No fue "La Tuta" sino la captura del 'Chapo' Guzmán, la cereza del pastel del gobierno de Enrique Peña Nieto. Vendrán otras detenciones pero ninguna de la trascendencia que implica acabar con el 'mito' del narcotraficante más poderoso del planeta.

Difícil de atrapar después de su fuga en 2001 y siendo el principal jefe del cártel de la droga más rentable de las últimas décadas, el 'Chapo' será bien recibido en las cortes de Chicago, California, Illinois, Atlanta, Washington, Texas, Georgia, Nueva York y otras más. Es cuestión de horas su extradición a EU.

Desde la clandestinidad construyó uno de los emporios económicos más relevantes del mundo criminal basado en el desplazamiento de la cocaína a gran escala; no era casualidad su aparición permanente en la revista Forbes.

En 13 años de libertad generó el dinero suficiente para comprar delincuentes, policías, autoridades y población civil. Las recompensas oficiales por su cabeza nunca frenaron sus actividades delictivas y mucho menos su expansión a decenas de países.

Ahora más que nunca resulta cuestionable el gobierno de Calderón.  Aunque permitió a EU una injerencia inédita en el área de la seguridad nacional, nunca mostró una persecución decidida contra el 'Chapo'; por el contrario, la caída de sus adversarios ( Los Beltrán Leyva) abrió la especulación de posibles pactos de impunidad desde el Gobierno de la República. ¿Verdad o mentira?

Poco faltó para que la noticia del 'Chapo' se diera en el marco de la Cumbre de América del Norte; y entonces el gobierno de Enrique Peña Nieto hubiera sepultado los incipientes resultados de los acuerdos de cooperación con Estados Unidos y Canadá.

Días después, los reflectores internacionales regresan a Peña Nieto por arrestar vivo y sin un disparo al enemigo público  número 1 de Estados Unidos; pese al bajo perfil que mostró su política de seguridad en este primer año de administración federal.

Después de los magros resultados en economía y empleo así como el auge de otros delitos (secuestro y extorsión) Peña Nieto sabrá capitalizar la detención del 'Chapo' Guzmán como un éxito en la lucha contra el crimen organizado, sin los métodos violentos o los 'finales de telenovela' que montaba el sexenio calderonista.

El mensaje de 'coordinación y unidad' entre las instancias encargadas de la seguridad nacional podría regresar la confianza a los ciudadanos de que atrás quedaron los absurdos protagonismos que contribuyeron al fracaso de la estrategia antidrogas de su predecesor.

Aunque México se cuelga el éxito de la operación, los sistemas de inteligencia y las oficinas de seguridad de Estados Unidos fueron fundamentales en la caída de Guzmán Loera. Sus agencias informativas difundieron las primeras noticias. Era natural, es un trofeo compartido.

Es innegable que el arresto del 'Chapo' reivindica al gobierno priísta. Ojalá la eficiencia en esta acción se refleje en otros planos gubernamentales debido a que Peña Nieto ha quedado muy por debajo de las expectativas de bienestar social y crecimiento económico. 

Aunque con la salida del 'Chapo' vendrán otros capos, la nueva relación de 'comunicación y confianza' entre México y Estados Unidos podrían frenar los baños de sangre que ha dejado la guerra contra el narcotráfico en tantos rincones de nuestro país, por culpa de omisiones y complicidades de ambos países. 

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