Disculpen, poblanos, tenían razón

  • Teresa Abirrached
Ciclovía de la autopista. Sin planeación. Finalmente la suprimieron. ¿Quién pagará el error?

Hace unos dos meses escribí un artículo sobre la campaña de marketing de ciudades desarrollada por el gobierno pasado, como una estrategia para promover una ciudad y mejorar la opinión de los visitantes y así poder “venderse” como destino turístico.

 

La aplicación de este tipo de marketing requiere, entre otras acciones, que la ciudad mejore y aumente su atractivo y sus valores estéticos, además de implementar y mantener una infraestructura básica que mejore la movilidad de las personas y facilite el comercio.

 

Para ello, se construyó el segundo piso de la autopista, la última parte del Periférico y muchos kilómetros de ciclovías, tanto elevadas como a nivel de calle como la de Cholula, Hermanos Serdán y la parte baja del segundo piso de la autopista México Puebla.

 

Los poblanos no necesitábamos otra ciclovía y menos ahí. Sin embargo, el día 26 de agosto de 2016 se publicó en varios medios la decisión del gobierno del estado de ampliar la red de ciclovías en la zona metropolitana de Puebla, con la construcción de la segunda ciclopista más extensa que se haya diseñado, con una longitud de 15 kilómetros en un recorrido por debajo del segundo piso de la autopista México-Puebla.

 

La construcción fue justificada por los deseos de activar a la gente, reducir la contaminación mediante el uso de la bicicleta y proveer espacios para correr y ejercitarse.

 

El  exgobernador Rafael Moreno Valle en entrevista expresó: “En la parte de abajo (del segundo piso) vamos a tener ciclopista como lo hemos estado impulsando en otros proyectos… Al día siguiente de inaugurar el segundo piso comenzarán los trabajos en la parte de abajo. Quizá se termine hasta enero, pero la termino”.

 

El argumento de la despresurización de dicha vialidad no fue válido, ya que lo que se logró fue constreñir aún más el tránsito en esa zona y para febrero de 2017, la situación era realmente incómoda para quienes transitamos diariamente por el boulevard urbano, como le llamaron, ya que el tráfico se intensificó, así como los accidentes en ese tramo, provocando retrasos y baja de la productividad en muchas empresas, además de contaminación y mucho enojo por tener que realizar un recorrido de 15 kilómetros en una hora.

 

Y entonces, mágicamente, nadie sabía quién había solicitado la construcción de la ciclovía. Ni la Secretaría de Infraestructura ni Carreteras de Cuota se hicieron responsables de esta obra porque en sus archivos no tenían información del proyecto.

 

En respuesta a la solicitud de Lado B, ninguna de las dependencias pudo responder en qué documentos se soporta la decisión de reducir el número de carriles y construir una ciclovía; así como tampoco existe el estudio ambiental o la planeación de los puntos de acceso y salida de la mencionada ciclovía.

 

Que siempre no.

 

Finalmente, se toman las decisiones y se asume una postura de responsabilidad sobre el tema. El gobernador Tony Gali anunció la demolición de la ciclovía para ampliar de dos a tres carriles la parte baja del segundo piso.

 

“No se valoraron bien los factores de tránsito”, dijo la Secretaria de Infraestructura, Movilidad y Transportes, Martha Vélez Xaxalpa, pero todos los proyectos son perfectibles.

 

Lamentablemente, ésta es una constante, falta de planeación para determinar la viabilidad, factibilidad y rentabilidad de una obra. Se realizan sin atender a los criterios de la ONU para ser participativa, transparente, eficaz y eficiente, consensuada por las voces de los usuarios y que realmente tenga un beneficio para la sociedad y no sólo para unos cuantos.

 

Los errores se pagan, y se pagan caros. En esta obra todos salimos perdiendo, ya sea dinero, tiempo o incluso vidas, pero no importa, ya que todos los proyectos son perfectibles y no importa si alguien tomó una mala decisión; creemos que lo hizo por el bienestar de Puebla y de los poblanos.

 

Ahora veremos quién paga por estos errores… seguramente seremos nosotros.

 

[La autora es profesora de la Universidad Iberoamericana Puebla.

Este texto se encuentra en: http://circulodeescritores.blogspot.com

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