En diversos rincones de Puebla se realiza la festividad de los huehues, un carnaval lleno de colores, música, cultura y tradiciones.

Una de las zonas en las que se celebra este carnaval es la Sierra Norte de Puebla, específicamente en el municipio de Huauchinango, donde esta tradición se mantiene viva desde hace más de 80 años.

Se trata de una de las festividades más grandes del estado, ya que existen diversos grupos de huehues en distintos municipios. En este evento, hombres y mujeres visten elegantes y coloridos trajes mientras bailan por las calles al ritmo de música tradicional.

Como parte del festejo, Jonathan Lechuga comparte la manera en que se prepara para participar en esta tradición y dar vida a su personaje. Con máscara y peluca, Jonathan se une a la celebración encarnando a La Rubia, quien, además, se adorna con un collar de perlas y un anillo.

Desde muy temprano, se prepara para formar parte de una tradición que se celebra desde hace 80 años en Huauchinango. Explica que, antes de colocarse la indumentaria, recibe la bendición de su madre como una forma de protección, pues según las creencias populares, en estas fechas los aires malignos se liberan sobre la tierra.

La Rubia, personaje que encarna durante el carnaval, es fácilmente reconocido por los asistentes, ya que se distingue por sus rizos dorados y porque, en la actualidad, son pocos los que usan una máscara con rasgos femeninos. Con tenis, una camisa ajustada a la falda con una faja para combinar los colores del traje, La Rubia completa su atuendo con accesorios, perfume y un sombrero.

Siguiendo la tradición, antes de iniciar la festividad y el recorrido por las calles, se bendice a los participantes. En ese momento, la banda comienza a tocar al ritmo de La Culebra.

Como capitán de comparsa, Jonathan se asegura de que todos estén listos y brinda consejos a los integrantes para que el recorrido sea agradable.

El huehue vuelve a su vida cotidiana cuando los cuatro días de carnaval culminan y guarda su traje para el próximo año. Sin embargo, antes de finalizar, se lleva a cabo la tradicional descabezada, un ritual en el que, antiguamente, se sacrificaban gallinas reales. Actualmente, se sustituyen por pollos de hule, pero el simbolismo se mantiene: saciar la sed de sangre de los aires malignos. (JH)