Las mentes enanas, el mal necesario

  • José Tomé
La conspiración enana contra Lalo Rivera Pérez tiene nombre y apellido

 

  • En Movimiento Ciudadano, las cosas no están mejor con la “pareja sensación”.

En las mesas de negociación de la edición poblana de la alianza Va por México, quien más piedras en el camino ha puesto a la posibilidad de que Eduardo Rivera Pérez sea el candidato a la alcaldía de Puebla capital es la dirigencia del PAN, que encabeza Genoveva García Huerta.

Mientras los negociadores priístas ven esa candidatura con mucho interés y hasta cuidan su relación con Lalo, es en el PAN en donde de plano quieren tirarla, valiéndose de mentes enanas –literal en todos los sentidos-.

Paradójicamente, quienes más impulsan la posibilidad de que sea Pepe Chedraui el candidato son los panistas, a pesar de que el empresario -en el papel- es militante del tricolor.

Precisamente, en las filas del PAN, como principal sembrador de odio y discordia –no podía ser de otra manera- se detectó al “vendepatrias” Marcelo Eugenio García Almaguer, un huérfano del morenovallismo a quien, por su tono de conspirador enano, ya lo apodan como “Lord Farquaad”, el personaje de la película “Shrek”.

Tal y como el personaje mencionado, vive en su pequeño mundo de intrigas y amarguras; en su papel de meretriz desesperada ya no le importa lo que le den, sino como se lo den, basta recordar que como perro arrepentido regresó al blanquizul con la cola entre las patas.

Chelo, como le gusta hacerse llamar, anda pregonando que sí “chepudo” ponerle piedras en el camino a Lalo “El bueno”; como si estuviera en lavadero de vecindad se dedica a llevar y traer chismes y mentiras a las oficinas del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) e intenta, sin mucho éxito, por cierto, sembrar la versión de que ya se ha anulado la posibilidad de que Lalo Rivera sea el candidato de la alianza PRI-PAN-PRD.

El “chepuede” insiste en ser algo que nunca será: un operador y estratega político. De hecho, nunca entenderé lo burdo de su campaña en plena pandemia que -más allá del slogan estúpido- carga en su conciencia (si le queda algo) el haber arriesgado a su equipo de trabajo se contagiara del terrible virus, pues ponderó lo innecesario de su proselitismo antes que la salud de sus colaboradores.

Incluso, ha comenzado a grillar a personajes clave del equipo de Rivera Pérez y les inventa campañas de desprestigio, que por supuesto, no han tenido el efecto que “Lord Farquaad” pretende.

Si bien, la semana pasada no se determinó ya que Lalo será el candidato, la verdad es que se sigue construyendo esa candidatura, con mucho entusiasmo.

Cuando la mente, el ánimo y los valores son tan chiquitos, es natural este tipo de conspiraciones de caricatura, en esa locura y ataques de ansiedad que le dejó la orfandad política de su creador; en ese sueño de buscar un mentor que supliera la figura paterna que nunca tuvo, construyó su personalidad, vaya que “chepuede” ser un resentido y querer arruinarle la vida a los demás. Qué patético.

POSTDATA. Y hablando de las buenas voluntades que se anidan en la poca operación, en Movimiento Ciudadano no hay más ciego que el que no quiera ver.

Es un partido que se está derrumbando, una realidad que hasta los propios militantes reconocen; me informaron que el destape de Manlio Contreras fue la gota que derramó el vaso pues “los naranjas” de antaño se inconformaron y ya no quieren participar ni siquiera en las candidaturas a diputados locales.

Pues dicen que al partido ya lo besó el diablo. De hecho, todos se preguntan dónde andará Luis Tifaine y Graciela Palomares, quienes de ser la “pareja sensación” que llegaría a sumar a miles de jóvenes, se transformó en la “pareja fantasma” pues ahora aplica el “Home Office” para evitar el contagio –no del COVID- de la ira que produce el vacío que hay en el partido.

 

 

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