El fin del sueño liberal en Alemania

  • Luis Ochoa Bilbao
Los neonazis siguen creciendo en Europa y ahora fue el turno de Alemania

Las elecciones realizadas ayer domingo en Alemania confirman el ascenso de la extrema derecha en Europa. La Alianza Conservadora del partido Unión Democrática Cristiana ganó las elecciones con un 29% de los votos.

El partido de extrema derecha, Alternativa para Alemania, alcanzó el segundo lugar con el 20% de los votos. Los socialdemócratas, los liberales, los progresistas y los verdes o ecologistas obtuvieron porcentajes menores. Pero falta ver si el partido ganador hace alianza con estas agrupaciones para poder gobernar.

¿Por qué? Porque el futuro canciller de Alemania, Friedrich Merz, aseguró que no irá en alianza con Alternativa para Alemania por ser un partido pro nazi.

¿Qué explica el crecimiento de la extrema derecha en Alemania? Hay cuatro razones principales.

La primera: El mundo que vivía Alemania ha cambiado radicalmente y ese país no ha podido ajustarse a dichos cambios. Alemania ya no tiene acceso a la energía barata que provenía de Rusia, ya no se siente protegida militarmente por EE. UU. y ha perdido la competencia tecnológica e industrial contra China. El milagro alemán se acabó.

La segunda razón es la migración. Provenientes de Medio Oriente, Turquía y el norte de África, los neonazis culpan a los migrantes de los males de Alemania. Hoy, un 30% de la población alemana es de origen migrante. Pero fundamentalmente del mundo musulmán. El problema de Alemania con los migrantes es que no los quiere, pero los necesita, porque también hay un descenso demográfico en ese país; los alemanes no tienen hijos para trabajar ni para enlistarse en las filas de su ejército.

La tercera razón es el reordenamiento del mundo debido a la globalización. La extrema derecha quiere sacar a Alemania de Europa, regresar a su moneda, el marco alemán, e invertir en Alemania antes que seguir cargando el peso de la Unión Europea.

La cuarta razón es muy interesante y tiene que ver con la retórica sobre el pasado nazi alemán. La ultraderecha argumenta que la Segunda Guerra Mundial y el holocausto fueron un “triste” pasaje histórico, pero que no tienen nada que ver con el verdadero espíritu alemán contemporáneo. Han logrado difundir exitosamente dos ideas muy importantes: 1) asegurar que ser anti-migrante no es un gesto neonazi; y 2) asegurar que los crímenes del pasado no son culpa de las nuevas generaciones de alemanes.

El Reino Unido, Italia, Francia y ahora Alemania, observan cómo los grupos más radicales, racistas y beligerantes comienzan a ganar votos, especialmente entre los jóvenes.  En efecto, las nuevas generaciones están muy lejos de las experiencias históricas dramáticas que sumieron a Europa en la peor guerra de la humanidad.

Esto no augura buenos tiempos para la civilidad política en el mundo, en una época en la que la cooperación internacional se ve seriamente amenazada. Los países promotores de la globalización, Estados Unidos y los europeos, están ahora en pie de guerra contra la misma globalización que promovieron, y también contra la diversidad cultural y el cosmopolitismo que tanto han defendido desde 1945.

 

 

 

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Luis Ochoa Bilbao

Internacionalista y sociólogo. Director de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la BUAP. Se especializa en temas de política exterior, cultura política y sociología de las relaciones internacionales.