La Paradoja del Zodiaco

  • Ricardo Ruiz Rodríguez
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“Perdí mi libro, como justo castigo por haberlo prestado”. He perdido así un par de libros entrañables y he aprendido mi lección. Afortunadamente, existen personas que todavía no la aprenden, quizá porque su experiencia ha sido distinta y me complazco en ello. Tengan todos ellos mi reconocimiento, y mi deseo de que continúe de manera positiva su experiencia.

Recientemente terminé de leer el libro The Zodiac Paradox de Christa Faust. El libro es una “precuela”,  de la serie televisiva Fringe (Ciencia al Límite), la cual fue transmitida fugazmente en televisión (TV) abierta por XHGC, mejor conocido como el canal 5. En TV de paga, la serie fue transmitida por Warner Channel, consta de cinco temporadas y un total de 100 episodios, todos ellos excelentes.

Aunque la serie no tuvo una aceptación comercial tan amplia, puedo decir que es de lo mejor que he visto últimamente. Reconozco explícita y definitivamente que no soy un experto de guiones, dirección, arte, producción, fotografía, y todos aquellos aspectos relacionados con la producción de una serie de TV, sino que soy simple y llanamente, un espectador común y silvestre expresando su opinión.

Como espectador, considero que pertenezco a una generación que tuvo la dicha de vivir en una década privilegiada respecto a música y series de TV, y por consiguiente, tuve la oportunidad de ver series sumamente entretenidas y con imaginación, que explotaban algo más que el morbo de la sangre y el sexo como común denominador.

Entre las series a las que me refiero y que me vienen a la mente se encuentran: El Hombre Nuclear (The Six Million Dollar Man), La Mujer Biónica (The Bionic Woman), Viaje al Fondo del Mar (Voyage to the Bottom of the Sea), El Hombre Increíble (The Incredible Hulk), El Auto Increíble (Knight Rider), Los Años Maravillosos (The Wonder Years), Relámpago Azul (Blue Thunder), Automan, Patrulla Motorizada (CHIPs), Científicos Rebeldes (Misfits of Science), entre otras muchas más que se me escapan en este momento, pero que en una buena charla con buenos amigos, fluyen más fácilmente.

La mayoría de estas series las vi por televisión abierta, seguramente con considerable tiempo de retraso, pero en aquel entonces ni era consciente ni importaba, o quizá no importaba porque no era consciente, pero para el caso es lo mismo: las disfrutaba mucho. De cada una de las series que mencioné podría hablar ampliamente, comentar algo, pero sería aburrirlo aún más con mis añoranzas infantiles.

Cada día hablo más como anciano lo sé, sin utilizar este adjetivo de ninguna manera en forma despectiva, sino en todo caso, coloquial, en el sentido en que sólo me gustan las cosas de mis tiempos. Sin embargo, me es grato darme cuenta de que se siguen escribiendo y haciendo cosas interesantes, con ingenio, con fondo, para que el espectador pueda pensar, hacer conjeturas, deducciones, ¿y por qué no?, sentirse motivado o inspirado a ser como algunos de los protagonistas, sobre todo si éstos son científicos.

La serie Fringe cuestiona en más de un sentido la realidad (suponiendo que ésta exista y se pueda definir) tal como la conocemos. Plantea universos paralelos, diferentes líneas de tiempo y paradojas. Para muchos estos es ciencia ficción, para otros, yo incluido, es sólo una posibilidad que nadie podría probar como factible o no factible, al menos hasta ahora.

En su libro de Brevísima Historia del Tiempo, Stephen Hawking plantea, grosso modo, que si los viajes en el tiempo/espacio fueran posibles, sólo lo serían hacia el futuro, ya que hacia el pasado, se generarían paradojas. Tiene mucho sentido pero, nadie lo ha podido demostrar hasta ahora. Es como cuando mi hijo menor me dice “papá, los marcianos (quiere decir extraterrestres) no existen (su mamá le dice que no existen para que no se espante)”, pero yo sólo puedo decirle (tiene 5 años) “no sabemos hijo, pero yo te cuido” (por pura probabilidad respecto al número de estrellas en el universo, yo pienso que sí debe haber vida en otros planetas ¿Qué nivel de evolución tengan? Esa es otra historia).

Mucha de la tecnología con la que contamos actualmente, hubiese parecido ciencia ficción hace algunos años. La “tecnología” de guerra de los españoles colonizadores por ejemplo, fue fundamental para el sometimiento de una cultura poderosa, pero tecnológicamente inferior (sin dejar de lado indudablemente, el papel que jugó el aspecto místico religioso en la conquista).

La serie Fringe aborda investigaciones de frontera, experimentos y situaciones poco “convencionales”, viajes entre universos, y consideraciones de líneas de tiempos adicionales a la nuestra. Todos estos aspectos podrían encasillarse como ciencia ficción, pero ¿Cómo saber cuales sí podrían hacerse realidad?

El libro de Christa es ampliamente recomendable, entretenido, interesante, y en general apegado a la temática de la serie. Así que si conoce la serie y le gustó, seguramente disfrutará también el libro (hay dos, sólo he leído el primero); aunque por otro lado, me quedé pensando si el libro sería entendible sin haber visto antes la serie, pienso que en general sí, aunque se disfrutará menos, y probablemente exista una tendencia hacia la descalificación por parecer una historia un tanto descabellada, aunado a que el final sería menos comprensible sin conocer aspectos inherentes de la trama general de Fringe como lo son los Observadores.

Finalmente, sirva esta opinión fundamentalmente para dos cosas: la primera, compartir con el lector una experiencia gratificante de lectura y recuerdos de antiguas series de televisión; y la segunda, para agradecer a mi amigo el Dr. Ricardo Pérez-Aguila el favor de su confianza por el préstamo del libro y de la serie completa de Fringe, pero sobre todo, por su amistad: gracias tocayo.

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Ricardo Ruiz Rodríguez

Ricardo Ruiz Rodríguez nació en la ciudad de Puebla, Pue., México. Actualmente y desde el año 2002, es profesor investigador adscrito al Instituto de Computación en la Universidad Tecnológica de la Mixteca (UTM), en Huajuapan de León, Oaxaca, México, y cuenta con más de quince años de experiencia como docente, y tiene en su haber un libro, y diferentes artículos y publicaciones.

Entre sus intereses actuales se encuentran los métodos de enseñanza de las ciencias de la computación, la música, y la música por computadora, pero se ha desarrollado académicamente en áreas como la Ingeniería de Software, la Interacción Humano-Computadora, y el Paradigma Orientado a Objetos.