“¡Así lo hemos hecho siempre!”

  • Héctor Montiel Campos
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¿Qué organización no querría reducir sus costos, ahorrar tiempo a sus clientes o usuarios y aumentar la satisfacción de éstos al mismo tiempo que incrementa sus ingresos? Bueno, ¡resulta que muchas organizaciones actúan como si no lo quisieran! En cambio, siguen haciendo las cosas como las han hecho siempre, aunque eso quizá ya no funcione, a ellas o a sus clientes o usuarios. Lo hacen así porque así lo han hecho siempre. Quizá, porque así es como otras organizaciones en su sector lo han hecho toda la vida. Somos animales de costumbres; cuando un empleado pregunta por qué algo no puede hacerse, la respuesta patentada suele ser: “¡Porque así es como hemos hecho las cosas siempre!”.

¡Es difícil discutir con una lógica de ese tipo!

¿Dónde quedó la innovación? Ha desaparecido en los agujeros negros del temor y la incertidumbre, remolineando y vagando sin rumbo, en lo que parece un abismo sin límite. Ha sido dominada, derribada, inmovilizada y envuelta en impecables y pequeños paquetes de significados que presentan caras corporativas alegres al mundo exterior, mientras batalla y sufre en el ámbito interno y para los accionistas. Ha desaparecido en algunas organizaciones que se aferran a estilos convencionales de hacer negocios pese a obtener resultados indeseables. Lo mismo que algunas personas, hay organizaciones que parecen persistir en conductas que resultan contraproducentes. Es como si no pudieran evitarlo.

Tales organizaciones se empeñan en conservar “encuadres” o “estructuras” de percepción  creados por ellas mismas, que les impiden innovar. Hay un cierto grado de comodidad al operar dentro de encuadres agradables y familiares, pues reducen la incertidumbre con el establecimiento de límites conocidos que también ayudan a crear significados para nosotros y qué, por tanto, se convierten en nuestras realidades. Sin embargo, es justo esa sensación de conocimiento y significado la que levanta los mayores obstáculos contra el cambio y la innovación.