Diversidad cultural, por el respeto y la inclusión

  • Alejandro Armenta Mier
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La diversidad cultural refleja la multiplicidad e interacción de las culturas que coexisten en el mundo y que, por ende, forman parte del patrimonio común de la humanidad, según la UNESCO, la diversidad cultural es "para el género humano, tan necesaria como la diversidad biológica para los organismos vivos".

Celebrar la diversidad, la convivencia de culturas y tradiciones, supone antes que nada un ejercicio de memoria de los momentos que el mundo ha vivido en torno a la opresión, del genocidio y la discriminación.

El 19 de abril, es un día en que podemos rememorar dos hechos importantes en contra de la opresión y la intolerancia ante la diversidad cultural. En 1940 se realizó en México el primer Congreso Indigenista Interamericano, que instauró el Día americano del indígena para reivindicar las luchas y sufrimientos de los pueblos originarios de América; tres años más tarde –en 1943- durante el Holocausto, un grupo de jóvenes judíos oprimidos por el régimen nazi inició el levantamiento del Ghetto de Varsovia, hazaña que se convirtió en símbolo de defensa de la dignidad humana y la libertad.

Conmemorar la diversidad exige renovar cotidianamente nuestra convicción de construir y vivir en una comunidad que respete y valore las culturas provenientes de nuestras comunidades originarias y de las colectividades de inmigrantes.

En un contexto en que las diferencias culturales, étnicas y religiosas se convierten en motivo de guerras y violencia, debemos comprender a dónde conducen las prácticas discriminatorias, el odio a lo diferente, la estigmatización, la construcción de barreras, la segregación, la xenofobia y el racismo.

En México, la discriminación racial, ha tenido una presencia histórica y diversos estudios dan cuenta del trato desigual que enfrentan las personas en razón de su origen étnico.

Hay que recordar que en México el derecho a no ser discriminado -con el que hoy contamos- fue aprobado por los legisladores en agosto de 2001, cuando se reformó el artículo primero constitucional para que se prohibiera toda forma de discriminación, fortaleciendo este marco con la reforma en materia de derechos humanos que pone en rango constitucional los instrumentos internacionales que México ha suscrito y ratificado en esta materia.

Así mismo, en el 2001 la Conferencia Mundial contra el Racismo elaboró la Declaración y el Programa de Acción de Durban, uno de los instrumentos más amplios de lucha contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y la intolerancia conexa.

De acuerdo con el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED), la discriminación es un fenómeno que se basa en una concepción errónea que asimila las diferencias a la inferioridad, por ello los indígenas han conformado un sector de la población que históricamente se ha visto afectado por la discriminación. Para ellos, en lo individual y en lo colectivo, se ha expresado como desprecio social, minusvaloración de sus lenguas y culturas, marginación económica y exclusión jurídica.

Según los datos de la Encuesta Nacional sobre Discriminación en México (ENADIS) 2010, más de 40 por ciento de la población en México considera que no se respetan los derechos de las personas indígenas y 30 por ciento opina que no se respetan los derechos de las personas de otra “raza”, es decir, con características fenotípicas -rasgos físicos como el cabello, tono de piel o forma de la cara- diferentes a las de la población mayoritaria.

También indican que la apariencia física es una de las principales condiciones por las que la población en México ha sentido que sus derechos no han sido respetados, una cuarta parte de la población -74.6 por ciento- así lo sostiene.

Conjuntamente, la mayoría de las personas pertenecientes a pueblos indígenas encuentran más conveniente no hacer explícita su identidad indígena. Así, alrededor de 6 de cada 10 omiten ser parte de un grupo indígena cuando buscan empleo y cuando tratan con organizaciones ciudadanas (59%), cuando solicitan apoyos públicos o privados (62%) y cuando tramitan servicios ante autoridades (63%).

Además, 60 por ciento de la población afirma que estaría dispuesta a permitir que en su casa vivieran personas con una cultura distinta, 13.7 por ciento en parte estaría dispuesta y 23.4 por ciento por ciento no lo estaría. Porcentajes similares se encuentran en las respuestas a la pregunta de si estaría dispuesto a que en su casa vivieran personas de otra “raza”.

La diversidad aún es percibida como una amenaza a la “identidad común”; 38  por ciento de la población considera que las y los mexicanos podemos construir una gran nación sólo si tenemos una cultura y valores semejantes.

Los retos son diversos y se reflejan en distinciones visibles del desarrollo social y humano entre la población. Por ello, el Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2013-2018 tiene como uno de sus objetivos alcanzar un México Incluyente enfocando la acción del estado mexicano en garantizar el ejercicio de los derechos humanos y con ello consolidar que la sociedad se integre con equidad, cohesión social e igualdad sustantiva.

En este sentido, serán de gran importancia las diversas acciones que se implementarán desde las distintas dependencias del Gobierno de la República, organismos autónomos, instituciones locales y académicas,  así como las que integran el Movimiento Nacional por la Diversidad Cultural de México, se busca homologar las condiciones sociales, laborales, educativas, tecnológicas, así como la implementación de programas para la promoción de los derechos de las personas que histórica y sistemáticamente han vivido discriminación.

Sin duda, el trabajo para el reconocimiento y eliminación de la discriminación racial requiere un largo camino, así como de esfuerzos conjuntos de la sociedad y sus instituciones para hacer de México un país de derechos y una sociedad que reconoce, valora y defiende su diversidad.

La conmemoración del Día de la Convivencia en la Diversidad Cultural es una ocasión de reflexión sobre los prejuicios, intolerancias y prácticas discriminatorias que aún nos separan, y de celebración de los muchos gestos solidarios, de valoración y reconocimiento de las diversas identidades que construyen a nuestro país.

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Alejandro Armenta Mier

Maestro en Administración Pública, presidente del Senado de la República y presidente de la Comisión de Hacienda. Más de 34 años de su vida dedicado al servicio público. Mis principios: ser útil, agradecido y acomedido.