La cuchara chupada

  • Teresa Abirrached
La importancia de la sexualidad. Una relación no determina el valor de una persona.

Tengo una hija de 17 años que con frecuencia inspira mis artículos por su personalidad y pensamiento crítico, por los temas que aborda en nuestras conversaciones y porque veo en ella un reflejo de mí, de mis ilusiones, miedos y errores de cuando tenía esa maravillosa edad.

 

La semana pasada acudió a una plática de sexualidad que organizaron los directivos de su bachillerato, con el objetivo de crear conciencia de la importancia de ser responsables en sus relaciones interpersonales, ya sea amistosas, sentimentales y sexuales.  Al salir del colegio me platicó que durante su charla, el ponente compartió que él era casado y que nunca había tenido una relación con otra mujer que no fuera su esposa porque “así debía ser”.

 

En el sentido de la fidelidad y de la honestidad que una persona debe tener hacia su pareja, y de la lealtad a sus principios, estuve de acuerdo con esa afirmación. Creo en el amor en el respeto, algo que parece fuera de lugar en la actualidad, muchas parejas están juntas por motivos muy diferentes al amor y parece que la fidelidad ya no es importante para su relación.

 

Lo que llamó mi atención al grado de asombro fue la siguiente afirmación: “una mujer no puede tener más de una pareja  en su vida porque pierde su valor; una vez que ha tenido una relación, ya nadie la va a querer. Es como una cucharada, ¿quién querría comer en una cuchara que ya está chupada? Nadie, por supuesto”.

 

Del asombro pasé a la indignación. ¿Qué autoridad moral tiene esa persona para aprovechar un foro y decirles a las adolescentes presentes que su valor como personas está en el hecho de tener una sola relación en su vida? ¿Cómo le permiten atacar la autoestima de las estudiantes que lo escucharon más por respeto que por interés?

 

Lo que respondí en ese momento me llevó a reflexionar sobre lo que quiero que mi hija aprenda. “Las cucharas se lavan, punto”.

 

A los quince, dieciséis o diecisiete años nuestras emociones y deseo de encajar y de agradar a los demás dominan nuestras relaciones y nuestras acciones. Nos vemos influidos por los amigos, el entorno, las redes sociales y hasta los influencers. Lo que los demás nos dicen o ven en nosotros determina cómo nos sentimos y lo que hacemos, así que si llega una persona que en tu colegio avalan como experto y te dice que puedes ser una cuchara chupada, te sentirás así el resto de tu vida.

 

Por eso, hoy quiero decirle a mi hija que todos tenemos derecho a tomar nuestras propias decisiones y aprender de ellas, que no es mejor el que no se equivoca, sino el que emprende el vuelo rectificando sus errores y que hay que olvidar los malos momentos, pero nunca la lección.

 

He aquí los consejos que le quiero dar a mi hija:

--- No permitas que te den menos de lo que te mereces, ni des demasiado. Respeta a los demás y  no juegues con los sentimientos de nadie, pero principalmente respétate a ti misma y exige el mismo respeto de los demás.

--- Una relación –buena o mala- no determina lo que eres. Tú vales por ti misma,  con o sin novio, ya que más vale disfrutar de la vida sola, que sufrir con la compañía inadecuada.

--- El sexo es maravilloso cuando es la persona, el momento y el lugar correcto. No lo tomes a la ligera ni como arma para atar a alguien, ni para sentirte amada.

--- Sé tú misma siempre. El brillo de tu ser es suficiente para atraer cosas buenas a tu vida.

--- No todos vivimos las mismas experiencias al mismo tiempo, por lo que si tus amigas tienen una relación y tú no, no es que seas menos atractiva o menos interesante, es sólo que no es tu momento.

--- Cuida tu integridad como mujer. Come saludable, haz ejercicio, no te expongas a situaciones que pongan en peligro tu bienestar o tu vida. 

--- Hay personas que debes evitar siempre, ¿cuáles? Tú sabrás reconocerlas cuando te encuentres con ellas.

--- No todo lo que nos hace bien nos gusta y no todo lo que nos gusta nos hace bien.  Tu felicidad es tu responsabilidad.

--- Mucha gente te va a defraudar durante toda tu vida. Que eso no sea un impedimento para volver a confiar.

--- Condúcete siempre con la verdad. Decía la madre Teresa de Calcuta: “Si eres honesto y franco, las personas pueden engañarte… aun así, sé honesto y franco”.

 

Por último, lucha por lo que quieres. Este  poema hindú me ha permitido ser lo que soy y ahora quiero compartirlo contigo. “Los ideales son como las estrellas: están muy lejos, pero tienen luz propia. Es difícil alcanzarlos, pero es su luz la que ilumina nuestra senda”.

 

[La autora es profesora de la Universidad Iberoamericana Puebla.

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