Los códices mesoamericanos

  • María del Carmen Rodríguez Vudoyra
De los signos acústicos a los visuales y a la escritura
El conocimiento que hemos adquirido de las diferentes culturas que se establecieron en Mesoamérica ha sido gracias a las interpretaciones de los códices. Poco son los códices que se conservan actualmente, debido a diferentes factores como podría ser la naturaleza de los materiales empleados para su confección y por la destrucción que se hizo por parte de la iglesia y la burocracia colonial por malas interpretaciones que hicieron de éstas.
 
Mesoamérica es una de las culturas originarias donde los sistemas de signos acústicos, es decir las lenguas, generaron sistemas de signos visuales, escrituras.[1] Los signos se manifestaron en diferentes códices de mesoamérica.

La palabra códice viene del término en latín codex, que significa “libro manuscrito”, y se utiliza para denominar los documentos pictóricos o de imágenes que fueron realizados por los indígenas de México y América Central.[2]

Las grandes civilizaciones de Mesoamérica registraron sus conocimientos en los códices, gracias a estos códices podemos apreciar los diversos aspectos culturales, sociales, económicos, políticos y científicos que desarrollaron los pueblos antiguos de Mesoamérica.

En los códices están plasmados las tradiciones y costumbres de los pueblos indígenas antes de la llegada de los españoles, así como las preocupaciones o interés que aportaron los españoles a la cultura.

Los códices siguieron produciéndose hasta el siglo XVIII y se les conocieron como “testimonios” manuscritos pictóricos o pictográficos, ya que fueron escritos por medio de dibujos.

Quienes estaban encargados de elaborar estos códices debían de tener aptitudes para el dibujo y la pintura, así como profundos conocimientos de su lengua. No había distinción de género puesto que lo podía realizar tanto hombres como mujeres, tampoco se distinguía la clase social.

Los individuos se escogían desde muy Jóvenes, recibía instrucción en su lengua, el saber de su época y con el tiempo se especializaban en algún tema. Cuando ya estaban preparados pasaban a formar parte de la sociedad superior y se dedicaban a esta actividad tiempo completo. Estos individuos eran conocidos como tlacuilos, tal término procede del náhuatl tlacuiloa, porque escribían pintando.

Los códices eran documentos anónimos, ya que no los firmaban ni escribían sus nombres y su producción pertenecía a la comunidad. El tlacuilo jugó un papel importante en Mesoamérica porque perpetuaba el saber de la cultura en la que estaba rodeado. Dependiendo de su especialidad se le podía asignar los centros religiosos, económicos o civiles que necesitaran sus servicios (templos, tribunales, casas de tributo, mercados y palacios etc.).

El códice como forma de escritura fueron apropiados por diferentes grupos culturales de Mesoamérica esta forma de escritura era propiamente una combinación de distintos procedimientos de notación, los cuales se complementaban recíprocamente.

Esta forma de escritura era funcional, aunque con algunas limitaciones como en cualquier otra escritura. Los códices estaban constituidos por códigos ambiguos, esta ambigüedad reduce la precisión de un código pero por otro lado le da la posibilidad de una “codificación por vía indirecta”.[3]

Para Hanns J. Prem la inexactitud ocasionada por la escritura de significados sólo se puede superar mediante una notación fonémica que registre los sonidos de la palabra correspondiente.[4] Tal caso provocaría que hasta los mismos indígenas pidieran confundirse con las interpretaciones de los códices, las imágenes y los símbolos que se utilizaban.

Figura 1. La presencia del ideograma de la escritura dentro de la voluta florida (a) indica que los textos pictóricos se cantaban. Códice borbónico, lám. 4

Fuente: http://lunamusical.blogspot.mx/2011_06_01_archive.html

Es decir, “el verbo (palabra) y la imagen (pintura) se vinculaban estrechamente en la producción del sentido, sin que el discurso pictográfico se sometiera de todo, sin embargo, a la lengua.”[5]

Conclusión: es importante seguir haciendo análisis de los códices porque nos permite entender y comprender la estructura de las diferentes sociedades y el comportamiento de cada una de ellas. De ahí podemos entender el origen de las tradiciones y costumbres que siguen muy presentes en nuestra vida cotidiana.

