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En la BUAP, de 531 académicos 178 mujeres pertenecen al SNI

Afirma que poco más de la mitad de la matrícula estudiantil está conformada por féminas, 53 por ciento de 77 mil 500 alumnos.
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Son muchos los campos en los que la mujer ha venido ganando terreno. Uno de éstos, la educación y su consecuente incorporación en todas las áreas del conocimiento científico.

En la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, poco más de la mitad de la matrícula estudiantil está conformada por féminas, aproximadamente 53 por ciento de 77 mil 500 alumnos del nivel medio superior y superior.

De acuerdo con el porcentaje de alumnos inscritos por nivel en primavera 2015, en preparatoria las mujeres representan 56 por ciento; en el Bachillerato 5 de Mayo, 53; en técnico, 31; en profesional asociado, 65; en licenciatura, 52; en maestría, 50; especialidad, 80; y en doctorado, 42 por ciento. En cuestión de titulación, las féminas representan 55 por ciento en licenciatura, en especialidad 61, maestría 53 y en doctorado 38 por ciento.

Mientras que en el campo de la investigación, de un total de 531 académicos de la Institución que pertenecen al Sistema Nacional de Investigadores (SNI), 178 son mujeres, equivalente a 33.52 por ciento.

Incursión en ciencia y tecnología

La investigación científica es un área donde paulatinamente las mujeres han ganado terreno. Una de las razones de su baja participación es la transición del ámbito escolar al laboral, políticas institucionales, condiciones de trabajo y hasta estereotipos.

No obstante, en la Institución casi el 34 por ciento de los investigadores del SNI son mujeres. Una de ellas es la doctora Griselda Corro Hernández, investigadora del Instituto de Ciencias (ICUAP) y nivel 2 de ese sistema, quien se dedica a la producción de biocombustibles, una línea de investigación de gran interés y tradicionalmente dominada por hombres.

“Está muy estereotipada la actividad de la mujer en relación a desempeñar ciertas actividades, por ejemplo en la Química encontramos el mayor número de investigadoras en Bioquímica, Química Orgánica o Farmacia. En cambio en el ámbito de catálisis de pos combustión automotriz, donde se ven motores, humos, combustibles, diésel, producción y transformación de petróleo, pocas mujeres se dedican a esto, no sólo en la BUAP, sino en el mundo entero”, comenta.

A pesar de los estereotipos, durante más de 15 años de actividad científica en la BUAP, las investigaciones de la Doctora en Ciencias Físicas por la Universidad de Poitiers, Francia, han dado resultados en la producción de combustibles de origen biológico para contribuir en la eliminación del material particulado (humo negro) que produce la combustión del diésel.

El siguiente proyecto de la también responsable del Laboratorio de Catálisis y Energía del ICUAP, para quien la investigación es su pasión, es la obtención de biodiesel utilizando energía solar, para que no haya inversión o gasto en energía eléctrica.

Divulgación, gestión académica y docencia

Una digna representante de las actividades de divulgación, gestión académica y docencia es la doctora Lilia Meza Montes, investigadora del Instituto de Física (IFUAP) “Ingeniero Luis Rivera Terrazas”, quien incursiona en temas poco estudiados en el país: los espines de electrones, para diseñar nuevos dispositivos de almacenamiento y transmisión de información.

Meza Montes es la primera mujer en obtener un título de doctorado en la BUAP. Con la tesis: “Fenómenos de tunelamiento en semiconductores fuera de equilibrio”, logró demostrar que la Física no es un área negada a las mujeres. Hoy, una de sus aspiraciones es incrementar la participación de investigadores en espintrónica.

Además, forma parte de la Academia Mexicana de Ciencias y es coordinadora de la Conferencia Internacional de Mujeres en Física, de la División Mexicana de la Unión Internacional de Física Pura y Aplicada, que sensibiliza a la comunidad científica sobre lo importante que es reconocer el trabajo de las mujeres.

