólares en acuerdos con el gobierno”, remata el Times.