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Madres autónomas: ¿quiénes son y por qué no debes llamarlas solteras?

  • Edwin García
La denominación de madre soltera refuerza una connotación negativa sobre las mujeres que se encargan de la crianza ante el abandono de los padres
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En el 2020, el Censo de Población y Vivienda dio a conocer que el 72.3 por ciento de mujeres de 15 años y más en México (35.2 millones por entonces) tenían al menos a una hija o hijo; de ese porcentaje total, el 7.0 por ciento eran madres que de manera independiente ejercían la crianza de sus hijos debido a la ausencia de los padres. A estas mujeres –en el diálogo ordinario– las hemos denominado como “madres solteras”.

Aunque en el papel la definición podría lucir como un término simple, el adjetivo “soltera” arrastra un conjunto de prejuicios negativos y estereotipos de género volcados en mayor medida contra la madre, haciéndolas vulnerables a la discriminación por parte de instituciones religiosas (principalmente) y también por los prejuicios sociales.

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Gissella Mieles, Fabián Menéndez y Jacqueline Coromoto Guillen presentaron en 2020 el estudio titulado “Madres solteras: estigma sexista desde el imaginario cultural: caso Universidad Técnica de Manabí”, el cual concluye que a las madres que ejecutan la crianza de manera autónoma (sin la ayuda de los padres) tienden al rechazo dentro de la esfera pública al ser consideradas como “la parte de una sociedad que no encaja” (2020, p. 81).

Lo anterior se debe a un estigma social alojado en el imaginario cultural que pone a las madres autónomas como “un individuo que no cumple los patrones asociados al rol de pertenencia”, pues ante la falta de una figura paterna el ingreso monetario en el hogar podría ser insuficiente, lo que a su vez reconoce una marcada desigualdad de oportunidades para hombres y mujeres:

“se establece que la mujer que decide el formar una familia monoparental declive en rolizar la carga de discriminación en las pocas oportunidades que tiene para el acceso laboral, social y educativo. Asimismo, se configura la identidad de la mujer como parte de un sector excluyente que no puede estar dinamizado en situaciones de responsabilidad”, (p.92).

¿Quiénes son las madres autónomas?

Si bien el término comúnmente empleado para definir la situación en donde una madre ejerce la crianza de manera solitaria es “madre soltera”, desmontar el adjetivo alusivo a la soltería permite vindicar el papel de la madre autónoma al tratarse de una mujer que “saca adelante su papel sola, con un doble o triple esfuerzo, en ocasiones poniendo en riesgo su propia salud, seguridad y la de sus hijos”, indicó en 2006 el entonces diputado del PRD, Abdallán Guzmán Cruz, en la “Ley federal sobre los derechos de las madres solteras”.

En este sentido, una madre autónoma puede definirse como aquella mujer que de forma independiente se encarga de la crianza de un hijo o hija ante la ausencia de un padre y de su apoyo económico, por lo que hablamos de una crianza monoparental.

En tanto, el Consejo Nacional para Prevenir la discriminación (Cenapred) indica que las madres autónomas o “madres jefas de familias monoparentales” se ven obligadas a doblar esfuerzos para desempeñar tareas del espacio privado y público, todo esto mientras lidian con expectativas sociales que las orillan a trabajar menos para dedicar mayor tiempo a la maternidad.

“las madres solteras en particular están de hecho obligadas a sobrellevar las dos partes, el trabajo y la maternidad, sin importar si son o no excluyentes entre sí, pues la necesidad de trabajar es prácticamente ineludible para ellas”, indicó Ricardo Bucio, presidente del Conapred durante el sexenio de Enrique Peña Nieto.

Aquí nos encontramos ante un contraste inequitativo dentro de la crianza, ya que parece ser más condenable ser una madre autónoma que un padre ausente. Nancy Gissell Villarreal Islas, comunicóloga mexicana, indica que para evitar este tipo de juicios es importante fomentar el respeto hacia la vida íntima de la mujer, pues la madresoltería tiene una consideración especialmente negativa.

“cuando una chica se convierte en mamá soltera, todos parecen tener derecho a opinar y se olvidan que detrás de su nueva circunstancia, detrás hay un hombre que decidió no hacerse responsable”, (Soy Carmín, 2022).

Al respecto, Irene Vázquez Gudiño, coordinadora editorial de La Cadera Eva, también defiende la privacidad en situación de maternidad para las mujeres que son madres, pues señala que no tendrían por qué ofrecer explicaciones sobre si enviudaron, están casadas, si viven en unión libre, separadas o divorciadas, o si recurrieron a la inseminación artificial, a fin de que esta información no incida en su desarrollo personal y profesional.

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La serie de prejuicios que envuelven a la maternidad en solitario en muchas ocasiones también se relacionan con la desigualdad de género, aunque ello no ha impedido que madres autónomas se encarguen de la crianza de manera excepcional, pues algunas figuras como Stephen King en el cine, Barack Obama en la política, LeBron James en el deporte o Leonardo da Vinci y Juana Inés de Asbaje en el arte crecieron en el seno de familias monoparentales.

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