En este sentido, enfatiza, “en materia de equidad uno de los principales avances es poner el punto en la mesa de discusión, donde ahora participan hombres y mujeres. La siguiente etapa es la formulación de políticas públicas con metas perfectamente delimitadas y acciones, para así apoyar la equidad de género en el ámbito de investigación”.

Labor social

De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2010, en México hay 5.4 millones de analfabetas, el 60 por ciento son mujeres y de éstas, el 23 por ciento pertenece a grupos indígenas.

Para contribuir a reducir este índice, el Centro Universitario de Participación Social (CUPS), de la BUAP, cada año realiza campañas de alfabetización de 9 semanas en comunidades rurales de las sierras Norte, Negra y Nororiental, así como en localidades cercanas a los volcanes Popocatépetl y Pico de Orizaba.

Esta noble labor es dirigida por Mirta Figueroa Fernández, coordinadora del CUPS, para quien el hecho de aprender a leer y escribir aporta valoración y desarrollo personal, sobre todo a las féminas, ya que en dichas zonas de la población atendida 80 por ciento son niñas, adolescentes y mujeres mayores.

Aún falta camino por recorrer. “Por supuesto tenemos muchos retos, población por atender y trabajo por hacer, sobre todo con niños que no asisten a la escuela. Es importante trabajar el asunto de la equidad desde la infancia, en un contexto donde ésta no existe en comunidades rurales. Son retos que tenemos que trabajar e ir contra el contexto cotidiano de estas familias, pero generando espacios para que aprendan que se puede vivir y relacionar de otro modo. Todos valemos la mismo, aunque seamos distintos”, apunta.

Por consiguiente sus metas son ampliar la labor y alcances del CUPS, puesto que su interés es transmitir su amor por este trabajo social a su familia y la gente que la rodea. “Para mí es satisfactorio poder ver que mi trabajo contribuye a que otras personas vivan mejor, aprendan y accedan a derechos que les fueron negados, es maravilloso”, expresa.

Otras labores del CUPS son los programas de alfabetización municipal “Apúntate”, con el método cubano “Yo sí puedo”, y “Niños sin escuela”, desarrollado en colonias del municipio de Puebla desde 2011.

Desafíos en el deporte

México ha avanzado en la inclusión de las mujeres en diversos rubros, uno de ellos es el deporte, donde aún existen desafíos. Desde esta trinchera, algunas deportistas contribuyen a propiciar una mayor participación y demostrar que el género no es una limitante. Este es el caso de Yadira Irasema Hernández Guerrero, campeona mundial y maestra internacional de ajedrez.

“El ajedrez es un deporte que a través del tiempo se ha hecho popular entre las mujeres, porque tradicionalmente se jugaba más entre varones. Hoy en día la participación no es exactamente igual, pero se ha avanzado bastante”, opina.

Por eso, desde hace 12 años promueve la afición por el llamado “juego ciencia” entre la comunidad universitaria, su labor se ve reflejada no sólo en torneos locales y regionales, sino también nacionales, donde los jóvenes se han convertido en jugadores de primera, segunda y tercera fuerza a nivel nacional y universitario.

Para muchos, el ajedrez es un juego complicado y poco interesante; sin embargo, para Yadira Hernández Guerrero es uno de los mejores deportes. Su dedicación y entrega se reflejan desde los 16 años cuando incursionó en este tipo de competencias.

Sus logros: medalla de plata en la 27 Olimpiada Mundial de Ajedrez en 1986, en Dubai, Emiratos Árabes; en el título de Maestra Internacional Femenil de Ajedrez desde 1997; dos veces campeona panamericana, 17 veces campeona nacional del absoluto femenil y su participación en 12 olimpiadas mundiales.

Griselda Corro Hernández, Lilia Meza Montes, Mirta Figueroa Fernández y Yadira Irasema Hernández Guerrero, son mujeres destacadas en los ámbitos de la ciencia, academia, labor social y deporte, respectivamente, quienes día a día, desde sus trincheras, ponen en alto a la mujer mexicana.

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