Figura 1. La presencia del ideograma de la escritura dentro de la voluta florida (a) indica que los textos pictóricos se cantaban. Códice borbónico, lám. 4

Fuente: http://lunamusical.blogspot.mx/2011_06_01_archive.html

ANEXOS

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Figura 3. Códice Mendocino, manuscrito mexicano del siglo XVI.

Fuente: http://pueblosoriginarios.com/meso/valle/azteca/codices/mendoza/mendoza.html

Figura 4. Códice Tedela, 1530-554 en papel verjurado, pigmentos naturales.

Fuente: http://www.mecd.gob.es/museodeamerica/coleccion/seleccion-de-piezas2/Arqueolog-a/C-dice-Tudela.html

 
   

*Bibliografía

               
     
   
 
 
     
     
 

Hernández de León Portilla, Ascensión. “Lenguas y Escrituras Mesoamericanas”. En: Arqueología Mexicana. vol. XII. no. 70, noviembre-diciembre 2004. México. Pp. 20-25.

Prem, Hanns J, “La escritura de los mexicas”. En: Arqueología Mexicana. vol. XII. no. 70, noviembre-diciembre 2004. México. Pp. 40-43.

Johansson, Patrick, “La relación palabra/imagen en los códices nahuas”. En: Arqueología Mexicana. vol. XII. no. 70. Noviembre-diciembre 2004. México. Pp.44-49.

Armendáriz Sánchez, Saúl, Los códices y la biblioteca prehispánica y su influencia en las bibliotecas conventuales en México, Biblioteca Universitaria, vol.12, núm. 2, Julio-Diciembre, 2009, pp. 83-103, Biblioteca universitaria autónoma de México, D.F, México, [en línea], <http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=28512661002>, [Fecha de consulta: 7 de julio de 2017].

Galindo Ortega, José Luis, “Los códices de México”, [en línea], <http://iconio.com/ABCD/F/INDEX.PDF>, [Fecha de consulta: 7 de julio de 2017].

Mohar Betancourt, Luz María, “El códice Mendoza o Mendocino”, [en línea] <http://www.tetlacuilolli.org.mx/elementos/codice/pdf/1198292015.pdf >, [Fecha de consulta: 7 de julio de 2017].

Códice Mendoza, [en línea] <http://codicemendoza.inah.gob.mx/inicio.php>, [Fecha de consulta: 7 de julio de 2017].

Batalla Rosado, Juan José., (1999), El códice Tuleda o Códice del Museo de América y el Grupo Magliabechiano. Tesis de Doctorado. UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID. Madrid, 418p, [en línea] <http://biblioteca.ucm.es/tesis/19972000/H/0/H0038201.pdf>, [Fecha de consulta: 7 de julio de 2017].

Misterio de Educación, Cultura y Deporte-Gobierno de España, Códice Tudela, en línea: <http://www.mecd.gob.es/museodeamerica/coleccion/seleccion-de-piezas2/Arqueolog-a/C-dice-Tudela.html> [Fecha de consulta: 7 de julio de 2017].


[1] Hernández de León Portilla, Ascensión. “Lenguas y Escrituras Mesoamericanas”. En: Arqueología Mexicana. vol. XII. no. 70, noviembre-diciembre 2004. México. Pág.25.

[2] Galindo Ortega, José Luis, “Los códices de México”, [en línea], <http://iconio.com/ABCD/F/INDEX.PDF>, [Fecha de consulta: 7 de julio de 2017].

[3] Prem, Hanns J, “La escritura de los mexicas”. En: Arqueología Mexicana. vol. XII. no. 70, noviembre-diciembre 2004. México. Pp. 40-43.

[4] Ídem. pág. 43.

[5] Johansson, Patrick, “La relación palabra/imagen en los códices nahuas”. En: Arqueología Mexicana. vol. XII. no. 70. Noviembre-diciembre 2004. México. Pp.44-49.

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