Durante la segunda semana de enero del 2024, el Foro Económico Mundial presentó su Informe de Riesgos Globales. En este índice se identificó a la divulgación de información falsa y a la desinformación como las problemáticas principales que ponen en riesgo el desarrollo de los procesos democráticos, pues de acuerdo con los resultados obtenidos por el Foro Económico Mundial, la desinformación tendrá ramificaciones que persistirán más allá del corto plazo, y, particularmente, en el contexto de los procesos electorales en India, Indonesia, Pakistán, Reino Unido, Estados Unidos y México. Además, entre los riesgos advertidos en este análisis, se incluyen los fenómenos climáticos extremos, la polarización de la sociedad, la inseguridad cibernética y el conflicto armado interestatal.

Otro de los hallazgos más relevantes del Informe de Riesgos Globales 2024 relacionados con la desinformación y las coyunturas electorales, reside en el riesgo de represión y erosión de los derechos, así como en los peligros derivados de la inacción, es decir, las consecuencias negativas que representaría no combatir el fenómeno en el ecosistema informativo. En ese sentido, es importante considerar que dentro del análisis de este elemento de riesgo se advirtió que la capacidad disruptiva de la información falsa y manipulada se ha acelerado a medida que crece el acceso a la tecnología, lo que, a su vez, ha tenido un impacto negativo en la confianza de las personas en la información y las instituciones.

Indudablemente, ello resulta paradójico, pues, si bien, por un lado, el acceso abierto e inclusivo que brindan las tecnologías de la información a los foros digitales ha permitido potenciar el conocimiento público, la inmediatez y la disponibilidad de la información, a la par de su pluralidad y posibilidad de contraste. También ha derivado en fenómenos que han minado la confianza de la sociedad en la misma información que consumen, la polarización de las opiniones y la viralización de discursos de odio.

Lo anterior se acrecienta cuando integramos otro elemento a la reflexión: el uso de la Inteligencia Artificial (IA), que se posiciona como una herramienta que deberá observarse por su capacidad para generar nuevos contenidos informativos que parecen reales y se diseminan a gran velocidad, lo cual puede ser capitalizado por diversos actores para fortalecer sus intereses.

Para la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Cultura y la Ciencia (UNESCO), la desinformación es un elemento clave en las elecciones, pues se vincula con el cuestionamiento a su transparencia y funcionamiento, vulnerando con ello el derecho al voto libre e informado. Por ello, a través de su “Guía Práctica para Organizaciones y Cuerpos Electorales. Cómo contrarrestar la desinformación electoral”, publicada en el año 2022, se proponen recomendaciones para que la información veraz pueda contrarrestar este fenómeno. Destaca la generación de contenidos informativos focalizados a la ciudadanía, así como la adopción de un sistema de monitoreo y la implementación de un canal de comunicación directa con el periodismo y los medios para resolver cualquier duda durante todo el proceso electoral.

En el contexto de las elecciones, construir un ecosistema informativo más sostenible requiere de la acción de todas y todos: la población, las organizaciones de la sociedad civil, los medios, las plataformas digitales, los desarrolladores de tecnologías y las instituciones, pues no sólo es tarea de las organizaciones y los cuerpos electorales. Por lo que resulta prioritario implementar medidas para contrarrestar la desinformación y la información digital manipulada, a fin de consolidar un espacio digital en donde se garanticen los derechos y las libertades fundamentales, entre ellos, el derecho a saber, la libertad de expresión y la participación en la vida pública; mucho más de cara a los próximos comicios. De ahí la importancia de sumarnos y crear mayor conciencia sobre los desafíos que enfrentamos para su desarrollo.

@bl_ibarra